miércoles, 31 de diciembre de 2008

Secrets

'Secrets, Charlie. They'll tear you apart'.

Pauline Benetto, For one more day

Balance

Balance... Puede que una de las palabras más repetidas durante estos días. El mío me temo que no sería fantástico, pero tampoco me quiero quejar. Y no es por una falsa educación o por que eso sea lo que queda bien decir. Es porque los años malos también me gustan. Vivirlos no tanto algunas veces, pero todo lo que aprendo de ellos se quedará para mí para siempre, así que en realidad ninguno es malo del todo.

Otra ventaja, aunque se torne triste en ciertas ocasiones, es que te permiten ver quién está contigo y quién no. Es triste ver algunas espaldas que una nunca había contemplado... pero antes o después, de gente como ésa, era lo único que iba a quedarnos.

El próximo año será mejor. No sé qué tendrá ni qué me va a pasar, pero he decidido ser más optimista que éste, y sólo con eso tengo mucho ganado. Sola o acompañada... pero no pienso dejar de caminar.

Inmortalidad

Who wants to live forever? Supongo que hay quien quiere... yo, si no es posible también para el resto, paso. De todos modos hay formas de desafiar al tiempo. Los recuerdos son para ello un buen arma... pero gracias a algunas personas, ésas a las que debemos las fotografías y los vídeos, no son el mejor. Son ellos. La única pena es no poder grabar con una cámara todos los momentos importantes, pero cuando veo vídeos o películas de hace algunos años es como si pudiese sentir que es ese entonces de nuevo.

Lamentablemente la magia tiene sus limitaciones y no graba todavía olores. Si hay algo que me transporta a otros momentos o a otros lugares son ellos, y la mayoría es prácticamente imposible de guardar.

No me queda otra que tirar de memoria y aliarme con la suerte: la de encontrármelos por ahí de nuevo y poder volver a revivir lo que quiera una y otra vez.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Inocente...

No. No quiero hablar de bromas. De hecho a mí el tema me hace bastante poca gracia.

Pocas veces me he encontrado con gente realmente inocente, y cuando lo he hecho he tenido la -para mí mala- suerte de verla corromperse con el paso de los años. Supongo que por eso se suele atribuir a los niños, porque el tiempo la acaba destruyendo. Y lo peor es que creo que lo más adaptativo es perder parte de esa inocencia, pero me parece tan triste verla irse de alguien que esa partida me produce cierta ambivalencia.

Encima cada vez quedan menos inocentes... En los tiempos que corren la inocencia se pierde cada vez más temprano, y cuando los jóvenes sienten que la tienen no hacen otra cosa sino tratar de deshacerse de ella. Creen que es lo malo, lo que los hace débiles y vulnerables... cuando en realidad es lo que los hace más fuertes. Es lo que tienen ellos y que a los demás les falta. Y, aún más, una vez la han perdido nunca más la podrán recuperar.

Pena

A nadie le gusta dar pena. A menos, claro está, que se quiera hacer adrede para conseguir algo... pero no es a eso a lo que me refiero. Tampoco a mí me gusta dar pena. Ni sabría decir ahora mismo por qué.

Sin embargo, y aunque hay pocas cosas, personas o situaciones que me den pena, cuando me pasa es cuando me siento más humana. Y cuando digo pena quiero decir ese profundo pesar que uno nota desde dentro, no al mero "pobrecillo" que soltamos muchas veces. Ésa es sólo una verbalización casi automática, y lo que yo digo es interior. Tal vez la empatía llevada a su máximo exponente.

Al final, sabiendo la calidez que a mí me transmite una persona cuando me da pena, creo que tampoco debe ser tan malo dársela a otro. Hacer a otro sentir que es una persona no debería avergonzar a nadie.

sábado, 27 de diciembre de 2008

6:15

Hoy no me voy a levantar en mitad de la noche.

viernes, 26 de diciembre de 2008

For one more day

'Let me guess. You want to know why I tried to kill myself'.

Charles Alexander Benetto, For one more day

Llamar la atención

Me encanta. Pero se puede hacer de muchas formas, y yo suelo distinguir entre dos: hay personas que hacen cualquier cosa con tal de llamar la atención, porque gozan destacando sea por lo que sea y como sea, y también están las que disfrutan cuando algo que hacen de forma natural cautiva a otros. Soy de las segundas y detesto a las primeras.

Odio el histrionismo, no puedo con él, y las personas histriónicas suelen sacarme de quicio. Para ellas todo vale cuando se trata de ser el centro de atención. Da igual si tienen que pisar a otros, arrastrarse ellas o prostituir sus ideales por sentirse unos minutos observadas. Eso cuando los tienen, claro. Me parece tan mezquino, lamentable y patético que casi me provoca náuseas...

A mí lo que me gusta y me enorgullece es levantar la vista de lo que hago porque simplemente quiero y ver que a alguien le gusta. No me esfuerzo ni pienso hacerlo por destacar... pero cuando ocurre que algo que yo hice lo hace sí me siento satisfecha.

Parece a simple vista que se trata de lo mismo pero hay un abismo entre las dos formas de llamar la atención. En una haces para que te vean... en la otra te ven porque haces.

Lectura

Tantos años odiándola y al final no va a ser tan mala. Me sigue incomodando, pero poco a poco me he hecho a ella, casi sin querer. Al final se ha hecho un hueco entre la obligación y los intentos por combatir el insomnio y se ha puesto encima del placer. Pero para disfrutar de un libro importa mucho quien lo escribe.

Si no fuese por cómo lo hizo ella y por lo que dijo y creó no me habría pasado. No todo el mundo tiene esa habilidad, y yo quiero hacerla mía.

Quiero robar sueños, quitar tiempo, sacar lágrimas, invadir pensamientos, infundir sentimientos, regalar ilusión... Quiero escribir y que alguien, aunque sólo sea una persona, disfrute leyendo. Y es que siempre me ha gustado la magia...

Túneles

Quién no habrá estado en uno más de una vez... Nos pasamos la vida atravesando carreteras y es inevitable encontrárselos por el camino, aunque sea de cuando en cuando.

De pequeños pueden asustarnos, porque dentro todo está muy oscuro, pero después de pasar por unos cuantos aprendemos que tienen salida. Por eso, con un poco de tiempo, casi nos pasan desapercibidos... Hasta que llega el día en que detrás de la que pensamos que era la última curva no hay claridad, sino que sigue el túnel y no vemos el final. Nos ponemos nerviosos, porque llegamos hasta a preguntarnos si no será que ese túnel no va a terminar nunca. O si no moriremos antes de acabarlo. Pero finalmente vuelve a aparecer el sol detrás del último metro de muro, atraviesa el cristal y nos da de pleno en la cara. En ese momento reímos y pensamos lo idiotas que fuimos al pensar que no saldríamos de ahí.

Aunque no siempre es tan sencillo. Hay quien, preso de los nervios, en vez de continuar con su camino hasta encontrar una salida, se estrella en medio del túnel. O vive o muere, y si es lo primero puede ser que le cueste más de lo normal volver a ver la luz... a menos que lleguen los servicios de emergencias. A ellos les da igual si tienen que meterse ahí dentro sin necesidad, si habrá oxígeno o si no... Sólo se preocupan de buscarte, encontrarte, y sacarte cuanto antes de ahí.

En la otra mano tenemos a los que, en lugar de disfrutar del sol calentándoles la cara, se dejan deslumbrar por él al dejar el túnel. Hacen que lo que podría haber sido un final feliz se estropee, y echan a perder también todo el esfuerzo que dejaron atrás, dentro del túnel, cuando luchaban por abandonarlo. Aquí, de nuevo, los de las emergencias aún pueden llegar y hacer algo por ellos.

Vamos a seguir conduciendo mucho tiempo más. Vamos a ver más túneles. Vamos a continuar pensando cada vez que ése es el último o que no tendrá final... Pero intentemos ir con cuidado. No estrellarnos ni cegarnos luego... porque todos, absolutamente todos los túneles por los que pasamos, van a tener final. Y, si acaso nos sucede algo, no nos olvidemos de agradecer a los servicios de emergencias el habernos prestado su ayuda.

martes, 23 de diciembre de 2008

El protagonista...

"No se preocupe, princesa. Ya sabe mi papel en esta pequeña historia. Soy el protagonista. Y ya sabe lo que dicen de los protagonistas: que nunca mueren".

Balthier, FFXII

Nescencia necat

Gran frase que repite mucho un amigo mío. La ignorancia mata. Pero el problema no es ser ignorante, porque dadas las características de este mundo en el que vivimos, todos nacemos siendo unos completos ignorantes y, en general, morimos siéndolo sólo un poco menos. Hay demasiados conocimientos como para quedarnos con todos... pero qué menos que no pretender tenerlos cuando cualquiera con dos dedos de frente sabe que eso es imposible.

Lo que mata de verdad es pensar que uno lo sabe todo, o mucho más de lo que sabe en realidad. Con el paso de los años, uno se va dando cada vez más cuenta de que hay bastante más de lo que se pensaba y que, por ende, sabemos mucho menos de lo que imaginamos. Pero parece que no a todo el mundo le pasa, y por eso hay personas que dan en opinar sobre cosas de las que no tienen ni idea. Hablan sin saber y pierden más de esa forma de lo que podrían ganar hablando con razón.

El último escalón de esa prepotencia de muchos de los que ignoran su propia ignorancia da a hablar sobre lo que sienten los demás. Eso no es sólo algo de lo que ellos no tienen ni idea, sino que es también algo que nunca, por libros que lean o mundo que recorran, van a saber.

Porque lo que se ve no siempre coincide con lo que se oculta... aunque esa suerte de ignorantes, por mucho que lo intenten, no se pueden esconder.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Resurreciones

Hay cosas que, aunque no se mueran literalmente, nosotros las damos por muertas. Relaciones, sensaciones, recuerdos... e incluso personas. Siguen existiendo en alguna parte, pero hemos asumido que nunca más vamos a encontrarnos con ellas... pero de repente llega un día en el que lo hacemos. Nos topamos con algo que creíamos bajo tierra... a veces con gusanos por encima, prueba de que alguna vez murieron para nosotros, y otras, las más sorprendentes de todas, intactas, tal y como estaban antes de haberlas sepultado.

