Ladislaus Nim, El Fuego.
sábado, 31 de enero de 2009
Flashforward
Muchas veces he vivido una situación y he pensado en cómo la recordaría un tiempo después. Es curioso ver cómo con cada segundo que pasa hay algo que se transforma de presente a pasado. El proceso mediante el cual se crean los recuerdos. Pues bien, ayer me pasó algo así pero sin querer. Estaba en el portal con la compra esperando a que llegase el ascensor y de pronto tuve la sensación de estar recordando aquello. De estar pensando en cómo era yo con veintitantos, en cómo era mi casa... y toda la escena se impregnó de repente de un olor a pasado que no tenía demasiado sentido.
No duró más de un minuto, pero me llamó muchísimo la atención. Fue como un flashback pero al revés: un flashforward. Lo que no tengo claro es si me gustó o no... porque es como si de pronto hubiese tenido conciencia del paso del tiempo. De que, antes de que quiera darme cuenta, me habré quedado sin él. Angustiante pero interesante: tengo que aprovecharlo ahora para que cuando se repita esa escena se asome a mis labios una sonrisa y no un deje de tristeza.
Ahora. El poder lo tenemos en nuestras manos ahora. Lo que hagamos hoy es lo único que asegura nuestros recuerdos de mañana. Es lo que manda en los futuros arrepentimientos u orgullos. Aunque no siempre le demos la importancia que tiene, porque para ese día aún queda mucho tiempo... Pero, ¿y si no?
No duró más de un minuto, pero me llamó muchísimo la atención. Fue como un flashback pero al revés: un flashforward. Lo que no tengo claro es si me gustó o no... porque es como si de pronto hubiese tenido conciencia del paso del tiempo. De que, antes de que quiera darme cuenta, me habré quedado sin él. Angustiante pero interesante: tengo que aprovecharlo ahora para que cuando se repita esa escena se asome a mis labios una sonrisa y no un deje de tristeza.
Ahora. El poder lo tenemos en nuestras manos ahora. Lo que hagamos hoy es lo único que asegura nuestros recuerdos de mañana. Es lo que manda en los futuros arrepentimientos u orgullos. Aunque no siempre le demos la importancia que tiene, porque para ese día aún queda mucho tiempo... Pero, ¿y si no?
I miss...
Your eyes. Your smile. Your frown. Your face. I miss your voice, and the things that you used to tell me. I wish I could see you again and I wish we hadn't argued. One more time. We promised we wouldn't be so silly twice, but we broke our promise. And now I don't really know what happens to you, but I am swimming in the same tears you wiped away just a year ago. No... They're not the same... They have changed. You have changed them, cause you made them for me. Where there was love now there's only indifference. Maybe hate. But I haven't moved you from where you were.
Tiempo y confianza
Hubo un tiempo en que pensaba que la gente exageraba o simplemente mentía cuando decía que veía a alguien después de meses o incluso años y parecía que el tiempo no hubiese pasado, que la confianza no había cambiado. Hasta que me pasó a mí. Lo que no sé a ciencia cierta es de qué depende que eso ocurra, porque me pasó sólo con un par de personas y, con una de ellas, de forma más extraña.
Con el primero me pasó que, tras una pelea, estuvimos casi cuatro meses sin hablar. Después de ese tiempo y alguna disculpa de un lado y de otro, seguimos de tal forma que llegaba a parecer que todo ese tiempo no hubiera existido. Que hubiese sido un sueño o algo parecido.
Lo del segundo fue un poco diferente, porque nos distanciamos primero y después hablar con él era como hacerlo con un extraño. Eso también me chocaba: que alguien con quien has compartido tanto de pronto sea como uno más se hace bastante raro. O al menos a mí se me hizo la primera vez que me ocurrió. La cosa es que tras otra discusión y posterior reconciliación, las aguas volvieron a su cauce... pero al inicial, no a ese tan raro de en medio.
El otro caso con el que más o menos me pasa es un poco diferente. Con él nunca he discutido como para dejar de hablarnos, pero sabemos poco el uno del otro porque nuestras vidas se han separado de forma natural. No sé si que no haya peleas influye, o si es porque la persona cambia, pero cuando de año en año veo a este chico me sigo sintiendo cómoda.
