miércoles, 31 de diciembre de 2008

Secrets

'Secrets, Charlie. They'll tear you apart'.

Pauline Benetto, For one more day

Balance

Balance... Puede que una de las palabras más repetidas durante estos días. El mío me temo que no sería fantástico, pero tampoco me quiero quejar. Y no es por una falsa educación o por que eso sea lo que queda bien decir. Es porque los años malos también me gustan. Vivirlos no tanto algunas veces, pero todo lo que aprendo de ellos se quedará para mí para siempre, así que en realidad ninguno es malo del todo.

Otra ventaja, aunque se torne triste en ciertas ocasiones, es que te permiten ver quién está contigo y quién no. Es triste ver algunas espaldas que una nunca había contemplado... pero antes o después, de gente como ésa, era lo único que iba a quedarnos.

El próximo año será mejor. No sé qué tendrá ni qué me va a pasar, pero he decidido ser más optimista que éste, y sólo con eso tengo mucho ganado. Sola o acompañada... pero no pienso dejar de caminar.

Inmortalidad

Who wants to live forever? Supongo que hay quien quiere... yo, si no es posible también para el resto, paso. De todos modos hay formas de desafiar al tiempo. Los recuerdos son para ello un buen arma... pero gracias a algunas personas, ésas a las que debemos las fotografías y los vídeos, no son el mejor. Son ellos. La única pena es no poder grabar con una cámara todos los momentos importantes, pero cuando veo vídeos o películas de hace algunos años es como si pudiese sentir que es ese entonces de nuevo.

Lamentablemente la magia tiene sus limitaciones y no graba todavía olores. Si hay algo que me transporta a otros momentos o a otros lugares son ellos, y la mayoría es prácticamente imposible de guardar.

No me queda otra que tirar de memoria y aliarme con la suerte: la de encontrármelos por ahí de nuevo y poder volver a revivir lo que quiera una y otra vez.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Inocente...

No. No quiero hablar de bromas. De hecho a mí el tema me hace bastante poca gracia.

Pocas veces me he encontrado con gente realmente inocente, y cuando lo he hecho he tenido la -para mí mala- suerte de verla corromperse con el paso de los años. Supongo que por eso se suele atribuir a los niños, porque el tiempo la acaba destruyendo. Y lo peor es que creo que lo más adaptativo es perder parte de esa inocencia, pero me parece tan triste verla irse de alguien que esa partida me produce cierta ambivalencia.

Encima cada vez quedan menos inocentes... En los tiempos que corren la inocencia se pierde cada vez más temprano, y cuando los jóvenes sienten que la tienen no hacen otra cosa sino tratar de deshacerse de ella. Creen que es lo malo, lo que los hace débiles y vulnerables... cuando en realidad es lo que los hace más fuertes. Es lo que tienen ellos y que a los demás les falta. Y, aún más, una vez la han perdido nunca más la podrán recuperar.

Pena

A nadie le gusta dar pena. A menos, claro está, que se quiera hacer adrede para conseguir algo... pero no es a eso a lo que me refiero. Tampoco a mí me gusta dar pena. Ni sabría decir ahora mismo por qué.

Sin embargo, y aunque hay pocas cosas, personas o situaciones que me den pena, cuando me pasa es cuando me siento más humana. Y cuando digo pena quiero decir ese profundo pesar que uno nota desde dentro, no al mero "pobrecillo" que soltamos muchas veces. Ésa es sólo una verbalización casi automática, y lo que yo digo es interior. Tal vez la empatía llevada a su máximo exponente.

Al final, sabiendo la calidez que a mí me transmite una persona cuando me da pena, creo que tampoco debe ser tan malo dársela a otro. Hacer a otro sentir que es una persona no debería avergonzar a nadie.

sábado, 27 de diciembre de 2008

6:15

Hoy no me voy a levantar en mitad de la noche.

viernes, 26 de diciembre de 2008

For one more day

'Let me guess. You want to know why I tried to kill myself'.

