John Robie, Atrapa a un ladrón
miércoles, 11 de marzo de 2009
lunes, 9 de marzo de 2009
Celos
Es difícil razonar sobre algo visceral, pero se puede, y aunque el resultado no extermine los celos por completo sí que los merma considerablemente. Arde. Algo te arde dentro, pero a veces sólo hace falta preguntarse por qué. Y para qué. Poco después de cumplir veinte años me di cuenta: si estás enamorado de alguien, no te vas con otra persona no porque no puedas, sino porque ni siquiera sientes la necesidad.
Cuando estás con una persona tienes dos opciones: confiar en ella o no hacerlo. En aquel momento, decidí eliminar del espectro de posibilidades la segunda opción, la de desconfiar, y desde entonces no he querido ni he podido estar con nadie en quien no confiase. Partiendo de esa base, más importante de lo que podría parecer en un principio, el tema de los celos se empequeñece un poco.
Confiar en alguien no es fiarse de él: es tener la certeza de que lo que va a hacer y lo que nos ha dicho que va a hacer son exactamente la misma cosa. Siendo así, es un sinsentido tener celos, ya que si el otro es como creemos, nunca pasará nada, y si traiciona nuestra confianza es que, simplemente, no nos quería. Y yo no quiero querer a nadie que a mí no me quiera... o al menos no así, no de esa manera.
Con todo, es normal seguir sintiendo esa llama dentro... aun cuando somos conscientes de que es una idiotez que esté ahí, pero por lo menos a mí se me apaga más rápido y me siento más tranquila desde hace unos años.
Cuando estás con una persona tienes dos opciones: confiar en ella o no hacerlo. En aquel momento, decidí eliminar del espectro de posibilidades la segunda opción, la de desconfiar, y desde entonces no he querido ni he podido estar con nadie en quien no confiase. Partiendo de esa base, más importante de lo que podría parecer en un principio, el tema de los celos se empequeñece un poco.
Confiar en alguien no es fiarse de él: es tener la certeza de que lo que va a hacer y lo que nos ha dicho que va a hacer son exactamente la misma cosa. Siendo así, es un sinsentido tener celos, ya que si el otro es como creemos, nunca pasará nada, y si traiciona nuestra confianza es que, simplemente, no nos quería. Y yo no quiero querer a nadie que a mí no me quiera... o al menos no así, no de esa manera.
Con todo, es normal seguir sintiendo esa llama dentro... aun cuando somos conscientes de que es una idiotez que esté ahí, pero por lo menos a mí se me apaga más rápido y me siento más tranquila desde hace unos años.
viernes, 6 de marzo de 2009
El bien y el mal
Sócrates: Hablas del bien y del mal.
Glaucón: Es cierto.
Sócrates: Me gustaría saber si los comprendes como yo.
Glaucón: Es cierto.
Sócrates: Me gustaría saber si los comprendes como yo.
Platón, La República
jueves, 5 de marzo de 2009
Su nombre en negro
¿Cuántos cuatro de marzo había vivido? Muy pocos, y seguro que ninguno de los otros había pensado que esa fecha, el cuatro de marzo, sería años después la fecha de su muerte. El último día que vería empezar. El primero cuyo final se perdería. Cualquier día en el calendario puede convertirse de pronto en una fecha importante, y el cuatro de marzo ahora lleva su nombre.
Todo acaeció bajo el manto oscuro de la noche. Sobre mí tenía otro que me había echado encima Morfeo, y no fue capaz de destaparme hasta bien pasado el alba.
El despertar nocturno. Tocarla, y sentirla diferente. El momento justo en que alguien se da cuenta de que diferente es en este caso muerta, ese maldito adjetivo que puede presumir de ser irreversible. Pensar qué hacer. Debatirlo. Hacerlo. Llorar, maldecir e intentar mantener la calma, todo al mismo tiempo. Todo eso en la habitación contigua y yo durmiendo. Ajena absolutamente a lo que estaba sucediendo. No me despertó ningún ruido ni sospeché nada cuando alguien me avisó. Otra vez ocurrió algo importante y yo no estaba allí.