Desde luego que nunca vi a nadie salir de un ataúd de los de verdad... pero sí de los metafóricos, y es una mezcla entre agradable y sorprendente. Agradable si no hay bichitos, y sorprendente el hecho en sí. Es como tener una segunda oportunidad que otra persona o nosotros mismos nos habíamos negado de forma estúpida... porque, como suele decirse, todo tiene solución, excepto la muerte. No la hagamos llegar antes de tiempo...

sábado, 20 de diciembre de 2008

Lo que nos falta

A veces nos preocupamos tanto por lo que nos falta que no nos damos cuenta de todo lo que tenemos...

viernes, 19 de diciembre de 2008

Observada

No sé si lo estoy siendo, pero a veces me lo siento. Hay indicios, pero no dispongo de las herramientas necesarias para interpretarlos sin que ningún error tenga cabida...

De todos modos no es desagradable. Me podría agobiar o sentir molesta, pero no es el caso, quizás porque quiero que me miren. No, no se trata de un ataque de histrionismo ni tampoco de la búsqueda de un impulso que lance mi ego hasta el infinito. Es la sensación de importarle a alguien la que me atrae.

Hay tantas cosas que creo que pasan por mi cabeza con respecto a ciertas personas y que creo que nunca pasarían por las suyas... Evidentemente nunca sé si me equivoco, pero puedo suponerlo, ya que raro sería que me creyese algunas respuestas si me atreviese a preguntar. El caso es que hay un puñado de personas que me importan. Me gusta saber si entran, si salen, cómo les va, qué hacen o por qué... pero no siempre lo sé, así que, si y cuando puedo intento investigar por mi cuenta sin que ellos lo sepan.

Por eso me sorprende tanto pensar en la posibilidad de haber cazado a alguien en esa situación que yo haría -y, de hecho hago- pero que me temo que no veré de otros y, a la vez, pienso que lo más probable es que esté equivocada.

Sea como sea, los pequeños instantes en que me convenzo a mí misma de que hay alguien que se preocupa por mí lo suficiente como para intentar seguir mis pasos, soy un poco más feliz. Por eso me gusta, al menos esta vez, sentirme observada.

Preocupaciones

Qué feliz se siente uno cuando sabe que lo que le preocupa es, en realidad, algo absurdo. Bien porque no tenga muchas probabilidades de suceder o bien porque, de ocurrir, no sería nada grave. Pero cómo cambia la cosa cuando sabes que tus preocupaciones se asientan sobre una base real y plausible...

De forma casi automática buscas, en el mejor de los casos, mil alternativas posibles para descartar o alejar un poco la que temes. En el peor es como una pesadilla. Sigues respirando, pero sientes que te falta el aire. Tu corazón aún late, pero te sientes como si palpitase cada vez con menos fuerza. Y, si consigues conciliar el sueño y escapar por un momento de lo que se te avecina, sientes un gran pesar cuando te despiertas. Es como si te hubiesen golpeado fuertemente en la cabeza y estuvieras a punto de perder el sentido, pero en lugar de un arma contundente, lo que te golpeó fue la cruda realidad.

Por suerte, la mayor parte del tiempo tenemos sólo preocupaciones de esas banales a las que dedicamos varios minutos cada día -o incluso horas- hasta con gusto. Ésa es la razón de que deteste que alguna gente trate de hacer pasar trivialidades por preocupaciones de las de verdad. Porque, como muchos, he tenido unas cuantas, y es en parte gracias a ellas que sé disfrutar de las demás.

Si hay un mañana y es juntos, no te preocupes. Si temes que no lo haya o que puedas perder a alguien por el camino... entonces puedes empezar a hacerlo.

jueves, 18 de diciembre de 2008

En cambio no

"Porque se rompen en mis dientes las cosas importantes, esas palabras que nunca escucharás...".

Laura Pausini, En cambio no

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Flujo

Aparta eso de tu cabeza, por favor. Un autor de cuyo nombre no quiero... vale, no puedo acordarme, describió como flujo a la sensación de bienestar y concentración que una persona manifiesta al realizar una tarea que le resulta agradable y que le exige los recursos justos y necesarios: no más de los que dispone, lo que haría a la tarea frustrante, ni muchos menos de los que tiene, que la haría aburrida.

Ajedrecistas, alpinistas, artistas... Muchos de ellos dicen haberlo sentido desarrollando sus respectivas actividades. Yo también lo he sentido, pero con más de una cosa.

Dibujando, cantando, bailando, escribiendo... Creo que todo lo que implica crear me lo ha producido alguna vez. También resolver algunos problemas o ecuaciones en matemáticas... y deducir. A veces me enfrento a alguna pregunta cuya respuesta no conozco y, tejiendo una especie de tela de araña con otros conocimientos que sí que tengo, doy con la solución. Durante esos instantes es como si el mundo a mi alrededor no existiera. Como si nos quedásemos a solas mi cabeza y yo, aun teniendo los ojos abiertos y habiendo gente o bullicio en la misma habitación.

Supongo que todo el mundo lo ha sentido alguna vez haciendo algo. Desde luego es ocasional: desgraciadamente -o al menos a mí me pasa- no es algo que se sienta siempre que se llevan a cabo todas esas cosas que mencioné. Pero, cuando da en aparecer, me encanta que me inunde durante el tiempo que considere oportuno.

Mihaly Csikszentmihalyi... Ya no se me va a volver a olvidar.

Ochenta

Es la década que me vio nacer. Fue el escenario de parte de mi infancia, de la que no recuerdo nada especialmente negativo ni doloroso... o al menos nada que no pudiera superar cualquiera. Pero, no sé por qué, cada vez que veo películas o escucho canciones ochenteras, me invade una sensación de lo más desagradable... Incluso las que en su momento me gustaban tanto como para verlas u oírlas cada dos por tres.

¿A qué habré asociado todo eso para que me genere malestar? A veces pienso si no habrá algo que yo no recuerde, pero creo que, de existir, no podría ser tan grande como para provocar eso en mí sin hacerse un hueco en mi memoria. ¿O sí? Me temo que nunca lo sabré.

El caso es que es ése el motivo de que no me guste lo viejo. No es un ataque modernista sin sentido, ni que reniegue de todas las cosas antiguas, como la gente tiende a pensar sin hacer ninguna pregunta primero. Es que todo eso me trae algo que no me gusta en absoluto. Decir que es malestar o algo desagradable es lo más que puedo acercarme a describirlo, pero es más que eso... y, como es normal, procuro apartar todo lo que me va a hacer sentir así en la medida de lo posible.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Bonita inteligencia

"Una mujer bonita puede no ser siempre inteligente, pero una mujer inteligente siempre es bonita".

Napoleón Bonaparte, El Ocho

Víctimas

Según Elkind, la fábula personal es una de las características propias del egocentrismo adolescente. Se refiere a la creencia que tienen algunos jóvenes de que todas las cosas que viven son únicas y a nadie más le han ocurrido. Otros autores incluso sitúan antes esa etapa: en la infancia. Yo no estoy segura de que eso sea así.

Estoy cansada de ver víctimas por todas partes. Pero de las de mentira, de las que yo odio. Son esa clase de gente que cree que todo les sucede a ellos. Todo lo malo, claro está. Si acaso otro tuvo la misma enfermedad que ellos ahora padecen, sufrió mucho menos, un pinchazo les hace sangrar más que al resto, que les deje su pareja les duele más que a ningún otro, etcétera. Y además de eso pasan media vida llorando por los rincones y lamentándose de su horrible desdicha, cuando en realidad tienen familia, casa, cama, comida... y, en fin, un abanico enorme de posibilidades con el que en otras partes del mundo ni siquiera son capaces de soñar.

No se enterarán nunca de que todo el mundo sufre de la forma en que lo hacen ellos... De un modo o de otro todos lo hacemos. Y claro que está bien desahogarse, pero no nadar cada puto día que pasa en ese supuesto horror que creen que los demás desconocemos. Por algún motivo que me es ajeno, creen que siempre se tiene que ser feliz, y que el más mínimo obstáculo en tu camino es un buen motivo para quejarse.

Pues no, no y no. El sufrimiento es inherente al ser humano, mal que les pese. No es que los demás no sufran o lo hagan menos. Eso ni se sabe ni se va a saber nunca, porque el sufrimiento además también es subjetivo. Sólo es que hay gente que ha aprendido a aceptar que las cosas no siempre van a salir bien. Y no hablo de conformistas, sino de personas maduras que saben dar lo mejor de sí en cada momento a pesar de las circunstancias que les rodeen. O por lo menos lo intentan, cosa que esas víctimas de mentira nunca hacen escudándose en su supuesta vida horrible llena de comodidades.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Un personaje

La gente se suele quedar con los que ve en series, películas o libros. Creo que no se dan cuenta de que también los hay fuera de ellos, y además son mejores porque son de verdad. Claro está que, por razones que yo ignoro, suelen destacar menos para la mayoría, que pierde mucho el tiempo buscando espejos en los que reflejarse dentro de los demás.

Cuando observo a mi familia veo algunos personajes. Si pienso en mis amigos, creo que todos lo son. Y no, cuando hablo de ellos no me refiero a gente falsa o que interpreta un papel. Hablo de personas peculiares, incluso algunas excéntricas, con cualidades únicas o combinaciones de ellas que no verás jamás en otros.

Creo que mi vida sin personajes estaría hueca. Y yo sin ser uno de ellos también.

jueves, 11 de diciembre de 2008

De película

Qué común es soñar despierto, ¿verdad? Yo suelo hacerlo bastante, desde que era pequeña. Siempre albergaba la esperanza hasta el último momento de que lo que se me había pasado por la cabeza se hiciese realidad. Lamentablemente, eso nunca sucedía, así que acabé aceptando que, a no ser que fueses la protagonista de una película, los sueños no saldrían del lugar donde los engendraste: tu cabeza.

Y fue así hasta que lo conocí... Sí. El sueño mismo de ver uno cumplirse se me hizo realidad. Me lo hizo realidad. Entonces, lo que me habría gustado que sucediese y lo que finalmente acabó pasando fueron lo mismo. Él me hizo sentir como deben hacerlo esos personajes principales cuyas vidas siguen el curso perfecto que siempre habían deseado. Incluso me fue sorprendiendo con escenas increíbles que ni siquiera en mi imaginación habrían tenido nunca lugar. Todo fue mágico.

Lástima que el desenlace también pareciese de película, aunque de una un poco bastante más triste. Ese sufrimiento que también hemos visto en otros y del que creemos que quizás nos libremos nosotros me alcanzó de pleno. Increíble principio e increíble final.