Charles Alexander Benetto, For one more day

Llamar la atención

Me encanta. Pero se puede hacer de muchas formas, y yo suelo distinguir entre dos: hay personas que hacen cualquier cosa con tal de llamar la atención, porque gozan destacando sea por lo que sea y como sea, y también están las que disfrutan cuando algo que hacen de forma natural cautiva a otros. Soy de las segundas y detesto a las primeras.

Odio el histrionismo, no puedo con él, y las personas histriónicas suelen sacarme de quicio. Para ellas todo vale cuando se trata de ser el centro de atención. Da igual si tienen que pisar a otros, arrastrarse ellas o prostituir sus ideales por sentirse unos minutos observadas. Eso cuando los tienen, claro. Me parece tan mezquino, lamentable y patético que casi me provoca náuseas...

A mí lo que me gusta y me enorgullece es levantar la vista de lo que hago porque simplemente quiero y ver que a alguien le gusta. No me esfuerzo ni pienso hacerlo por destacar... pero cuando ocurre que algo que yo hice lo hace sí me siento satisfecha.

Parece a simple vista que se trata de lo mismo pero hay un abismo entre las dos formas de llamar la atención. En una haces para que te vean... en la otra te ven porque haces.

Lectura

Tantos años odiándola y al final no va a ser tan mala. Me sigue incomodando, pero poco a poco me he hecho a ella, casi sin querer. Al final se ha hecho un hueco entre la obligación y los intentos por combatir el insomnio y se ha puesto encima del placer. Pero para disfrutar de un libro importa mucho quien lo escribe.

Si no fuese por cómo lo hizo ella y por lo que dijo y creó no me habría pasado. No todo el mundo tiene esa habilidad, y yo quiero hacerla mía.

Quiero robar sueños, quitar tiempo, sacar lágrimas, invadir pensamientos, infundir sentimientos, regalar ilusión... Quiero escribir y que alguien, aunque sólo sea una persona, disfrute leyendo. Y es que siempre me ha gustado la magia...

Túneles

Quién no habrá estado en uno más de una vez... Nos pasamos la vida atravesando carreteras y es inevitable encontrárselos por el camino, aunque sea de cuando en cuando.

De pequeños pueden asustarnos, porque dentro todo está muy oscuro, pero después de pasar por unos cuantos aprendemos que tienen salida. Por eso, con un poco de tiempo, casi nos pasan desapercibidos... Hasta que llega el día en que detrás de la que pensamos que era la última curva no hay claridad, sino que sigue el túnel y no vemos el final. Nos ponemos nerviosos, porque llegamos hasta a preguntarnos si no será que ese túnel no va a terminar nunca. O si no moriremos antes de acabarlo. Pero finalmente vuelve a aparecer el sol detrás del último metro de muro, atraviesa el cristal y nos da de pleno en la cara. En ese momento reímos y pensamos lo idiotas que fuimos al pensar que no saldríamos de ahí.

Aunque no siempre es tan sencillo. Hay quien, preso de los nervios, en vez de continuar con su camino hasta encontrar una salida, se estrella en medio del túnel. O vive o muere, y si es lo primero puede ser que le cueste más de lo normal volver a ver la luz... a menos que lleguen los servicios de emergencias. A ellos les da igual si tienen que meterse ahí dentro sin necesidad, si habrá oxígeno o si no... Sólo se preocupan de buscarte, encontrarte, y sacarte cuanto antes de ahí.

En la otra mano tenemos a los que, en lugar de disfrutar del sol calentándoles la cara, se dejan deslumbrar por él al dejar el túnel. Hacen que lo que podría haber sido un final feliz se estropee, y echan a perder también todo el esfuerzo que dejaron atrás, dentro del túnel, cuando luchaban por abandonarlo. Aquí, de nuevo, los de las emergencias aún pueden llegar y hacer algo por ellos.

Vamos a seguir conduciendo mucho tiempo más. Vamos a ver más túneles. Vamos a continuar pensando cada vez que ése es el último o que no tendrá final... Pero intentemos ir con cuidado. No estrellarnos ni cegarnos luego... porque todos, absolutamente todos los túneles por los que pasamos, van a tener final. Y, si acaso nos sucede algo, no nos olvidemos de agradecer a los servicios de emergencias el habernos prestado su ayuda.

martes, 23 de diciembre de 2008

El protagonista...