Ahora es difícil. Pago el precio de esa noche. Llevo haciéndolo doce meses. Cualquier ruido después de que el sol desaparezca, las luces artificiales se apaguen y la casa duerma me mantiene alerta. No quiero que vuelva a ocurrir algo y yo ni siquiera me dé cuenta. No quiero esa ventaja en forma de horas ignorando la desgracia a mi alrededor.
Quiero saber... Quiero estar, en lo bueno y en lo malo... Quiero no tener que recordar más fechas con un nombre escrito en negro. O hacerlo y escribirlo yo.
Todo acaeció bajo el manto oscuro de la noche. Sobre mí tenía otro que me había echado encima Morfeo, y no fue capaz de destaparme hasta bien pasado el alba.
El despertar nocturno. Tocarla, y sentirla diferente. El momento justo en que alguien se da cuenta de que diferente es en este caso muerta, ese maldito adjetivo que puede presumir de ser irreversible. Pensar qué hacer. Debatirlo. Hacerlo. Llorar, maldecir e intentar mantener la calma, todo al mismo tiempo. Todo eso en la habitación contigua y yo durmiendo. Ajena absolutamente a lo que estaba sucediendo. No me despertó ningún ruido ni sospeché nada cuando alguien me avisó. Otra vez ocurrió algo importante y yo no estaba allí.
Ahora es difícil. Pago el precio de esa noche. Llevo haciéndolo doce meses. Cualquier ruido después de que el sol desaparezca, las luces artificiales se apaguen y la casa duerma me mantiene alerta. No quiero que vuelva a ocurrir algo y yo ni siquiera me dé cuenta. No quiero esa ventaja en forma de horas ignorando la desgracia a mi alrededor.
Quiero saber... Quiero estar, en lo bueno y en lo malo... Quiero no tener que recordar más fechas con un nombre escrito en negro. O hacerlo y escribirlo yo.
martes, 3 de marzo de 2009
Flood
Al principio parecía que no pasaba nada, pero poco después sí que pasó, sí... Mi cuello empezó a reproducir los latidos de mi corazón, y le siguió mi cabeza. El pecho se me llenó de vacío y paradójicamente parecía que se estaba llenando de nada y me iba a explotar.
Tenía miedo de abrir los ojos, pero finalmente lo hice y vi sus manos, dando palos de ciego en el agua en la que me estaba ahogando. Yo luchaba por cogerlas pero apenas podía mover las piernas para salir de allí: parecía que algo me retenía en el fondo, atrapándome.
Él estaban tan o más nervioso que yo. Sé que trataba de ayudarme, pero a veces intentando hacerlo sólo conseguía hundirme más. No me importó, ya que supo compensar la angustia de esos minutos extra sin respirar con la tranquilidad que a la vez me dio verlo mojándose por mí y saltando luego a rescatarme: eso es algo que pocos más hubiesen hecho. Y si hoy y ahora respiro es, en parte, gracias a él.
Tenía miedo de abrir los ojos, pero finalmente lo hice y vi sus manos, dando palos de ciego en el agua en la que me estaba ahogando. Yo luchaba por cogerlas pero apenas podía mover las piernas para salir de allí: parecía que algo me retenía en el fondo, atrapándome.
Él estaban tan o más nervioso que yo. Sé que trataba de ayudarme, pero a veces intentando hacerlo sólo conseguía hundirme más. No me importó, ya que supo compensar la angustia de esos minutos extra sin respirar con la tranquilidad que a la vez me dio verlo mojándose por mí y saltando luego a rescatarme: eso es algo que pocos más hubiesen hecho. Y si hoy y ahora respiro es, en parte, gracias a él.
lunes, 2 de marzo de 2009
Segundas partes
O terceras, o cuartas... Dicen que una retirada a tiempo es una victoria. Tal vez por eso pierdo siempre. No sé retirarme. Cuando no quiero, no sé hacerlo. Da igual si llego a pensar que sería lo mejor, o si la propia experiencia me demuestra que estamos más tranquilos separados que juntos. Siempre hay personas que me atraen, que no quiero dejar ir, con las que me niego a dejar de intentarlo.