Después de tanto, el tiempo hizo muy bien su trabajo. El olvido también hizo lo propio, y, al menos con respecto a esa historia, mis sueños se acabaron. El dolor fue saliendo poco a poco de escena y todo volvió a ser normal. Hasta ayer.

No lo esperaba. También en la ficción es frecuente escuchar un "lo siento" que luego raras veces oímos en la realidad. Pues volvió a hacerlo. Recuperó parte de la magia que trajo consigo un día y la compartió conmigo. Eso que nunca piensas que vaya a hacer otro por ti, cuando crees que de ti nadie se acordará pasados los meses. Lo hizo. Volvió a parecerse a la escena de una película que te gustaría protagonizar y, de nuevo, superó mis expectativas.

Ahora todo es diferente... Ni siquiera la magia puede borrar ciertas cosas, ni a mí me gustaría que cambiasen ciertas otras. Pero diferente no siempre es peor. Ya una vez pensé que algo era insuperable y más tarde quedó bastante reducido y eclipsado por él. ¿Por qué perder la esperanza cuando, además, están enseñándonos un rayo de luz?

Sólo espero que esta vez no tenga un trágico final. No necesito que esta película sea la más vista. Tampoco necesito a los mejores actores ni quiero un gran guión. Con que nos haga otra vez felices será más que suficiente.

Ya viene...

Ya he empezado a notarlo... El agua se ha retirado hacia atrás y ya se está formando la ola que, espero que dentro de poco, creo que me va a empapar entera. A ver si es verdad... y a ver si es juntos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Through glass

I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
Oh God it feels like forever,
but no one ever tells you that forever
feels like home sitting all alone inside your head.

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

How do you feel? That is the question...
But I forget you don't expect an easy answer.
When something like a soul becomes
initialized and folded up like paper dolls and little notes,
you can't expect a bit of hope,
so while you're outside looking in
describing what you see
remember what you're staring at is me...

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

How much is real? So much to question.
An epidemic of the mannequins
contaminating everything.
When thought came from the heart
it never did right from the start,
just listen to the noises...
(No more sad voices).

Before you tell yourself
it's just a different scene
remember it's just different from what you've seen.

I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
And all I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
And all I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.


And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...
The stars...

That lie to you.

And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...

The stars...
That lie to you.


I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
Oh God it feels like forever,
but no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.


Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...

The stars...
That lie to you.

And it's the stars...

The stars...
That shine for you.
And it's the stars...
The stars...
That lie to you.

Oh, and the stars...
Oh, and the stars... they lie...

Stone Sour, Through glass

domingo, 7 de diciembre de 2008

No quiero

No sé cuál es el motivo, pero con otra gente no me pasa lo mismo que contigo. Se acaba y se van y me voy y la distancia, la que se hace real al final del todo, la que duele y la que es fría como tus manos en invierno, hace el resto.

Contigo me falla el primer paso. No quiero darlo, y que tú tampoco lo hagas me echa aún más para atrás. Porque en el fondo no quiero que te vayas... No quiero perderte, y menos por eso. Rendirnos ahora arruinaría el trabajo de años. Sería darle la razón a quien no la conoce y quitárnosla a nosotros que, aunque nunca la vimos, fuimos capaces de sentirla.

Pero es que tampoco me gusta estar así... donde tú pero sin ti. Es como si llevásemos meses en la misma habitación evitando los ojos del otro, pero lanzándonos miradas furtivas cuando sabemos que no vamos a ser vistos. O al menos yo te las lanzo...

Es que es tan absurdo que para ser tenga que ser así... No, no y no. No quiero, joder. No quiero dudar si tengo que hablar de ti como un gran amigo en pasado, no quiero mirarte y que nunca me devuelvas la mirada, no quiero que te olvides de mí ni olvidarte, no quiero sumarte a la larga lista de fracasos que arrastro desde que tengo uso de razón. No quiero morirme sin verte ni que te mueras y no enterarme nunca.

Qué más da... qué más dan las lágrimas, o la eterna espera o la angustia, si parece que se te dé mejor odiarme que quererme. Quizás así seas más feliz y desear que eso cambie de nuevo es sólo una de las formas de mi egoísmo.

Mientras todo pasa o se me pasa a mí, sólo puedo echarte de menos. Al menos tengo tu voz... y tu sonrisa, aunque ahora ya no sean nunca para mí.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Modas

Tan estúpida me parece la gente que compra o hace cosas sólo porque están de moda como la que las critica o deja de lado sólo por esa razón.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El paso del tiempo

"Al cabo de dos mil años, sus nombres serían como partículas de polvo que cruzan una vasta llanura".

Katherine Neville, El Círculo Mágico

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Memoria y muerte

¿No te pasa que, a veces, te viene un recuerdo de tu infancia que creías enterrado? ¿No recorres como a cámara rápida toda tu vida y sientes que hay tantas cosas en tu cabeza que algún día no cabrá ninguna más?

A veces me pregunto si no nos morimos por eso, porque tantos recuerdos nos desbordan. Porque no se puede vivir con tanto a las espaldas, ya que si a mí me parece que mi carga es inconmensurable y ni siquiera llegué a la treintena, no quiero ni pensar qué le parecerá a una persona de noventa años.

Pero suena ridículo, morirse por eso... ¿Es que acaso no lo es morirse en sí? Hasta vivir lo es... porque aún ninguno de nosotros sabe por qué lo hace y, sin embargo, no queremos dejar de hacerlo. Bien pensado es un sinsentido. Uno de los que me gustan. Un "porque sí, y punto".

Quizás ni siquiera muramos... Tal vez sea nuestra memoria la que nos mata, presa de la desesperación, o de la rabia, o del dolor, o de la culpa... que nosotros mismos, un día, la hicimos llevar consigo. Así que, a lo mejor, somos nosotros los que nos acabamos matando solos, con un montón de recuerdos como único arma.

martes, 2 de diciembre de 2008

Mi destino

Ya de pequeña empecé a darme cuenta. En ese momento no me importaba demasiado, y ahora que me importa un poco más, lo tengo tan asumido que casi no me molesta.

Hay gente con la que los demás no quieren estar. O, al menos, no por mucho tiempo. Es por eso que conocen a muchas personas a lo largo de sus vidas, hacen amistad con algunas, pero al final acaban solas. Ése es mi caso.

En el colegio no caía bien que diese siempre mi opinión ni que protestase cuando lo creía conveniente. Supongo que era más fácil tratar con otro tipo de personas que seguían a otros la corriente porque no entendían bien que en realidad se querían burlar o aprovechar de ellos. También sería menos complicado juntarse con los que asentían a todo y se conformaban con lo que les llegase sin cuestionarse nunca nada.

En mi edificio pasaba prácticamente lo mismo. Verter una opinión contraria a la de la mayoría tampoco era bien recibido. Y, si además, al ver las reacciones de los otros niños en vez de achantarte seguías en tus trece y defendías tu postura aún siendo treinta contra tres, sentaba aún peor.

En la adolescencia no me fue mejor. Además de tener las cosas muy claras (para algunos adultos incluso demasiado, cosa que aún hoy no entiendo), tenía bastante carácter. No sólo protestaba cuando lo veía oportuno, sino que lo hacía, digamos, muy enérgicamente y, a veces, de la peor de las maneras.

Después mejoró un poco la cosa, aunque ayudada por otras circunstancias, pero a pesar de que fue más duradero tuvo el mismo final. Sinceridad, personalidad, carácter (mucho y muy fuerte) y, sobre todo, muy mala leche. Un cóctel que no mucha gente aguanta durante meses, pocos por años y, me temo que casi nadie, para toda la vida.

Sí, no me aguanta ni Dios, pero no me siento muy mal por ello. Mentiría si dijese que no me gusta cómo soy, y pecaría de falsa modestia si no admitiera que soy, en muchos aspectos, de la forma en que creo que debería ser mucha gente. Y no es soberbia (cuántos me habrán acusado de tenerla...) sino coherencia. Entiendo que todo el mundo piensa y vive su vida del modo en que cree que debe hacerlo. O al menos así debería ser. Habrá miles de opiniones y cientos de puntos de vista, pero dentro de cada uno de ellos cada uno da de sí lo mejor de lo que es capaz. Y yo no soy menos.

El principal inconveniente que le veo a mi destino, a acabar peleando con todo el mundo, es que por el camino me encuentro con algunas personas que merecen la pena. Por eso, por ellos, he tratado de cambiar algunos de mis muchos defectos que podrían afectarles. Sólo alguien que ha vivido siempre con muchísimo carácter sabe lo que cuesta domarlo. Yo apenas lo he conseguido, y el pequeño avance que logré me ha llevado años.

Ni que decir tiene que no sólo no soy perfecta sino que tampoco pretendo serlo, porque mi perfección, como ya dije en alguna otra parte, se compone también de algunos defectos... pero no de todos los que porto. Es por eso que trato de pulirlos. Cuesta, pero sé que muchos saben o han sabido que lo he intentado y que lo sigo haciendo. Pero sigo pensando que nadie, o al menos nadie fuera de mi familia, va a tener nunca la paciencia suficiente como para esperar a que termine de controlarlos.

No me puedo quejar. La paciencia es, en general, otra de las virtudes de las que yo misma carezco. Y, aunque crea firmemente que mi destino será el que relaté en estas líneas, siendo como soy no podré hacer otra cosa que luchar por cambiarlo. No por tener muchos amigos ni por caer bien a los demás... sino por ese puñado de gente que realmente se lo merece y que no me gustaría perder.

Falsedad

Me da mucho asco, y por muchas razones. No entiendo a la gente que cambia su discurso según quién lo esté escuchando, y, evidentemente, no me refiero a la forma, sino al contenido. Ni me arrepiento ni me avergüenzo de lo que pienso, así que no necesito ocultarlo o distorsionarlo para caer mejor, porque además, aún si lo hiciera, los demás no se estarían llevando bien conmigo, sino con un personaje que no soy yo. ¿Cuál sería mi mérito entonces? Las actuaciones dejémoslas mejor para los escenarios.

Ni me puede caer bien todo el mundo ni yo le puedo gustar a todos. Y como a mí le pasa al resto. La gente debería asimilarlo en lugar de intentar luchar contra esa tendencia natural. Creo que así serían un poco más felices, aunque eso implique a veces un rato de infelicidad para otros. Pero es que yo, al menos, prefiero sufrir con la realidad a disfrutar de algo que no es cierto...