"No se preocupe, princesa. Ya sabe mi papel en esta pequeña historia. Soy el protagonista. Y ya sabe lo que dicen de los protagonistas: que nunca mueren".

Balthier, FFXII

Nescencia necat

Gran frase que repite mucho un amigo mío. La ignorancia mata. Pero el problema no es ser ignorante, porque dadas las características de este mundo en el que vivimos, todos nacemos siendo unos completos ignorantes y, en general, morimos siéndolo sólo un poco menos. Hay demasiados conocimientos como para quedarnos con todos... pero qué menos que no pretender tenerlos cuando cualquiera con dos dedos de frente sabe que eso es imposible.

Lo que mata de verdad es pensar que uno lo sabe todo, o mucho más de lo que sabe en realidad. Con el paso de los años, uno se va dando cada vez más cuenta de que hay bastante más de lo que se pensaba y que, por ende, sabemos mucho menos de lo que imaginamos. Pero parece que no a todo el mundo le pasa, y por eso hay personas que dan en opinar sobre cosas de las que no tienen ni idea. Hablan sin saber y pierden más de esa forma de lo que podrían ganar hablando con razón.

El último escalón de esa prepotencia de muchos de los que ignoran su propia ignorancia da a hablar sobre lo que sienten los demás. Eso no es sólo algo de lo que ellos no tienen ni idea, sino que es también algo que nunca, por libros que lean o mundo que recorran, van a saber.

Porque lo que se ve no siempre coincide con lo que se oculta... aunque esa suerte de ignorantes, por mucho que lo intenten, no se pueden esconder.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Resurreciones

Hay cosas que, aunque no se mueran literalmente, nosotros las damos por muertas. Relaciones, sensaciones, recuerdos... e incluso personas. Siguen existiendo en alguna parte, pero hemos asumido que nunca más vamos a encontrarnos con ellas... pero de repente llega un día en el que lo hacemos. Nos topamos con algo que creíamos bajo tierra... a veces con gusanos por encima, prueba de que alguna vez murieron para nosotros, y otras, las más sorprendentes de todas, intactas, tal y como estaban antes de haberlas sepultado.

Desde luego que nunca vi a nadie salir de un ataúd de los de verdad... pero sí de los metafóricos, y es una mezcla entre agradable y sorprendente. Agradable si no hay bichitos, y sorprendente el hecho en sí. Es como tener una segunda oportunidad que otra persona o nosotros mismos nos habíamos negado de forma estúpida... porque, como suele decirse, todo tiene solución, excepto la muerte. No la hagamos llegar antes de tiempo...

sábado, 20 de diciembre de 2008

Lo que nos falta

A veces nos preocupamos tanto por lo que nos falta que no nos damos cuenta de todo lo que tenemos...

viernes, 19 de diciembre de 2008

Observada

No sé si lo estoy siendo, pero a veces me lo siento. Hay indicios, pero no dispongo de las herramientas necesarias para interpretarlos sin que ningún error tenga cabida...

De todos modos no es desagradable. Me podría agobiar o sentir molesta, pero no es el caso, quizás porque quiero que me miren. No, no se trata de un ataque de histrionismo ni tampoco de la búsqueda de un impulso que lance mi ego hasta el infinito. Es la sensación de importarle a alguien la que me atrae.

Hay tantas cosas que creo que pasan por mi cabeza con respecto a ciertas personas y que creo que nunca pasarían por las suyas... Evidentemente nunca sé si me equivoco, pero puedo suponerlo, ya que raro sería que me creyese algunas respuestas si me atreviese a preguntar. El caso es que hay un puñado de personas que me importan. Me gusta saber si entran, si salen, cómo les va, qué hacen o por qué... pero no siempre lo sé, así que, si y cuando puedo intento investigar por mi cuenta sin que ellos lo sepan.