No sé si hago bien. Posiblemente no. Tal vez sea mejor no insistir, y quedarse con un bonito recuerdo, que estropear lo poco que quedaba de algo, pero ese pensamiento coexiste con otro que me susurra constantemente al oído. Ése me dice que también es posible crear recuerdos nuevos que no tengan nada que envidiar a los de antaño. Que si les dejo ir a lo mejor me arrepiento durante el resto de mi vida, porque tengo sólo una, y no quiero llegar a echarles de menos justo cuando esté a punto de terminar y ya sí que no haya remedio.
Pero es que tampoco quiero ser egoísta. A veces lo mejor para los demás es lo peor para uno mismo... y suelo pensar que prefiero complacerles, por varias razones. Una es que prefiero sufrir yo a verles sufrir a ellos, porque además me veo más capaz de aguantar cualquier cosa, ya a estas alturas... Ésa debe ser la parte alta de mi ego. En la baja está el otro motivo que me hace querer anteponer su voluntad a la mía: que creo que, en realidad, puede ser que no se lo tomasen todo tan en serio como yo. Es duro, pero no sería la primera ni la última vez que jugasen conmigo a un juego paralelo al que jugaba yo con otros... Total, esto no sirve de nada cuando los otros se encuentran en el mismo dilema que tú o no sabes o no quieren que sepas qué es lo que prefieren. Y sí, suele ser también el caso.
Con tantas cosas en un lado y en el otro, la balanza más o menos se equilibra: por eso nunca sé qué hacer. Pero es que, aunque digan eso de que segundas partes nunca fueron buenas, yo sé bien que a veces es mentira: "Regreso al futuro 2" me parece la mejor de la trilogía, y "El fuego", si bien no es mejor que su predecesor, lo completa... Así que supongo que, de momento, no me moveré del cine, no soltaré mi libro... porque puede que todas estas historias al final tengan el gran final que se merecen.
No sé si hago bien. Posiblemente no. Tal vez sea mejor no insistir, y quedarse con un bonito recuerdo, que estropear lo poco que quedaba de algo, pero ese pensamiento coexiste con otro que me susurra constantemente al oído. Ése me dice que también es posible crear recuerdos nuevos que no tengan nada que envidiar a los de antaño. Que si les dejo ir a lo mejor me arrepiento durante el resto de mi vida, porque tengo sólo una, y no quiero llegar a echarles de menos justo cuando esté a punto de terminar y ya sí que no haya remedio.
Pero es que tampoco quiero ser egoísta. A veces lo mejor para los demás es lo peor para uno mismo... y suelo pensar que prefiero complacerles, por varias razones. Una es que prefiero sufrir yo a verles sufrir a ellos, porque además me veo más capaz de aguantar cualquier cosa, ya a estas alturas... Ésa debe ser la parte alta de mi ego. En la baja está el otro motivo que me hace querer anteponer su voluntad a la mía: que creo que, en realidad, puede ser que no se lo tomasen todo tan en serio como yo. Es duro, pero no sería la primera ni la última vez que jugasen conmigo a un juego paralelo al que jugaba yo con otros... Total, esto no sirve de nada cuando los otros se encuentran en el mismo dilema que tú o no sabes o no quieren que sepas qué es lo que prefieren. Y sí, suele ser también el caso.