Hay quien dice que cómo puede la gente "torturarse" dejando a veces de cuidar su salud como debiera, o teniendo la autoestima un poco más baja de lo normal. Yo creo que la manera más asquerosa y más patética de demostrar lo poco que se quiere una persona es no reconocer cómo es por miedo a no gustar a los demás.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Indecisión

No lo sé... No sé qué hacer. No sé qué debería hacer. No sé qué quiero hacer. Y tampoco sé si tendría que dejarme llevar por lo que debería o por lo que quiero. Cuando lo sepa, claro está...

El caso es que sí sé lo que me gustaría que ocurriese, pero lo veo tan borroso... Y a la vez tengo ese extraño presentimiento que me dice que sucederá, pero creo que es sólo porque ya pasó otras veces.

Pero ésta no es otras veces, y sé que hay cosas que llegan a su fin. Que tienen que hacerlo, porque es su curso natural, y que quiero que lo hagan porque es mejor así... Pero también tengo la impresión de que si eso se acaba tirará una ficha de dominó que barrerá un montón más detrás que no es necesario tirar.

Un lío... Por eso la confusión. Quizás los demás estén igual y por eso la partida no continúa en ninguno de los sentidos, aunque yo ya haya movido un par de fichas en el turno de otro. O tal vez sea que el juego terminó y yo soy la única que aún no se ha dado cuenta.

Tendencia

Un orgullo y a la vez un fastidio. A veces haces algo que gusta a los demás y eso es agradable, cómo no... pero en ocasiones llega llamar tanto la atención, que empiezan a imitarte. Creas una tendencia. Y a mí eso ya me gusta menos, porque igual que yo nunca copiaría lo que hace otra persona, detesto profundamente que alguien lo haga conmigo.

Originalidad, señores... un poquito de creatividad, que no hace daño a nadie y es muy enriquecedora. Está muy bien tomar como referencia algo que nos ha marcado especialmente, pero sobre esa base no estaría de más que nuestra imaginación volase aunque fuese sólo un poco... y si no vamos a ser capaces, creo que es mejor aplaudir aquello que tanto nos gustó que dedicarnos a estropearlo haciendo una burda imitación que acabe con el espíritu que aquello empezó teniendo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Cae

Cae la lluvia, pero la oigo lejana. A ratos me distraigo y ni siquiera me doy cuenta de que cae en mi ventana. Con lo lejos que pensé que estaba y resulta que me mira a través del cristal.

Se calla cuando sabe que me percaté de su presencia, pero no se va. Me giro, mientras el frío de la noche hiela mis sentidos, y miro en silencio las gotas al otro lado de la ventana. Lentamente empiezan a caer... como lágrimas, que van dejando un surco en el polvo del cristal. Caen débilmente y comienzan a morir más allá de donde mi vista alcanza.

Parece que todo ha acabado, así que me doy la vuelta y doy tres pasos. Durante el tercero, o inmediatamente antes del cuarto, vuelve. Ahora no está lejos, pues oigo cada gota estrellarse contra la ventana, en su intento de alcanzarme, cada vez con más violencia.

Es imposible pretender que no la oigo, pero lo intento. Vuelvo a mi sitio y sigo oyendo llover. Fuerte, cada vez más fuerte. Despacio, cada vez más despacio... Hasta que vuelve a ser como al principio.

Cae la lluvia, pero la oigo lejana... y no te dejaré caer con ella en el olvido.

Vida

"Fuera del mundo de los sueños la vida puede ser dura, incluso cruel, pero es vida".

Auron, FFX

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Tipos de persona

En el mundo hay varios tipos de persona. En realidad hay un montón, del cuál unos nos gustan más que otros y algunos nada en absoluto. A veces cuesta darse cuenta a qué grupo pertenece uno, pero en lo que no tardamos apenas tiempo es en descubrir de cuál nos gustaría formar parte.

La putada es que no podemos elegir. Somos como somos y no podemos cambiar. Hay matices, comportamientos, claro está... pero en esencia somos de una manera, y a veces ella determina que nunca, en la vida, vamos a ser como cierta otra gente que nos gustaría. Y, evidentemente, eso no le suele gustar a nadie.

Tenemos que aceptarnos como somos... Claro, qué fácil es decirlo para uno de esos elegidos que está en uno de los grupos en los que quisiéramos estar nosotros. Pues no. Incluso ellos alguna vez tuvieron el ojo echado a los demás y se preguntaron por qué Dios, la naturaleza, el destino o lo que quiera que fuese les hizo de ese modo y les excluyó de donde querrían estar, a veces, incluso, desde antes de haber nacido.

Pero esa gente dejó de hacerlo. No de admirar otras formas de ser o a otras personas, sino de lamentarse por estar donde estaba. Emplearon ese precioso tiempo en explorar sus posibilidades hasta descubrir que iban más allá de lo que jamás habrían imaginado, hasta crear su propio grupo que ahora tú envidias.

La perfección que a mí me gusta, esa que está llena de imperfecciones, tiene mil y una formas. No se pueden tener todas, pero todos podemos crearle una nueva.

Más...

Ayer me quedé más tranquila... Pero quiero más.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Recuerdos

Últimamente me he estado acordando de alguien que hace tiempo que ya no me importa, pero lo hizo algún día. Por una mezcla de casualidad y causalidad volvió durante unos segundos sin quererlo siquiera... y eso me hizo recordar.

No son malos recuerdos, aunque como vivencias me resultaron de las más desagradables de mi vida. Con el paso del tiempo uno aprende a reírse hasta de lo que le hizo daño, porque tras unos años incluso se agradecen las heridas. ¿Qué sería de mí sin mis cicatrices? Tal vez seguiría siendo igual de estúpida que entonces, aunque en realidad es sólo algo menos de lo que lo soy ahora... Pero por pequeños que hayan sido sé que he subido unos cuantos escalones desde que sucedió aquello.

Lo que más me impresionó de todo fue el vértigo que sentí cuando recreé en mi imaginación una vez más el recuerdo que tengo de ese viaje... El amarillo de los campos de Castilla, la carretera bajo mis pies, los sueños, luchando dentro de mí por salir fuera y convertirse en realidad... Ha pasado mucho tiempo. Tanto, que posiblemente si no hubiese sentido ese dolor no podría acordarme ahora de cómo fue todo aquello y de las cosas que aprendí. De cuándo empecé a crecer.

Ilusión

Hoy mis perros han salido en "Sé lo que hicisteis". Unos segundos, pero a mí me ha hecho ilusión... Además necesitaba comprobar una cosa, y eso, por absurdo que parezca, me ha ayudado a comprobarla. Y para bien, así que genial.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Impotencia

A veces cuando uno es joven llega a sentirse capaz de todo. La voluntad es sin duda una buena compañera, pero con los años uno va descubriendo que no es ni necesaria ni suficiente. Muchos triunfan sin proponérselo, y otros, a pesar de sus esfuerzos y de su empeño, nunca consiguen lo que necesitan.

Y es que no todo está en nuestras manos, como a veces nos quieren hacer creer. Hay también situaciones que no podemos controlar, variables que no dependen de nosotros o soluciones que se nos escapan. Eso genera un fuerte sentimiento de impotencia. Fortísimo, pero es algo que hay que aceptar.

Es fácil decirlo cuando es otro en quien piensas mientras escribes, y eso también es frustrante. Disponer sólo de palabras cuando otro necesita dinero, trabajo o salud. No poder ayudar a alguien siempre es otra cosa que hay que asumir.

De todos modos no dejaré que la impotencia destruya por completo a la voluntad, y seguiré intentando acostumbrarme y que los demás se acostumbren a todo lo que no podemos manejar, y procuraré que saquemos también de lo incontrolable el máximo provecho posible.

"Si la vida te da limones, haz limonada".

Pérdidas

A mucha gente le cuesta un mundo separarse de los demás cuando son éstos los que deciden alejarse. A mí no suele pasarme. Tengo mucho cambio, pero la indiferencia es una moneda que no puedo aceptar. No, ni siquiera es no querer: no puedo. Yo también sufro cuando alguien a quien quería me da la espalda, pero ese sufrimiento no suele durar demasiado, porque algo dentro de mí me impide querer a alguien que me ha traicionado, que me desprecia o que, simplemente, ya no me quiere.

Quizás sea algo adaptativo... yo no lo sé, pero conozco gente que envidia esa "capacidad", y yo, por mi parte, no logro entender cómo hay otros que se siguen eternamente preocupando por gente que sólo ha sabido darles patadas.

No me importa que me digan que soy fría... Si eso es serlo, se está muy bien en ese palacio de hielo.

Vestigios

Hay veces que te encuentras en una situación que ya viviste años atrás. La gente es la misma, pero ha cambiado. Sin embargo lo que ha hecho que eso tenga lugar de nuevo no. Supongo que después de tanto tiempo, verlo otra vez es casi como ver una estrella fugaz... aunque en este caso el deseo consiste en volver a ver alguna más.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Obsesiones

Qué curioso es encontrar gratificación y tortura en un mismo objeto... Curioso y frustrante, cuando te persigue. Cuando no puedes deshacerte de él ni un solo segundo. Cuando quieres elegir no pensar en él pero nadie te da opciones, y cuando al hacerlo te sientes a salvo... y a la vez expuesto. A tu obsesión. Completamente a su merced, porque te rindes a ella con el mismo placer que disgusto.

Es algo parecido a "ni contigo ni sin ti", pero en este caso y aunque nos sintamos mal al principio, suele ser mejor "sin ti", porque así lo pasas mal unos días y te acostumbras después a la falta de lo que te obsesionaba, y "contigo" te alivias sólo un rato y sigues sufriendo después. Y después. Y después. Y entras en un círculo vicioso del que te crees incapaz de salir.

Por suerte ahora las puedo controlar. Las meto en un alambique y salen hechas fantasía, que está permitida y me libera un poco más. No sufro, porque no es real. No lo paso mal, porque soñar no puede hacerte daño mientras seas consciente de que todo es de mentira.

Aguas

Volviendo, en cierto sentido, a su cauce... O al menos eso creo y eso espero. A veces es necesario que pase un tiempo para que todo se restablezca. Ya nunca será como al principio, pero diferente no siempre es peor.