Por eso me sorprende tanto pensar en la posibilidad de haber cazado a alguien en esa situación que yo haría -y, de hecho hago- pero que me temo que no veré de otros y, a la vez, pienso que lo más probable es que esté equivocada.

Sea como sea, los pequeños instantes en que me convenzo a mí misma de que hay alguien que se preocupa por mí lo suficiente como para intentar seguir mis pasos, soy un poco más feliz. Por eso me gusta, al menos esta vez, sentirme observada.

Preocupaciones

Qué feliz se siente uno cuando sabe que lo que le preocupa es, en realidad, algo absurdo. Bien porque no tenga muchas probabilidades de suceder o bien porque, de ocurrir, no sería nada grave. Pero cómo cambia la cosa cuando sabes que tus preocupaciones se asientan sobre una base real y plausible...

De forma casi automática buscas, en el mejor de los casos, mil alternativas posibles para descartar o alejar un poco la que temes. En el peor es como una pesadilla. Sigues respirando, pero sientes que te falta el aire. Tu corazón aún late, pero te sientes como si palpitase cada vez con menos fuerza. Y, si consigues conciliar el sueño y escapar por un momento de lo que se te avecina, sientes un gran pesar cuando te despiertas. Es como si te hubiesen golpeado fuertemente en la cabeza y estuvieras a punto de perder el sentido, pero en lugar de un arma contundente, lo que te golpeó fue la cruda realidad.

Por suerte, la mayor parte del tiempo tenemos sólo preocupaciones de esas banales a las que dedicamos varios minutos cada día -o incluso horas- hasta con gusto. Ésa es la razón de que deteste que alguna gente trate de hacer pasar trivialidades por preocupaciones de las de verdad. Porque, como muchos, he tenido unas cuantas, y es en parte gracias a ellas que sé disfrutar de las demás.

Si hay un mañana y es juntos, no te preocupes. Si temes que no lo haya o que puedas perder a alguien por el camino... entonces puedes empezar a hacerlo.

jueves, 18 de diciembre de 2008

En cambio no

"Porque se rompen en mis dientes las cosas importantes, esas palabras que nunca escucharás...".

Laura Pausini, En cambio no

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Flujo

Aparta eso de tu cabeza, por favor. Un autor de cuyo nombre no quiero... vale, no puedo acordarme, describió como flujo a la sensación de bienestar y concentración que una persona manifiesta al realizar una tarea que le resulta agradable y que le exige los recursos justos y necesarios: no más de los que dispone, lo que haría a la tarea frustrante, ni muchos menos de los que tiene, que la haría aburrida.

Ajedrecistas, alpinistas, artistas... Muchos de ellos dicen haberlo sentido desarrollando sus respectivas actividades. Yo también lo he sentido, pero con más de una cosa.

Dibujando, cantando, bailando, escribiendo... Creo que todo lo que implica crear me lo ha producido alguna vez. También resolver algunos problemas o ecuaciones en matemáticas... y deducir. A veces me enfrento a alguna pregunta cuya respuesta no conozco y, tejiendo una especie de tela de araña con otros conocimientos que sí que tengo, doy con la solución. Durante esos instantes es como si el mundo a mi alrededor no existiera. Como si nos quedásemos a solas mi cabeza y yo, aun teniendo los ojos abiertos y habiendo gente o bullicio en la misma habitación.

Supongo que todo el mundo lo ha sentido alguna vez haciendo algo. Desde luego es ocasional: desgraciadamente -o al menos a mí me pasa- no es algo que se sienta siempre que se llevan a cabo todas esas cosas que mencioné. Pero, cuando da en aparecer, me encanta que me inunde durante el tiempo que considere oportuno.

Mihaly Csikszentmihalyi... Ya no se me va a volver a olvidar.

Ochenta

Es la década que me vio nacer. Fue el escenario de parte de mi infancia, de la que no recuerdo nada especialmente negativo ni doloroso... o al menos nada que no pudiera superar cualquiera. Pero, no sé por qué, cada vez que veo películas o escucho canciones ochenteras, me invade una sensación de lo más desagradable... Incluso las que en su momento me gustaban tanto como para verlas u oírlas cada dos por tres.

