domingo, 31 de mayo de 2009

Otra forma de verlo

"No es de la benevolencia del cervecero ni de la del panadero de lo que esperamos la comida, sino de su preocupación por sus propios intereses. Nos encomendamos, no a su humanidad, sino a su egoísmo, y no les hablamos jamás de nuestras necesidades, sino de sus ventajas".

Adam Smith

Distracciones

Siempre que tengo algo más o menos importante que hacer, llegan. Las distracciones, sean del tipo que sean, y me parece demasiada casualidad que todas se concentren en las fechas clave en que no deben... desconcentrarme, a mí. Me pregunto si no soy yo la que las busca, aunque sea de alguna forma "inconsciente" o sin darme cuenta, para evitar hacer o pensar eso que está requiriendo mi atención.

Lo peor de todo no es que aparezcan ni que pueda ser que yo misma las cree, sino que me vencen. Es tan fácil quebrantar una voluntad tan frágil... Pero estoy segura de que puedo ir uniendo los pedazos y reconstruirla, y cuando cicatrice se habrá hecho más fuerte.

No habrá distracciones. O las habrá, pero cuando el tema del que me mantengan alejada sea tan nimio como la forma que tienen hoy las nubes.

Palabras prohibidas

Hay ciertas cosas que todo el mundo sabe pero nadie dice. Y está bien que nadie lo haga, porque de algún modo, mientras todos evitan pronunciar una palabra sobre el tema, uno puede fantasear con la idea de que no es cierto. Puede imaginar, aun a sabiendas de que se está engañando, que tal vez se haya equivocado, y que todo será de otra forma y no del modo en que todo parece indicar que va a ser.

Todo eso lo sé. Lo sabemos, pero no es necesario decirlo en alto. No hace falta sesgar de esa manera la ilusión de que nadie más se haya dado cuenta de lo evidente, que lo hace menos obvio y, en el mejor de los casos, incluso improbable.

A veces hay que mentirse un poco. En parte, en eso consiste el optimismo: en mirar sólo al lado positivo de las cosas... aunque el negativo esté a punto de cubrirlo casi todo, porque en realidad no es mentir, sino confiar. Confiar en que, por pequeñas que sean las posibilidades de que una situación que pinta fatal acabe dando en un buen resultado, puede suceder. Eso que quizás de otra manera no haríamos.

Hay ocasiones en que es mejor quedarse callado. Observar y callar, porque hasta que las cosas que no queremos que lleguen llegan, siempre existe la esperanza de que se retrasen un poco más. Y siempre pueden hacerlo. Pueden, de hecho, no llegar jamás... Así que cállate, por favor. Cállate, porque aún no ha pasado nada. Y con un poco de suerte, tampoco va a pasar.

jueves, 28 de mayo de 2009

Estoy

Hoy desperté... te busqué...
Me hizo falta estar contigo...
Quise rozar tu mirada...

Hoy te pensé... te extrañé...
Añoré sentir tu mano
sobre mi piel... y mi alma...

Tú viajando por la adversidad...
Yo volando sin poder asimilar
que detrás de cada límite
estoy...

Hoy sin querer te miré...
Vi tu foto y me transporté
al calor de tus besos...
Y te acaricié... te tomé...
te llené... paso a paso cada espacio...
Pude esquivar la contrariedad:
tu alma sabe...

Mientras viajas por tu adversidad...
Mientras vuelo sin poder asegurar
que a pesar de cada límite
estoy... siempre seguro que...
más allá de toda lógica...
salgo a toda reconciliación...
Y detrás de cada límite... estoy...

Hoy... desperté... te busqué...
Me hizo falta estar contigo... hoy...

Benny Ibarra, Estoy

Libertad occidental

A menudo oigo a la gente decir que la libertad no existe, porque uno siempre tiene ciertas obligaciones ineludibles que, de un modo u otro, le atan a algo. Y es verdad que eso ocurre, pero creo que lo que no lo es es que eso sea incompatible con ser libre, porque entre otras cosas uno es, de hecho, libre de comulgar o no con la sociedad en la que vive, y si la mayoría decide seguir sus reglas o al menos parte de ellas es por mera comodidad, no por imposibilidad real.

Aun y así, estando inmersos en una comunidad, también gozamos de más libertad de la que muchos creen, al menos en el mundo occidental, en el que las oportunidades se nos pasean por delante como modelos sobre la pasarela, esperando -o no- a que nos decidamos por alguna.

Una libertad más primitiva es la que, al menos yo, siento cuando vuelo "a mi manera", o a la manera en que el hombre en general puede volar. Encerrada en un avión, qué paradoja. O con el vaivén de una atracción de feria que me aparta el pelo de la cara y me la enfría con el mismo aire que, según se mire, también puede ser susceptible de coartar mi libertad: el que necesito para estar viva.

Supongo que la diferencia entre los que nos llegamos a sentir libres en esta vida y los que no bien podría ser ésa: unos necesitan vivir; otros, sentirse vivos. Todos somos libres, en última instancia, de escoger cómo llegar a eso último.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Contar contigo

Podría empezar diciendo eso de "supongo que todo el mundo...", pero no, porque en realidad no creo que le haya pasado a cualquiera eso de ser la típica persona que en clase escogían la última para formar parte de su equipo. O a la que no le contaban los planes que habían hecho, porque no les apetecía que fuese con ellos. De todos modos, imagino que, aunque no a todos, a muchos les ha pasado eso... Ellos deben saber qué bien se siente uno cuando ve que eso deja de ocurrir.

No sé por qué, si es que crecen los otros o crece uno mismo, pero de pronto un día alguien empieza a contar contigo. Y otro. Y otro más... Y se te va yendo esa sensación de ser un bicho raro.

No es que no me guste la gente rara, por mi parte es más bien al contrario, pero sentir que los demás te lo consideran hasta tal punto sí que no me gusta. Aunque a una persona no le guste lo mismo que a los demás o no actúe de la misma manera no quiere decir que tenga que renunciar a ellos. O, mejor dicho, que quiera renunciar a ellos.

Parece que es más fácil que alguien distinto acepte las diferencias de los demás, que no dejan de ser extraños para él, a que suceda lo contrario... Suerte que el tiempo parece que todo lo cura. Y digo parece porque no quiero hacerme aún ilusiones... y porque tampoco sé quién se ha curado de eso, si ellos o yo... ni si pasó del todo.

martes, 26 de mayo de 2009

Desconfianza

"Si un hombre le entrega a otro plata, oro, o cualquier otra cosa en garantía, sea lo que sea debe hacerlo ante testigos y establecer el contrato antes de realizar el depósito".

Código de Hammurabi