Vienen... vengo... Ya mismo me inundará como una ola gigante proveniente del mar. Lo siento... en el aire, en el ambiente, en sus palabras, en su actitud. Y no quiero dejar de sentirlo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Puto orgullo

Una discusión. Posiblemente, absurda. Por alguna razón tú no le hablas, y él a ti tampoco... pero lo cierto es que, a veces, te mueres por hacerlo. No es verdad que ya no te importe, tampoco que te dé igual cómo le vaya, ni que no quieras volverle a ver, pero no sabes qué piensa él.

Otras veces todo se ha solucionado al cabo de un tiempo. Se le acaba olvidando por qué peleasteis y a ti ya te da igual, pero aún así siempre tienes miedo. Miedo de que ésta sea la última vez, de que él no te extrañe como le extrañas tú a él, y de que no te hable porque ya no le hace falta en lugar de por el puto orgullo, como haces tú.

Pero es que fue él... y menudo corte si no quiere saber más de mí y yo le voy detrás...

Otras veces fuiste tú y vino él... pero ya los dos os habéis olvidado de cuando os prometisteis no volver a separaros, o no por algo tan absurdo. El tiempo pasa, y no os perdona a ninguno de los dos ni lo va a hacer jamás... porque todo el que no estáis juntos no lo volveréis a recuperar. Y todo por el puto orgullo, al que ambos os aferráis y que es el único que os mantiene alejados cada día un poco más.

No, aún no

"No quiero que nadie hable de mí en pasado" .

Squall Leonheart, FFVIII

martes, 18 de noviembre de 2008

Miedo

Siempre que me preguntan a qué tengo miedo respondo que a nada. Pocos se lo creen, y muchos dicen que a la muerte. Dicen que es adaptativo temerla, pero yo creo que lo adaptativo es sólo evitarla. El miedo, a veces, sólo es un engaño primitivo para mantenernos alejados de lo que puede acabar con nuestra existencia. Siendo conscientes de qué puede matarnos, deja de ser útil temer, porque vamos a mantenernos distantes igualmente.

Anteayer pensé que podía morir. En realidad no me ocurrió nada grave, o al menos eso creo, pero por mi historial médico y la causa de la muerte de una persona de cada rama de mi familia, pensé que quizás el síntoma que noté podría derivar en algo... digamos horrible. De hecho no he terminado de descartar esa opción, pero el caso es que, mientras pensaba en el posible desenlace de la situación que estaba viviendo, no tuve miedo. Sentí tristeza, porque aún hay muchas cosas que me gustaría poder hacer, cosas que me gustaría arreglar... y también un poco de pena por el fastidio que sería para mi familia. Es un poco incómodo morirse en estas fechas, ya se sabe...

Pero no hubo miedo. Y desde que me acuerdo, cada vez que lo he pensado, no lo he tenido. Claro que me genera un poco de ansiedad imaginarlo, pero acaso la misma que cualquier otra situación que tienes que enfrentar y de la que no conoces nada.

Como eso de no tener miedo es, en teoría, imposible, he pensado que quizás esté yo en un error y esa sensación inofensiva que comenté es realmente el miedo. Pero debo decir que, si es eso el miedo... no me da ningún miedo.

Y qué...

Qué duro es descubrir que no eres especial... Que todo lo que te gusta, por raro que sea, también atrae a muchos otros. Que las cosas de las que eres capaz también pueden hacerlas otros y, a veces, hasta mejor. Que tus marcas se pueden superar, incluso fácilmente. Que cuando peleas con alguien es capaz de olvidarte, porque siempre hay otras personas que pueden llenar el vacío que tú dejaste...

Pero después del chasco te viene una pregunta a la cabeza que desplaza todo lo anterior: ¿y qué? Y la respuesta es...: pues nada. No pasa nada. No pasa nada, porque realmente nadie es especial... sólo que todos podemos llegar a serlo para alguien, incluidos nosotros mismos.

La gente que acaba marcándonos no nació siendo diferente al resto, sino que un conjunto de cualidades, habilidades, interacciones, situaciones e incluso casualidades la hizo distinta. Distinta para nosotros... y esa configuración es única para cada persona que nos encontramos. Eso es lo que nos hace ser especiales o simplemente uno más para el resto... Así que, por lo demás, tampoco importa tanto ser un poco normal.

"Quizás para el mundo seas sólo una persona, pero para una persona eres el mundo".

viernes, 14 de noviembre de 2008

Inspiración

Es una pena no poder controlarla, pero eso a la vez la hace más especial... Puede aparecer en cualquier momento, en cualquier situación, y desafortunadamente no siempre estamos preparados para recibirla. Desde luego, mis mejores relatos no han llegado nunca a salir de mi cabeza... porque se elaboran ahí cuando doy vueltas en la cama y, una vez fuera al día siguiente, soy incapaz de recrearlos tan increíbles como lo eran la noche anterior.

No obstante, ése es el menor de los problemas... porque si tienes los cimientos, al menos algo parecido puedes construir encima. Lo malo es que cada vez viene más de tarde en tarde, y temo que llegue el día en que desaparezca por completo. Espero que por lo menos en su última visita me regale algo espectacular... y sobre todo que no me avise de que no volveremos a vernos: odio las despedidas.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Estrellas

Cada vez hay menos en el firmamento...

Ni cuenta

A veces dedicamos tanto tiempo a escuchar lo que los demás dicen que nos olvidamos de que nosotros también tenemos algo que decir... Puede pasar mucho tiempo hasta que nos damos cuenta, y ése puede ser el suficiente como para que los demás, al no escucharnos nunca, empiecen a creer que no tenemos nada que aportarles...

Ésa es sólo una de las formas en que vemos a la soledad irrumpir en nuestras vidas... pero rara vez caemos en que, si alguien nos relega con tanta facilidad y deja de interesarse por lo que decimos y, aún más importante, por nuestros silencios, ya llevábamos en realidad un tiempo solos...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Manifestaciones

Siempre que nos encontramos mal, o que no estamos todo lo bien que podríamos estar, lo que nos pasa hace acto de presencia de alguna manera... En mí se manifiesta robándome la voz: hace más de un mes que apenas puedo cantar.

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Delante o detrás?

Sé que no se puede vivir sólo de recuerdos... y no quiero hacerlo, pero a veces siento que hay personas que se revuelven inquietas en mi memoria, porque las relegué ahí antes de tiempo y quizás las deba volver a traer al aquí y ahora. O tal vez sea yo la que no soporta verles sólo en mis pensamientos, y si me esfuerzo por que vengan de nuevo sea en vano...

De una u otra forma, sólo podré saberlo si lo intento y ahora me apetece hacerlo, aunque sepa que puede doler si finalmente se acaban amontonando todos en un rincón de mi cabeza... pero siempre me ha gustado más pelear que correr.

domingo, 9 de noviembre de 2008

La promesa

Tifa: Eh, ¿por qué no hacemos una promesa? Umm, si alguna vez consigues ser famoso y estoy en un apuro... Me salvas, ¿de acuerdo?
Cloud: ¿Qué?
Tifa: Siempre que tenga problemas, mi héroe vendrá a rescatarme. Al menos me gustaría probar, una vez.
Cloud: ¿Qué?
Tifa: ¡Venga--! ¡Prométemelo----!
Cloud: Vale. Prometido.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Vidas paralelas

Hay gente que dice que nunca recuerda lo que sueña. Yo sí. Prácticamente cada noche, y creo que si pudiese elegir hacerlo o no, seguiría soñando. Algunos de mis recuerdos de cuando era pequeña no tengo muy claro si son de situaciones reales o simplemente de algún sueño, porque llevo toda mi vida soñando.

Recordar los sueños tiene, no obstante, ventajas e inconvenientes. Bueno, a decir verdad sólo le veo un inconveniente: que a veces un sueño es más agradable que la realidad y es un fastidio despertarse y perderlo de vista. Por lo demás creo que son todo ventajas.

He estado en muchos sitios durante la noche. Y gratis. Además, algunos lugares que ya conozco cambian siempre del mismo modo cuando estoy dormida, y otros en los que en realidad nunca he estado se repiten más de dos y tres veces. Es curioso... y me pregunto si no los veré algún día. De hecho, me suena haber pensado eso de "yo he soñado con este lugar" al ver un sitio nuevo.

También cambia la gente cuando duermo, y algo que me resulta bastante inquietante es que suele ser a mejor. No me refiero al aspecto, ni mucho menos, sino a la... sensación que me da. Creo que sólo en una ocasión realidad y ensoñación coincidieron, y la verdad es que es un poco raro ver a alguien y tener la sensación de que podría ser "mejor". Vale, esto no tengo muy claro si es positivo o negativo... y sólo me pasa con los chicos. Creo que, simplemente, veo siempre al mismo, sólo que se va cambiando por fuera según quién gobierne mis pensamientos en ese periodo.

Otra cosa que he hecho varias veces es volar... y morirme. Por separado. En algunos sueños sé que estoy soñando e incluso he llegado a controlar algunos por ese motivo, pero otros son tan reales que me levanto sobresaltada, con el corazón y la respiración agitados. Supongo que es algo que le pasa a mucha gente, pero a mí me llama bastante la atención. Mi vida no ha corrido nunca peligro, o al menos no directamente... y sin embargo sé que sensación tiene uno cuando cree que, inevitablemente, su hora ha llegado. Hace unas noches alguien me apuñaló en una especie de aeropuerto o de estación...

En fin, la discusión sobre si todo eso tiene algún sentido o no se la dejo mejor a otros... Por mi parte, pienso que el cuerpo humano es bastante práctico y económico y las ensoñaciones consumen demasiados recursos como para que las ponga en marcha porque sí, pero no apoyo de ninguna manera la simbología o la interpretación subjetiva y arbitraria que muchos hacen de los sueños...

jueves, 6 de noviembre de 2008

Analogía

Cuando nos presentan una gran cantidad de estímulos nuestra tendencia es atender a los más complejos... Pero, ¿qué pasa cuando todos lo son? Pues que uno acaba desorientándose de mala manera y al final no hace caso a ninguno. Y, ¿cuando son demasiado complejos? Nos frustran... Un rompecabezas es ideal cuando no es tan sencillo como para aburrirnos ni tan complicado como para sobrepasar nuestros recursos.