¿A qué habré asociado todo eso para que me genere malestar? A veces pienso si no habrá algo que yo no recuerde, pero creo que, de existir, no podría ser tan grande como para provocar eso en mí sin hacerse un hueco en mi memoria. ¿O sí? Me temo que nunca lo sabré.

El caso es que es ése el motivo de que no me guste lo viejo. No es un ataque modernista sin sentido, ni que reniegue de todas las cosas antiguas, como la gente tiende a pensar sin hacer ninguna pregunta primero. Es que todo eso me trae algo que no me gusta en absoluto. Decir que es malestar o algo desagradable es lo más que puedo acercarme a describirlo, pero es más que eso... y, como es normal, procuro apartar todo lo que me va a hacer sentir así en la medida de lo posible.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Bonita inteligencia

"Una mujer bonita puede no ser siempre inteligente, pero una mujer inteligente siempre es bonita".

Napoleón Bonaparte, El Ocho

Víctimas

Según Elkind, la fábula personal es una de las características propias del egocentrismo adolescente. Se refiere a la creencia que tienen algunos jóvenes de que todas las cosas que viven son únicas y a nadie más le han ocurrido. Otros autores incluso sitúan antes esa etapa: en la infancia. Yo no estoy segura de que eso sea así.

Estoy cansada de ver víctimas por todas partes. Pero de las de mentira, de las que yo odio. Son esa clase de gente que cree que todo les sucede a ellos. Todo lo malo, claro está. Si acaso otro tuvo la misma enfermedad que ellos ahora padecen, sufrió mucho menos, un pinchazo les hace sangrar más que al resto, que les deje su pareja les duele más que a ningún otro, etcétera. Y además de eso pasan media vida llorando por los rincones y lamentándose de su horrible desdicha, cuando en realidad tienen familia, casa, cama, comida... y, en fin, un abanico enorme de posibilidades con el que en otras partes del mundo ni siquiera son capaces de soñar.

No se enterarán nunca de que todo el mundo sufre de la forma en que lo hacen ellos... De un modo o de otro todos lo hacemos. Y claro que está bien desahogarse, pero no nadar cada puto día que pasa en ese supuesto horror que creen que los demás desconocemos. Por algún motivo que me es ajeno, creen que siempre se tiene que ser feliz, y que el más mínimo obstáculo en tu camino es un buen motivo para quejarse.

Pues no, no y no. El sufrimiento es inherente al ser humano, mal que les pese. No es que los demás no sufran o lo hagan menos. Eso ni se sabe ni se va a saber nunca, porque el sufrimiento además también es subjetivo. Sólo es que hay gente que ha aprendido a aceptar que las cosas no siempre van a salir bien. Y no hablo de conformistas, sino de personas maduras que saben dar lo mejor de sí en cada momento a pesar de las circunstancias que les rodeen. O por lo menos lo intentan, cosa que esas víctimas de mentira nunca hacen escudándose en su supuesta vida horrible llena de comodidades.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Un personaje

La gente se suele quedar con los que ve en series, películas o libros. Creo que no se dan cuenta de que también los hay fuera de ellos, y además son mejores porque son de verdad. Claro está que, por razones que yo ignoro, suelen destacar menos para la mayoría, que pierde mucho el tiempo buscando espejos en los que reflejarse dentro de los demás.

Cuando observo a mi familia veo algunos personajes. Si pienso en mis amigos, creo que todos lo son. Y no, cuando hablo de ellos no me refiero a gente falsa o que interpreta un papel. Hablo de personas peculiares, incluso algunas excéntricas, con cualidades únicas o combinaciones de ellas que no verás jamás en otros.

Creo que mi vida sin personajes estaría hueca. Y yo sin ser uno de ellos también.

jueves, 11 de diciembre de 2008

De película

Qué común es soñar despierto, ¿verdad? Yo suelo hacerlo bastante, desde que era pequeña. Siempre albergaba la esperanza hasta el último momento de que lo que se me había pasado por la cabeza se hiciese realidad. Lamentablemente, eso nunca sucedía, así que acabé aceptando que, a no ser que fueses la protagonista de una película, los sueños no saldrían del lugar donde los engendraste: tu cabeza.

