Balance... Puede que una de las palabras más repetidas durante estos días. El mío me temo que no sería fantástico, pero tampoco me quiero quejar. Y no es por una falsa educación o por que eso sea lo que queda bien decir. Es porque los años malos también me gustan. Vivirlos no tanto algunas veces, pero todo lo que aprendo de ellos se quedará para mí para siempre, así que en realidad ninguno es malo del todo.
Otra ventaja, aunque se torne triste en ciertas ocasiones, es que te permiten ver quién está contigo y quién no. Es triste ver algunas espaldas que una nunca había contemplado... pero antes o después, de gente como ésa, era lo único que iba a quedarnos.
El próximo año será mejor. No sé qué tendrá ni qué me va a pasar, pero he decidido ser más optimista que éste, y sólo con eso tengo mucho ganado. Sola o acompañada... pero no pienso dejar de caminar.