Creo que las personas, en cierto sentido, son como esos estímulos. Un grado de complejidad idóneo es el que no nos deja descubrir a alguien en un par de días ni nos tiene siguiendo pistas eternamente...

Quizás por eso alguna gente acaba sola: son puzzles tan complicados que nunca nadie los llega a completar. La suerte es que también hay gente que siempre está dispuesta a descubrir una pieza nueva... y la pena que, a veces, los primeros y los segundos no se llegan a encontrar.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Por si acaso

Nadie sabe cuánto le queda, y como no sabe si va a tardar mas él en volver a hablarle que el tiempo de su reloj en agotarse, le gustaría dejar constancia en alguna parte de lo que hoy, aquí y ahora, que otro día será en algún momento, piensa, pensó, siente o sintió.

Para alguna gente es difícil elegir un momento para decir "te quiero". Para alguien como ella ya es complicado decirlo alguna vez, como para acertar a escoger una buena ocasión. La última vez que se lo quiso decir pensó que no era el momento oportuno, así que lo fue aplazando varios días hasta que acabaron discutiendo por alguna tontería y se quedó sin decirle nada. No sabía por qué tenía esas ganas de decirle cuánto le importaba. Era como si alguno de los dos se fuese a morir al día siguiente, tenía una necesidad imperiosa de que él supiese cuánto le quería... pero no pudo ser.

Así que, aunque ella al final no se lo volvió a decir una vez más, aquí queda recogido que sí, que hasta el final de sus días -o al menos de sus días juntos- él le importaba. Y le importaba bastante, como sólo un puñado de gente te llega a importar en la vida.

A pesar de todo lo que pasó algún día, seguía creyendo en él... y lo último que él le dijo no es que no se lo quisiera creer para no hacerse daño: es que directamente no se lo creía. Porque lo conocía, sentía que lo conocía tan bien que aquello no podía ser verdad. Ya tuvo antes esa sensación con otra parte de la historia y estuvo en lo cierto.

Aún hoy, cada vez que pasa por cierto lugar, se imagina enseñándoselo a él. Guiándole por una ciudad para él desconocida, llevándole a los sitios que significan algo para ella porque ese simple hecho haría que significasen algo para él. También se sigue soñando allí, con él, rodeada de todo lo que a él le importa, y siendo ella a quien llevan a conocer lo que hasta ese momento sólo había podido imaginar.

Y es triste, porque lo siente tan lejos que no se atreve a decirle que, si se muriese mañana, se moriría echándole de menos, porque lo extraña tanto que, cuando piensa en él, incluso sus lágrimas saltan de sus ojos para ver si ha vuelto ya... pero acaban muriendo como no quisiera hacerlo ella: sin haberle visto al fin.

2212

Demasiados enemigos en una guerra tan injusta como innecesaria.

Presentimientos

Durante unos cinco años tuve uno pésimo. Me venía de vez en cuando a la mente, al ver la cara de quien me lo producía y a quien, a la vez, condenaba, pero lo apartaba rápidamente, como si evitar pensar en ello lo hiciera menos probable... Total, sólo era un presentimiento... eso no podía hacer daño. Pero finalmente se cumplió, y eso sí dolió. Eso que sólo habitaba en mi cabeza se hizo real, y ahora relegarlo a un segundo plano de mi conciencia no iba a aliviarme...

Supongo que es absurdo sentirse culpable por algo así. ¿Quién puede hacer caso de todo lo que alguna vez intuye? Creo que la mayoría de las veces uno se equivoca, y saber cuándo va a pasar lo que se piensa es, sencillamente, imposible. No se puede vivir así, continuamente preocupado por lo que una fuerza que ni siquiera conocemos, que no se rige por ninguna lógica como lo hace la ciencia, nos susurra de vez en cuando.

Porque no es que haya indicios, o pruebas, y los ignore deliberadamente. En absoluto. Es... un pálpito. Una sensación, de esas que cuesta describir y que no puedes transmitir a otro, porque la sientes sólo tú y parece estar hecha para ti.

Desde hace poco tengo otro presentimiento. Al menos esta vez no está bien definido -pues aquél horrible era demasiado claro...- y lo siento positivo, como cuando presientes que se avecina algo grande. Y bueno.

Si no se cumple no me sentiré mal, porque puedo seguir viviendo como hasta ahora sin ningún problema... y si lo hace pues será bienvenido y no me sentiré culpable por haberlo intuido antes de tenerlo encima. Además, éste me atañe a mí, no a nadie a quien quiera... así que, aunque se vuelva nefasto repentinamente, no me va a dar miedo: prefiero ser quien libra las batallas antes que quien limpia los restos de una y lamenta las pérdidas.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Hombres y piedras

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra... La experiencia y el conductismo me han enseñado que los otros animales tampoco se quedan atrás... pero tampoco debo ser tan tonta, porque eso no me consuela.

Es realmente frustrante ver cómo se repite una situación que te juraste no volver a vivir nunca más y no poder cambiarla. No es ni siquiera como un deja vù... Es peor. Es como cuando ves una película por segunda vez y, por mucho que hayas imaginado un final alternativo, sabes cómo va a acabar lo que estás viendo. Y no puedes hacer nada.

En realidad, las circunstancias de alrededor nunca son iguales. A veces estas disposiciones son generadas por estúpidos malentendidos. Otras, por asuntos más serios o más graves, y, en general, por todas las variantes posibles de esas dos causas principales. Lo único que no cambia es el tiempo. Todo el que se pierde ya no se vuelve a recuperar.

Así que lo que más me molesta de tropezar -o ver tropezar a alguien- más de una vez con la misma piedra no es el golpe en sí, sino el tiempo que unos y otros desperdician durante el proceso.

Hace un año fueron casi cuatro meses. Éste ya llevamos más de uno... ¿Cuánto tiempo más vamos a perder tropezando?

sábado, 1 de noviembre de 2008

Damned irony

The more you study, the more... Just a lie. Everytime I do something correctly, the wretched fate drives me to a failure. When I do it wrong, I succeed. That's why I still don't know the reason which makes me keep trying to do everything well. But the fact is that when I get what I wanted by taking the wrong path, I think I don't deserve it, in the end. So, what can I do? Right or wrong? If experience has told me to make everything badly if I want a success, but that will make me feel upset, and has told me too that I will fail if I do it the way it has to be done...

I don't really know what to do. Maybe I should keep doing things the way I think I have to, although that way doesn't always match up with the way that other people want me to do it. Yes, I think I have to follow my feelings. I guess that is the only way to have a clear conscience...

P.S.: I'm sorry about my English... but I'm already a learner. And I think I will be all my life... 'cause you never stop learning.

viernes, 31 de octubre de 2008

Inocencia

Qué ganas de perderla, con lo bonita que es...

Halloween

En mi país hay tres tipos de opinión con respecto a esta tradición americana: están los que la disfrutan, los indiferentes y los que la critican. Lo más gracioso de estos últimos es que, normalmente, esgrimen como único argumento en contra su lugar de procedencia. Pues menuda estupidez. Igual que me opongo a algunas fiestas populares de mi país (como las corridas de toros), puedo aplaudir las de otros sitios y quedármelas si me gustan.

En Halloween no se enseña a los niños a disparar, ni se les ceba a hamburguesas. Simplemente disfrutan disfrazándose, contando historias de terror y recolectando unos cuantos caramelos. Creo que divertirse con algo que es sano, por mucho que venga de un sitio donde pocas cosas lo son, es plausible. Y quien nunca haya ido al McDonald's, que tire la primera piedra.

Lo que más importa

La gente suele dar excesiva importancia a dónde nace una lágrima, cuando lo verdaderamente importante es dónde muere: no es igual un pañuelo de papel que el hombro de un buen amigo.

jueves, 30 de octubre de 2008

Silbidos

Está oscuro. Está oscuro y hace frío. Me tapo hasta la cabeza y todo está en silencio. Como todo está en silencio, se oye mejor. Un silbido. Aquí no hay nadie más, así que debe ser mi respiración. Un par de experimentos habrían de valer para comprobarlo. Inspiro. No espiro. Espero unos segundos y, finalmente, lo hago. Oigo el silbido. Vuelvo a tomar aire y lo suelto. El silbido. Inspiro y vuelvo a esperar. Cuando dejo escapar el aire por mi nariz, se vuelve a escuchar el silbido. Varias veces así. Sí: el silbido es mi respiración.

Continúo respirando con normalidad y el silbido me acompaña en esta noche sosegada. Hago una pausa, por el placer de volver a comprobar que sólo soy yo. Se oye el silbido. No puede ser, porque yo no he llegado a soltar el aire. Contengo la respiración un rato más y vuelvo a escuchar el silbido. Esta vez no soy yo, y, aparte de mí, en la habitación no hay nadie. No puedo aguantar más y respiro otra vez. Ahora el silbido es más corto y frecuente: mi respiración se ha agitado. También comparte la habitación con el otro, que permanece igual de tranquilo que cuando empezó a oírse.

Mi corazón entra en juego. Oigo sus latidos, y dos silbidos: uno preso de la angustia y otro ajeno a ella. Entre ese pequeño alboroto de sonidos mínimos me parece distinguir una voz. Apenas puedo entender lo que dice. El susurro del viento podría llegar a ser más inteligible.

-Ahhbghfff... Errrfff...

Durante cuatro segundos dejo de oír silbidos y latidos y oigo solamente la voz, esta vez alta y clara, en mi cabeza:

-Olvidaste decirle cuánto te importaba.

Mi primera reacción es un ligero temblor general, que termina en un pequeño estremecimiento en lo más alto de mi espalda. Todos mis músculos se relajan y vuelvo a respirar tranquila. El silbido que oigo ahora es único y lo produzco enteramente yo. Es de nuevo como cuando empecé a oírlo. Suave, parsimonioso, laxo.

Ya puedo dormir tranquila. Sólo era mi conciencia, aunque debe haber cogido frío: hace ruido al respirar y apenas puedo entender lo que me dice. Será por eso que llevaba tanto tiempo sin decirme nada.

Motivación

A mí me motiva crear.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Me olvido

Esta vez el tiempo no se ha detenido, ni se ha congelado. Se ha derretido, y con él cada gesto, cada palabra, cada momento... Todo lo que compartimos se ha ido escurriendo poco a poco, y ahora sólo queda el surco por el que pasaron nuestros recuerdos antes de caer al vacío. Ése que no alcanzo cuando estiro la mano intentando encontrar la tuya. El mismo que se ha quedado todo el cariño que nos teníamos. El que nos ha empujado al olvido... porque si nada cambia y todo sigue igual es por eso, porque ya no te recuerdo y ya no me recuerdas.

