martes, 13 de julio de 2010

Hoy me he dado cuenta

Cuando sales con alguien, no es ponerle un nombre a lo vuestro lo que limita lo libre que te sientas. Una palabra, que sea o no oficial, que lo sepan los demás o no tengan ni idea... Nada de eso cambia tu independencia. No dejas de estar solo por agarrar a alguien de la mano. En realidad dejas de estar tú solo cuando de lo que haga, diga o sienta el otro depende cómo te sientas tú.

Te vuelves vulnerable cuando no eres el único dueño de lo que te pasa. Cuando la tristeza de otro te hace llorar a ti, cuando sus lágrimas te empapan la cara. Cuando su dolor te hiere, y cuando sangras tú por sus heridas.

Nada de eso depende de una palabra ni de la imagen que tengan los otros de ti. Eso sólo lo controla un sentimiento, que tienes o no, te guste o no te guste, quieras o no. Así que da igual cómo lo llames.