Ahora mi duda está en cuánto tiempo puede durar algo así. Con el primero llevo más tiempo que nunca sin hablar, y con cada día que pasa pienso un poco más que quizás no volvamos a hacerlo (aunque hay algo que me dice que sí), y me pregunto qué pasará si eso sucede. ¿El tiempo además de curar destruye? ¿O hay cosas con las que definitivamente no puede ni podrá jamás? Supongo que para responder a esas cuestiones lo necesito. Y espero que su respuesta me satisfaga.
Con el primero me pasó que, tras una pelea, estuvimos casi cuatro meses sin hablar. Después de ese tiempo y alguna disculpa de un lado y de otro, seguimos de tal forma que llegaba a parecer que todo ese tiempo no hubiera existido. Que hubiese sido un sueño o algo parecido.
Lo del segundo fue un poco diferente, porque nos distanciamos primero y después hablar con él era como hacerlo con un extraño. Eso también me chocaba: que alguien con quien has compartido tanto de pronto sea como uno más se hace bastante raro. O al menos a mí se me hizo la primera vez que me ocurrió. La cosa es que tras otra discusión y posterior reconciliación, las aguas volvieron a su cauce... pero al inicial, no a ese tan raro de en medio.
El otro caso con el que más o menos me pasa es un poco diferente. Con él nunca he discutido como para dejar de hablarnos, pero sabemos poco el uno del otro porque nuestras vidas se han separado de forma natural. No sé si que no haya peleas influye, o si es porque la persona cambia, pero cuando de año en año veo a este chico me sigo sintiendo cómoda.
Ahora mi duda está en cuánto tiempo puede durar algo así. Con el primero llevo más tiempo que nunca sin hablar, y con cada día que pasa pienso un poco más que quizás no volvamos a hacerlo (aunque hay algo que me dice que sí), y me pregunto qué pasará si eso sucede. ¿El tiempo además de curar destruye? ¿O hay cosas con las que definitivamente no puede ni podrá jamás? Supongo que para responder a esas cuestiones lo necesito. Y espero que su respuesta me satisfaga.
viernes, 30 de enero de 2009
De madrugada
-En general hay mucho idiota suelto por el mundo. Y a nuestras edades aún más.
-Ya. A veces tengo la sensación de encontrármelos a todos.
-Ya. A veces tengo la sensación de encontrármelos a todos.
Aprendizaje
De todo se puede aprender. Cualquier situación, cualquier problema... incluso cualquier persona es susceptible de convertirse en un improvisado maestro de alguna -o más de una- lección de la vida de alguien.
El problema radica en que hay personas que no se dan cuenta. Da igual cuantas veces pongas la misma piedra en su camino: todas se tropiezan con ella. Y vale que somos seres humanos... pero tampoco hay por qué serlo "tanto". Incluso los demás animales, con un par de caídas con sus respectivas incorporaciones, aprenden. Eso a lo que muchos humanos parecen resistirse.
Ni que decir tiene que de lo malo también se aprende. De hecho puede que sea de eso de lo que más partido se puede sacar. Pero he conocido gente que, en una de esas veces en que todo se ha torcido, se ha limitado a cerrar los ojos hasta ser avisados de que ya se enderezó. Pobres... porque además de un par de lecciones, se pierden el placer de llegar a disfrutar sufriendo. Y no es masoquismo, señores, es aprender que ésa es una de las mejores formas de hacerlo. Es, pues, sentir placer aprendiendo.
El problema radica en que hay personas que no se dan cuenta. Da igual cuantas veces pongas la misma piedra en su camino: todas se tropiezan con ella. Y vale que somos seres humanos... pero tampoco hay por qué serlo "tanto". Incluso los demás animales, con un par de caídas con sus respectivas incorporaciones, aprenden. Eso a lo que muchos humanos parecen resistirse.
Ni que decir tiene que de lo malo también se aprende. De hecho puede que sea de eso de lo que más partido se puede sacar. Pero he conocido gente que, en una de esas veces en que todo se ha torcido, se ha limitado a cerrar los ojos hasta ser avisados de que ya se enderezó. Pobres... porque además de un par de lecciones, se pierden el placer de llegar a disfrutar sufriendo. Y no es masoquismo, señores, es aprender que ésa es una de las mejores formas de hacerlo. Es, pues, sentir placer aprendiendo.
jueves, 29 de enero de 2009
Me encantó
"Bien dicho, y cierto. Pero había una complicación de la que yo no tendría que preocuparme más: la de intentar imaginarme a Vartan Azov a pecho descubierto".
Alexandra Solarin, El Fuego.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)