Cierro los ojos e intento buscarte, pero no estás. Nunca estás, y no sé si quiero que estés... Que vuelvas y te traigas todo lo que se nos ha perdido... o que te quedes donde hayas ido y no vengas nunca más a por mí... Que te olvides de que me conociste e incluso de que ya me has olvidado.

No estoy segura de qué es mejor para ti. Ni para mí. Pero aunque me olvides... y el olvido no venza al vacío, ni éste luche contra el tiempo... yo no me resignaré. Los desafiaré a todos ellos, contemplando la cicatriz que creó el peso de nuestra memoria. Te volveré a traer entero a mis recuerdos, con lo que vivimos... aunque también vengas con las lágrimas que me arrancaste un día. Aunque sepa que ya no te podré sacar de allí.

martes, 28 de octubre de 2008

Prohibido

Hay cosas que lo están...

sábado, 25 de octubre de 2008

Malditos principios

Quién sabe cómo sería ahora mi vida si no fuese por ellos. Y que conste que no me avergüenzo de ellos ni me arrepiento de tenerlos, pero en los tiempos que corren, son como una ráfaga de viento en sentido contrario cuando estás luchando contra la corriente de un río.

Supongo que ni quiero ni puedo deshacerme de ellos... pero qué bien vendría para algunas cosas. Qué se le va a hacer, yo no tengo unos de repuesto para cuando a otros no les gustan... Y qué coño, nadando uno se pone más fuerte. A contracorriente mucho más.

viernes, 24 de octubre de 2008

Referentes

A veces uno olvida por completo cómo es. Qué quiere, qué le gusta, por qué (si es que existe un porqué), hasta dónde ha llegado y hacia dónde le gustaría llegar. Esto puede, obviamente, ocurrir por muchas razones diferentes, y más veces en unos que en otros. A mí me pasa con relativa frecuencia, y a veces me doy cuenta de que me está sucediendo porque me encuentro con un referente.

Un referente es, sencillamente, otra persona, pero no es alguien que tiene algo que nos gustaría tener a nosotros, o que es como nos gustaría poder ser algún día. Es alguien que es como yo he sido, o que tiene cosas que yo he tenido. Veo a esas personas y me descubro en ellas, y es entonces cuando esa cara que me devuelve miradas en el espejo vuelve a tornárseme familiar. Me doy cuenta de que lo que siento con esas personas no es envidia, es rabia: rabia porque tienen algo que a mí se me ha perdido pero que sé que puedo recuperar. Que sé que tengo que recuperar, porque es mío, es mi identidad, y aunque a veces se me olvide quién o qué soy o se le olvide a los demás, lo sigo siendo.

Así que, aunque los referentes al principio me puedan hacer sentir algo desagradable, en el fondo los agradezco, porque en ocasiones son parte del camino que tengo que seguir hasta encontrarme. Luces que me guían en un sendero que ni siquiera me había dado cuenta de que había perdido.

Challenges

Cuando me preguntan cuáles conseguí siempre pienso que ninguno. Entiendo que un reto es algo complicado que consigues después de pasar muchas dificultades, algo que cuesta un mundo alcanzar, y si miro hacia atrás, creo que nunca hice ningún sacrificio por nada. Y recalco que "nada" no es "nadie", pero es que para mí, cuando das algo por alguien no llega a ser un sacrificio, por mal que lo pases, porque de algún modo te sientes bien sintiéndote mal por otra persona que crees que vale la pena. Cosas mías. Me refiero, por tanto, a logros más del tipo profesional.

Para muchos puede ser una gran ventaja no haber tenido nunca que esforzarse para conseguir lo que se quería, pero yo no lo veo así. Sé que no me faltan ambición, inteligencia, habilidades... pero carezco de algo mucho más importante que todo eso: fuerza de voluntad. Y es que el problema de no haber tenido nunca que hacer uso de ella es que la que podría haberse desarrollado en mí nunca lo hizo.

Una vez alguien dijo que "una sola gota, obstinada, puede perforar una piedra". Y qué cierto es... y qué frustrante saber qué le falta a uno y no saber de qué forma conseguirlo. O si lo vas a lograr algún día.

Ahora tengo un gran reto por delante. Y si finalmente lo llamo así es porque creo que no lo conseguiré en la vida. Si todo sale como espero, podré "sobrevivir" sin ello... pero me gustaría luchar, conseguir algo casi imposible gracias a mi esfuerzo.

A veces pienso que, si no puedo hacerlo por mí, debería poder hacerlo por otros. Hay gente que, precisamente por haber conseguido otras cosas sin apenas esfuerzo, cree que podré conseguir esto también, porque al no entender del tema no saben realmente lo difícil que es. No tienen ni idea de que, detrás de la seguridad que a veces aparento, asoma una duda casi tan grande como ese reto al que tengo que hacer frente: ¿soy realmente capaz de conseguirlo? En algún sitio debe estar el tope. Uno no puede con todo, y me pregunto si yo sólo voy a llegar hasta donde estoy. Espero que no, y también no defraudar a toda esa gente... pero me temo que esta vez no las tengo todas conmigo.

En estos momentos, aquella frase salta inevitablemente a mi cabeza: "mientras estés vivo puedes seguir luchando". Viva estoy. Ahora toca aprender a luchar.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Aunque nunca...

"Tu fantástico argumento sólo necesita de dos preguntas para ser desmontado. ¿Guardas un buen recuerdo de ella? ¿Yo te quiero? Pues ya no hay nada más que decir...".

lunes, 20 de octubre de 2008

El silencio

Tan bonito cuando lo elegimos y tan desagradable cuando nos lo imponen... Pero es una barrera difícilmente franqueable y, además, no siempre se sabe si se quiere cruzar al otro lado. No es miedo a lo que haya ahí detrás, aunque dé un poco de respeto. Es miedo a que, una vez superada, nos vuelvan a levantar esa pared.

Hay ciclos que cansan, círculos que se hacen interminables y que nos agotan en nuestro intento por hacerles, al menos, ir más despacio. ¿Será que el único modo de frenarlos es romperlos? Prefiero pensar que no es así. Me niego, de hecho, a hacerlo, pero no puedo pararlos y ahora tengo uno detenido en aquel muro.

Quizás haya más formas pero se agoten las ganas de buscarlas. O tal vez se rompan antes que el silencio.

domingo, 19 de octubre de 2008

Sensaciones

"Dormir mientras los demás se divierten fuera".

"Hacer una operación matemática y darte cuenta, casi al final, de que te equivocaste en uno de los primeros cálculos".

"Llamar a alguien con quien quieres hablar y que comunique".

"Estar nerviosa porque vas a estrenar un vestido genial y, al salir, vérselo puesto a una tía buenorra a la que le queda muchísimo mejor".

"Tener preparada la ropa del día y darte cuenta de que está manchada cuando te la vas a poner".

"Que se te gire el paraguas en un día de lluvia".

"Leer un libro hasta el final y ver que le han arrancado la última página".

"Pillar a alguien en una mentira".

"Ir a comprar y que la tienda esté cerrada".

"Romper algo de otra persona".

"Querer deslumbrar con una genialidad y desconcertar con una gilipollez".

Pues a mí me ha gustado el juego...

viernes, 17 de octubre de 2008

Miradas atrás

A veces es imposible no tener presente el pasado. Cada historia es diferente. Todas tienen algo que las hace únicas, pero nosotros difícilmente cambiamos. Aunque ahora tantas cosas sean distintas, a pesar de aprender o de haber madurado, somos en esencia los mismos.

No es complicado cometer los mismos errores. Vivir, al fin y al cabo, las mismas historias con otros personajes y guiones... Hay giros irrepetibles, pero muchas veces pasa que el final no difiere.

Acostumbrados al dolor, sufrimos un poco menos... Ya no lloramos como aquella primera vez. La esperanza se desvanece cuando llega la resignación. Ahora sabemos que todo pasa, que el tiempo es capaz de curar cualquier cosa, pero después de unas cuantas derrotas el espíritu luchador se va y nos abandonamos a lo que nos pasa.

Ya no hay peleas con la realidad por haber sido cruel. Ya no discutimos con el mundo por habernos tenido engañados. Giramos la cara y esperamos a que todo pase solo.

Extraño aquellas batallas. Pensar que, mientras estés vivo... puedes seguir luchando. Y saber que mis esfuerzos nunca serán en vano. Aunque todo eso ya no esté, sé que volverá. Yo volveré... cuando me encuentre, porque hay momentos en la vida en que es difícil dar con uno mismo, pero ya me estoy empezando a echar de menos a mí también.

jueves, 16 de octubre de 2008

I wish I could...

'The people and the friends that we have lost, or the dreams that have faded... Never forget them'.

Yuna, FFX

miércoles, 15 de octubre de 2008

Envidia

Pero no de la que te hace perder los nervios. Porque yo también quiero... Creo que acabo de empezar a echar de menos algo que no he tenido nunca, y me parece que voy a continuar haciéndolo, porque sólo vive en mi cabeza.

No puede volver, porque nunca se ha ido. Sólo me queda matar esa pequeña envidia avivando a la esperanza y haciéndola más grande, pensando que algún día el mío se hará real, que en cualquier momento puedo verle aparecer, aunque íntimamente sepa que sólo me estoy engañando.

Yo no miento... a los demás. Mientras, yo me acuesto con mis sueños.

martes, 14 de octubre de 2008

Telepatía

Un agujero en los leotardos idéntico al de mi hermana, estando separadas. Una llamada que comunica porque se cruza con la que entra de la persona a la que llamaba. Una estela de avión y una perdida a esa misma hora. Hoy... esto.

Anoche terminé de enamorarme de un libro escrito en 1988. Hoy, 14 de Octubre de 2008, he consultado la web de la autora para ver otros títulos suyos, y uno destacaba: 'Now on sale!'. Miro la portada y veo un par de piezas de ajedrez. No puede ser... Después leo el prólogo y se trata de la continuación del libro de hace más de veinte años que me conquistó la noche pasada... y sobre la portada se puede leer 'Coming 10-14-08'. Ya se sabe que los angloparlantes colocan primero el mes en la fecha y después el día, al contrario que nosotros, así que la fecha era... 14-10-08. Hoy. Justo hoy salía su secuela.