Con tantas cosas en un lado y en el otro, la balanza más o menos se equilibra: por eso nunca sé qué hacer. Pero es que, aunque digan eso de que segundas partes nunca fueron buenas, yo sé bien que a veces es mentira: "Regreso al futuro 2" me parece la mejor de la trilogía, y "El fuego", si bien no es mejor que su predecesor, lo completa... Así que supongo que, de momento, no me moveré del cine, no soltaré mi libro... porque puede que todas estas historias al final tengan el gran final que se merecen.
domingo, 1 de marzo de 2009
Líneas
Es muy difícil decidir qué es justo y qué no lo es, al menos en determinadas ocasiones. A veces, tratar justamente a unos es hacerlo mal con otros y a la inversa, por lo que creo que la justicia, aislada y por sí sola, no existe. Es algo así como la libertad o el respeto: dependen demasiado de los demás y tiene en ellos un peso tan grande la subjetividad que se hace complicado llegar a acuerdos sobre cómo y cuándo es -o debe ser- alguien libre, o acerca de qué es respetar y qué no lo es.
Así, en realidad, esos conceptos tendrían que llevar anclado un "para mí", en un intento de compensar las enormes (y a la vez comprensibles) deficiencias en sus definiciones. La justicia es esto "para mí". La libertad es esto otro "para mí". "Para mí", respetar consiste en... Sin, obviamente, irnos por los cerros de Úbeda e inventar definiciones completamente nuevas para palabras que ya existen.
De todos modos es una utopía que alguna vez se llegue a un consenso general sobre la moral, y en cierta forma creo que no está tan mal que eso sea así. Esto es, tal como dije se hace evidente que hay muchos conceptos que guardan más relación con la conciencia de cada uno que con la descripción que de ellos se hace en un diccionario. Es innegable que tienen fallos... pero justamente a mis ideas sobre todas esas ideas (válgame la redundancia) les parece que debe ser así. Sólo con unas reglas, siguiendo nada más que un modelo que puede o no compartirse, siempre habrá alguien que se sienta defraudado. Es mejor que cada uno tenga la libertad de escoger qué o en qué cree y por qué, aunque para asuntos más trascendentales sea una imperiosa necesidad imponer (democráticamente a poder ser) una serie de normas.
En fin, cada uno debería ser libre de pensar lo que quisiera, aunque al final haya muchos factores -e incluso personas- capaces de inmiscuirse en esa libertad de la que creo que, por lo menos, deberíamos poder disfrutar todos. Y siendo de esa forma aplaudo a quienes son fieles a todo eso en lo que creen y lo defienden sin dañar a nadie en el camino.
Así, en realidad, esos conceptos tendrían que llevar anclado un "para mí", en un intento de compensar las enormes (y a la vez comprensibles) deficiencias en sus definiciones. La justicia es esto "para mí". La libertad es esto otro "para mí". "Para mí", respetar consiste en... Sin, obviamente, irnos por los cerros de Úbeda e inventar definiciones completamente nuevas para palabras que ya existen.
De todos modos es una utopía que alguna vez se llegue a un consenso general sobre la moral, y en cierta forma creo que no está tan mal que eso sea así. Esto es, tal como dije se hace evidente que hay muchos conceptos que guardan más relación con la conciencia de cada uno que con la descripción que de ellos se hace en un diccionario. Es innegable que tienen fallos... pero justamente a mis ideas sobre todas esas ideas (válgame la redundancia) les parece que debe ser así. Sólo con unas reglas, siguiendo nada más que un modelo que puede o no compartirse, siempre habrá alguien que se sienta defraudado. Es mejor que cada uno tenga la libertad de escoger qué o en qué cree y por qué, aunque para asuntos más trascendentales sea una imperiosa necesidad imponer (democráticamente a poder ser) una serie de normas.
En fin, cada uno debería ser libre de pensar lo que quisiera, aunque al final haya muchos factores -e incluso personas- capaces de inmiscuirse en esa libertad de la que creo que, por lo menos, deberíamos poder disfrutar todos. Y siendo de esa forma aplaudo a quienes son fieles a todo eso en lo que creen y lo defienden sin dañar a nadie en el camino.
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