Y fue así hasta que lo conocí... Sí. El sueño mismo de ver uno cumplirse se me hizo realidad. Me lo hizo realidad. Entonces, lo que me habría gustado que sucediese y lo que finalmente acabó pasando fueron lo mismo. Él me hizo sentir como deben hacerlo esos personajes principales cuyas vidas siguen el curso perfecto que siempre habían deseado. Incluso me fue sorprendiendo con escenas increíbles que ni siquiera en mi imaginación habrían tenido nunca lugar. Todo fue mágico.

Lástima que el desenlace también pareciese de película, aunque de una un poco bastante más triste. Ese sufrimiento que también hemos visto en otros y del que creemos que quizás nos libremos nosotros me alcanzó de pleno. Increíble principio e increíble final.

Después de tanto, el tiempo hizo muy bien su trabajo. El olvido también hizo lo propio, y, al menos con respecto a esa historia, mis sueños se acabaron. El dolor fue saliendo poco a poco de escena y todo volvió a ser normal. Hasta ayer.

No lo esperaba. También en la ficción es frecuente escuchar un "lo siento" que luego raras veces oímos en la realidad. Pues volvió a hacerlo. Recuperó parte de la magia que trajo consigo un día y la compartió conmigo. Eso que nunca piensas que vaya a hacer otro por ti, cuando crees que de ti nadie se acordará pasados los meses. Lo hizo. Volvió a parecerse a la escena de una película que te gustaría protagonizar y, de nuevo, superó mis expectativas.

Ahora todo es diferente... Ni siquiera la magia puede borrar ciertas cosas, ni a mí me gustaría que cambiasen ciertas otras. Pero diferente no siempre es peor. Ya una vez pensé que algo era insuperable y más tarde quedó bastante reducido y eclipsado por él. ¿Por qué perder la esperanza cuando, además, están enseñándonos un rayo de luz?

Sólo espero que esta vez no tenga un trágico final. No necesito que esta película sea la más vista. Tampoco necesito a los mejores actores ni quiero un gran guión. Con que nos haga otra vez felices será más que suficiente.

Ya viene...

Ya he empezado a notarlo... El agua se ha retirado hacia atrás y ya se está formando la ola que, espero que dentro de poco, creo que me va a empapar entera. A ver si es verdad... y a ver si es juntos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Through glass

I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
Oh God it feels like forever,
but no one ever tells you that forever
feels like home sitting all alone inside your head.

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

How do you feel? That is the question...
But I forget you don't expect an easy answer.
When something like a soul becomes
initialized and folded up like paper dolls and little notes,
you can't expect a bit of hope,
so while you're outside looking in
describing what you see
remember what you're staring at is me...

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

How much is real? So much to question.
An epidemic of the mannequins
contaminating everything.
When thought came from the heart
it never did right from the start,
just listen to the noises...
(No more sad voices).

Before you tell yourself
it's just a different scene
remember it's just different from what you've seen.

I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
And all I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
And all I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.


And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...
The stars...

That lie to you.

And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...

The stars...
That lie to you.


I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
Oh God it feels like forever,
but no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.


Cause I'm looking at you through the glass...
Don't know how much time has passed...
All I know is that it feels like forever,
when no one ever tells you that forever
feels like home, sitting all alone inside your head.

And it's the stars...
The stars...
That shine for you.
And it's the stars...

The stars...
That lie to you.

And it's the stars...

The stars...
That shine for you.
And it's the stars...
The stars...
That lie to you.

Oh, and the stars...
Oh, and the stars... they lie...

Stone Sour, Through glass

domingo, 7 de diciembre de 2008

No quiero

No sé cuál es el motivo, pero con otra gente no me pasa lo mismo que contigo. Se acaba y se van y me voy y la distancia, la que se hace real al final del todo, la que duele y la que es fría como tus manos en invierno, hace el resto.