Un poco más todavía. Busco información sobre los protagonistas del libro, ya que muchos de ellos son personajes históricos reales cuya historia se encargó magistralmente la autora de hacer encajar en la trama. Encuentro que un asesinato ocurrió tal y como sucede en la obra... con una pequeña diferencia que, de todos modos, podría ser así... Y hay un dibujo que me resulta familiar. Una imagen de esas que me llamaron la atención algún día y guardé en mi disco duro, y que resulta ser el cuadro que otro de los protagonistas del libro (pero en su versión de carne y hueso) hizo sobre la muerte de aquel otro. Ahora entiendo por qué la tenía titulada como "David"...

Me da igual llamarlo casualidad, coincidencia, telepatía... pero sea de una forma o de otra, creo que "eso" es algo. Porque dicen que el mundo es un pañuelo, pero visto más objetivamente, en el mundo hay unos 6.500 millones de personas. Unos 200 países. Sé que hay quien no cree en nada que no sea azar, pero a mí precisamente me cuesta no creer que algunas cosas no lo sean, ya que, de las infinitas combinaciones que pueden resultar de ahí, muchas se repiten en el tiempo de una forma harto curiosa.

Lugares y personas, emociones y sentimientos, situaciones y pensamientos... Innumerables y a la vez imantados, como predestinados -si queremos llamarlo así- a encontrarse en un universo de posibilidades una y otra vez.

Para quien no lo haya adivinado ya, el libro es "El ocho", en inglés, 'The eight', y su secuela, 'The fire', aunque para tenerla en castellano deberemos esperar aún un tiempo... A quien no lo conozca, se lo recomiendo encarecidamente... aunque como ya dije más o menos por ahí, para gustos hay colores. Y libros a montones.

Veinticuatro años

Todo eso ha hecho falta para que se obre el milagro. Ayer, por primera vez, lo que utilizaba para que me entrase sueño me lo quitó. Y es una sensación de lo más agradable, pero a la vez lo miro y es más grueso por delante que por detrás... donde apenas quedan unas páginas por leer. Ese tiempo, esas historias, esos personajes, a los que he acabado cogiendo cariño, van a marcharse en breve tras su pequeña visita.

Pero no sólo pasa con un libro... También con juegos o series. Y me pasó primero con lo segundo que con lo demás. Es por eso que sigo pensando que no es tan imprescindible eso de leer: hay muchas más formas de aprender, más maneras de empatizar con un personaje, más historias en otros lugares que nos hagan ver la vida desde otro punto de vista... Así que quizás sean los que presumen de ser grandes lectores los que en realidad pequen de lo que acusan a otros por no leer: de ignorantes, al no extender sus horizontes más allá de las letras.

¿Qué sería de nuestra historia sin la de ellos? Un juego sin final, un libro sin acabar, una serie sin concluir... Cada vez tengo más ganas de ser yo quien construya una de las piezas de la vida de otra persona. Y sé que lo voy a hacer.

domingo, 12 de octubre de 2008

We're not different

'Stop running! I know. Even if you find the kids, you might not be able to help them. Maybe something will happen that can never unhappen. That scares you, doesn't it? But you need to think about it now, really take it in. Look at you, you think you've got it so damn hard? Well, you hate being alone so let people in. Sure you might not answer the phone, but I don't see you throw it away either! [...] Which is it? A memory or us?'.

Tifa Lockhart, FFAC

sábado, 11 de octubre de 2008

Sobre gustos...

Nadie puede reprocharme lo que me gusta, pero a menudo mucha gente lo hace. Para que una preferencia musical o cinematográfica -por poner un ejemplo- sea tenida en cuenta el requisito suele ser que coincida con la del juez que está observando. Otras veces vale con que sea la misma que la de la mayoría. No sé qué es peor, si la prepotencia de los primeros o la falta de genuinidad de los segundos... No, lo peor es cuando eres tú quien sentencia a los demás sin darte cuenta.

Yo no tengo ni idea de por qué me gusta la mitad de las cosas que me gustan, ni puedo hacer nada por que me guste algo que no me atrae, aunque me pueda beneficiar... Así que es posible que los demás tampoco.

De todos modos, me parece lamentable que la gente sea capaz de amedrentarse ante la opinión de los demás. Por mucho que alguien llegue a importarte, no debería hacerlo si a quien respeta esa persona es a quien le gustaría que tú fueses y no a ti. Y si tú también le importas, no tendría que preocuparte que deteste algunas cosas que a ti te encantan... porque te querrá con ellas. Te querrá, a veces, por ellas, y por las que compartís... por todo lo que tú eres.

Así que, al final, tampoco me siento tan mal cuando me encuentro bajando la maza... porque sé que el otro sonreirá, como debería hacerlo yo en la situación inversa, y seguirá fiel a sí mismo, con lo que le gusta y lo que no le gusta, y sabiendo que ahora, para bien o para mal, nos conocemos un poquito más los dos.

viernes, 10 de octubre de 2008

Hoy

He soñado que soñaba algo con lo que ya había soñado... Pero no. Era la primera vez que llevaba una falda tan corta, y unas botas marrones tan altas que me ayudabas a quitarme metiendo mi pierna entre las tuyas, con una ternura que jamás habría imaginado que alguien podía inspirarme con un gesto tan vulgar...

Me pregunto si esa imagen, nueva para mí, se me antojó conocida porque ya la habías visto tú... Si me habré colado en tus pensamientos durante al menos el instante que duró esa visión, o fue todo simplemente un pequeño engaño de mi mente.

Sea como sea, si entrases tú ahora en los míos te sentirías como en una habitación repleta de espejos... en la que suena una de tus canciones.

jueves, 9 de octubre de 2008

El momento exacto

¿Cuál es el momento preciso en que todo se rompe? A veces las relaciones personales -y no hablo sólo de las amorosas- se tambalean. De hecho hay gente, entre la que me incluyo, que considera que lo más normal es que eso suceda. Una profesora mía solía comparar dichas relaciones con un funambulista: para no caer debe hacer equilibrios y estar en constante movimiento, ya que quedarse quieto significa acabar en el suelo, y ser demasiado brusco más de lo mismo.

Pero llega un momento en que todo se termina... Uno en que la pelea no es una de tantas, sino la última. Uno en que decidimos -o deciden otros- que ya no vale la pena seguir intentándolo. ¿Cuál es? Porque a veces es tan evidente el motivo que nadie necesita hablar de él, pero otras eso no ocurre, y al menos a mí me pasa que termino preguntándome en qué parte esa gente y yo nos distanciamos tan terriblemente como para dejar de tener razones para volver a reunirnos.

Supongo que lo que pasa es que el malestar acaba pesando más que la satisfacción cuando los subimos a la balanza. Lo que nos unía antes nos parecía grande, pero ahora es bastante pequeño si lo comparamos con lo que nos separa...

Quizás sea eso, o tal vez no... Sólo espero que esta vez se retrase un poco más ese momento, si es que tiene que llegar.


miércoles, 8 de octubre de 2008

Un punto de encuentro

Echar de menos a alguien es una mierda. No sé qué es peor, si saber con certeza que vas a continuar haciéndolo durante el resto de tu vida o vivir con la incertidumbre... Pero de lo que sí estoy segura es de que es un asco.

Anoche me quedé dormida después de sentir el calor que desprendió una lágrima que nació en mis ojos y murió sobre mi almohada. La estaba recordando a ella. Me estaba preguntando cuándo debió ser la última vez que comió algo realmente sabroso... porque le encantaba comer y tengo que admitir que ignoro si su enfermedad la dejó hacerlo en los que fueron sus últimos días. Después de unas horas de sueño, despertares que apenas recuerdo y de taparme con la sábana varias veces me levanté sabiendo que la había soñado. Y no era la primera vez.

Estaba con ella. Estábamos juntas y sabía que tenía que aprovechar ese rato, ya que cuando abriese los ojos ya no estaría a mi lado. Curioso... el reloj contando y yo tranquila... Dándole a probar un bocado que le habría encantado llevarse a la boca cuando todavía estaba aquí. Le gustó. Me lo agradeció con una sonrisa mientras me veía acercárselo, y habiendo acudido a una cita que pareció intuir que yo necesitaba.

No sé si por casualidad, pero otra cita tuvo lugar en la habitación contigua. Cuando mi madre despertó me dijo que había soñado con... con ella. Con otra ella. Le dejó un mensaje como ya lo hiciese antaño conmigo, aunque en mi caso ni siquiera necesitó hablar: una mirada y un abrazo fueron suficientes para que yo supiese qué quería decirme.

El caso de ellas dos es el primero que describí líneas arriba...: estoy condenada a extrañarlas hasta el día en que sea yo la que me vaya, pero alivian esa pena con visitas nocturnas que, de cuando en cuando, hacen más llevadero este castigo.

Y sigo sin saber si es, si no es, por qué es o por qué no... pero si es verdad que la realidad no es lo que hay sino lo que interpretamos nosotros de eso, en mi mundo interior es, y, sencillamente, no me importa por qué.

martes, 7 de octubre de 2008

Muerte

Uno suele estremecerse al oír esa palabra por todo lo que significa. "Alguien ha muerto". Eso quiere decir que ya no volveremos a verle. Sus conversaciones, su sonrisa, su tacto, su olor, su mirada... su compañía. Todo eso desaparece cuando la muerte entra en escena, pero sucede que también puede pasar sin que haya guadañas de por medio, porque hay gente que no muere: se muere. De repente un día no volvemos a saber de ella y ya no hay ni conversaciones, ni sonrisa, ni tacto, ni olor, ni mirada... ni compañía. Y lo peor es que esta otra "muerte" es voluntaria.

La gente se muere porque quiere, porque así lo decide un día, y a la vez nos mata con su decisión, porque pudiendo escoger prefiere no vernos nunca más, como si ya descansáramos en nuestra tumba, y a veces -las peores veces- porque la indiferencia nos oprime el pecho pero de verdad... no del modo figurado en que esa gente se muere. Porque nos duele que nos maten. Porque esa gente se va... pero se deja una habitación llena de recuerdos que en ocasiones son tremendamente fuertes. Tanto, que llegan a romper las paredes que los contienen y lo acaban invadiendo todo. Tanto, que nos persiguen hasta todos los rincones en los que intentemos escondernos para darles esquinazo.