Dicen que el ser humano es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra. En realidad no, no es el único, y no se tropieza dos veces con la misma piedra sino setecientas. Pero de todas maneras, esa frase tampoco es tan negativa como puede parecer en un principio. Repetir los mismos errores más de una vez también tiene sus ventajas.
En primer lugar, tenemos la oportunidad de comprobar si realmente eran errores. Tal vez afrontando de otra forma las mismas situaciones las sepamos manejar, cosa que nos estaría diciendo que el error no fue lo que hicimos o lo que provocamos, sino cómo atajamos sus consecuencias.
Por otro lado, cuando pensamos que nuestro error tiene sólo un cauce y que va a llevarnos siempre al mismo lugar, una vez lo repetimos ya conocemos el camino que va a seguir. Podemos prepararnos y estar tranquilos, pensando que lo que nos espera no será peor que lo que ya conocemos de otras veces.
Aún así, a nadie le gusta tropezarse, y menos siempre en el mismo lugar. Pero es que en un camino tan empedrado, a veces cuesta distinguir unas piedras de otras, y hasta que no nos damos de bruces con ellas no nos damos cuenta de que eran las que debíamos evitar. Y total, al final, aunque no nos guste, cayéndose es como aprende uno a levantarse.