Contigo me falla el primer paso. No quiero darlo, y que tú tampoco lo hagas me echa aún más para atrás. Porque en el fondo no quiero que te vayas... No quiero perderte, y menos por eso. Rendirnos ahora arruinaría el trabajo de años. Sería darle la razón a quien no la conoce y quitárnosla a nosotros que, aunque nunca la vimos, fuimos capaces de sentirla.

Pero es que tampoco me gusta estar así... donde tú pero sin ti. Es como si llevásemos meses en la misma habitación evitando los ojos del otro, pero lanzándonos miradas furtivas cuando sabemos que no vamos a ser vistos. O al menos yo te las lanzo...

Es que es tan absurdo que para ser tenga que ser así... No, no y no. No quiero, joder. No quiero dudar si tengo que hablar de ti como un gran amigo en pasado, no quiero mirarte y que nunca me devuelvas la mirada, no quiero que te olvides de mí ni olvidarte, no quiero sumarte a la larga lista de fracasos que arrastro desde que tengo uso de razón. No quiero morirme sin verte ni que te mueras y no enterarme nunca.

Qué más da... qué más dan las lágrimas, o la eterna espera o la angustia, si parece que se te dé mejor odiarme que quererme. Quizás así seas más feliz y desear que eso cambie de nuevo es sólo una de las formas de mi egoísmo.

Mientras todo pasa o se me pasa a mí, sólo puedo echarte de menos. Al menos tengo tu voz... y tu sonrisa, aunque ahora ya no sean nunca para mí.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Modas

Tan estúpida me parece la gente que compra o hace cosas sólo porque están de moda como la que las critica o deja de lado sólo por esa razón.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El paso del tiempo

"Al cabo de dos mil años, sus nombres serían como partículas de polvo que cruzan una vasta llanura".

Katherine Neville, El Círculo Mágico

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Memoria y muerte

¿No te pasa que, a veces, te viene un recuerdo de tu infancia que creías enterrado? ¿No recorres como a cámara rápida toda tu vida y sientes que hay tantas cosas en tu cabeza que algún día no cabrá ninguna más?

A veces me pregunto si no nos morimos por eso, porque tantos recuerdos nos desbordan. Porque no se puede vivir con tanto a las espaldas, ya que si a mí me parece que mi carga es inconmensurable y ni siquiera llegué a la treintena, no quiero ni pensar qué le parecerá a una persona de noventa años.

Pero suena ridículo, morirse por eso... ¿Es que acaso no lo es morirse en sí? Hasta vivir lo es... porque aún ninguno de nosotros sabe por qué lo hace y, sin embargo, no queremos dejar de hacerlo. Bien pensado es un sinsentido. Uno de los que me gustan. Un "porque sí, y punto".

Quizás ni siquiera muramos... Tal vez sea nuestra memoria la que nos mata, presa de la desesperación, o de la rabia, o del dolor, o de la culpa... que nosotros mismos, un día, la hicimos llevar consigo. Así que, a lo mejor, somos nosotros los que nos acabamos matando solos, con un montón de recuerdos como único arma.

martes, 2 de diciembre de 2008

Mi destino

Ya de pequeña empecé a darme cuenta. En ese momento no me importaba demasiado, y ahora que me importa un poco más, lo tengo tan asumido que casi no me molesta.

Hay gente con la que los demás no quieren estar. O, al menos, no por mucho tiempo. Es por eso que conocen a muchas personas a lo largo de sus vidas, hacen amistad con algunas, pero al final acaban solas. Ése es mi caso.

En el colegio no caía bien que diese siempre mi opinión ni que protestase cuando lo creía conveniente. Supongo que era más fácil tratar con otro tipo de personas que seguían a otros la corriente porque no entendían bien que en realidad se querían burlar o aprovechar de ellos. También sería menos complicado juntarse con los que asentían a todo y se conformaban con lo que les llegase sin cuestionarse nunca nada.

En mi edificio pasaba prácticamente lo mismo. Verter una opinión contraria a la de la mayoría tampoco era bien recibido. Y, si además, al ver las reacciones de los otros niños en vez de achantarte seguías en tus trece y defendías tu postura aún siendo treinta contra tres, sentaba aún peor.

En la adolescencia no me fue mejor. Además de tener las cosas muy claras (para algunos adultos incluso demasiado, cosa que aún hoy no entiendo), tenía bastante carácter. No sólo protestaba cuando lo veía oportuno, sino que lo hacía, digamos, muy enérgicamente y, a veces, de la peor de las maneras.

Después mejoró un poco la cosa, aunque ayudada por otras circunstancias, pero a pesar de que fue más duradero tuvo el mismo final. Sinceridad, personalidad, carácter (mucho y muy fuerte) y, sobre todo, muy mala leche. Un cóctel que no mucha gente aguanta durante meses, pocos por años y, me temo que casi nadie, para toda la vida.

Sí, no me aguanta ni Dios, pero no me siento muy mal por ello. Mentiría si dijese que no me gusta cómo soy, y pecaría de falsa modestia si no admitiera que soy, en muchos aspectos, de la forma en que creo que debería ser mucha gente. Y no es soberbia (cuántos me habrán acusado de tenerla...) sino coherencia. Entiendo que todo el mundo piensa y vive su vida del modo en que cree que debe hacerlo. O al menos así debería ser. Habrá miles de opiniones y cientos de puntos de vista, pero dentro de cada uno de ellos cada uno da de sí lo mejor de lo que es capaz. Y yo no soy menos.

El principal inconveniente que le veo a mi destino, a acabar peleando con todo el mundo, es que por el camino me encuentro con algunas personas que merecen la pena. Por eso, por ellos, he tratado de cambiar algunos de mis muchos defectos que podrían afectarles. Sólo alguien que ha vivido siempre con muchísimo carácter sabe lo que cuesta domarlo. Yo apenas lo he conseguido, y el pequeño avance que logré me ha llevado años.

Ni que decir tiene que no sólo no soy perfecta sino que tampoco pretendo serlo, porque mi perfección, como ya dije en alguna otra parte, se compone también de algunos defectos... pero no de todos los que porto. Es por eso que trato de pulirlos. Cuesta, pero sé que muchos saben o han sabido que lo he intentado y que lo sigo haciendo. Pero sigo pensando que nadie, o al menos nadie fuera de mi familia, va a tener nunca la paciencia suficiente como para esperar a que termine de controlarlos.

No me puedo quejar. La paciencia es, en general, otra de las virtudes de las que yo misma carezco. Y, aunque crea firmemente que mi destino será el que relaté en estas líneas, siendo como soy no podré hacer otra cosa que luchar por cambiarlo. No por tener muchos amigos ni por caer bien a los demás... sino por ese puñado de gente que realmente se lo merece y que no me gustaría perder.

Falsedad

Me da mucho asco, y por muchas razones. No entiendo a la gente que cambia su discurso según quién lo esté escuchando, y, evidentemente, no me refiero a la forma, sino al contenido. Ni me arrepiento ni me avergüenzo de lo que pienso, así que no necesito ocultarlo o distorsionarlo para caer mejor, porque además, aún si lo hiciera, los demás no se estarían llevando bien conmigo, sino con un personaje que no soy yo. ¿Cuál sería mi mérito entonces? Las actuaciones dejémoslas mejor para los escenarios.

Ni me puede caer bien todo el mundo ni yo le puedo gustar a todos. Y como a mí le pasa al resto. La gente debería asimilarlo en lugar de intentar luchar contra esa tendencia natural. Creo que así serían un poco más felices, aunque eso implique a veces un rato de infelicidad para otros. Pero es que yo, al menos, prefiero sufrir con la realidad a disfrutar de algo que no es cierto...

Hay quien dice que cómo puede la gente "torturarse" dejando a veces de cuidar su salud como debiera, o teniendo la autoestima un poco más baja de lo normal. Yo creo que la manera más asquerosa y más patética de demostrar lo poco que se quiere una persona es no reconocer cómo es por miedo a no gustar a los demás.