jueves, 9 de octubre de 2008

El momento exacto

¿Cuál es el momento preciso en que todo se rompe? A veces las relaciones personales -y no hablo sólo de las amorosas- se tambalean. De hecho hay gente, entre la que me incluyo, que considera que lo más normal es que eso suceda. Una profesora mía solía comparar dichas relaciones con un funambulista: para no caer debe hacer equilibrios y estar en constante movimiento, ya que quedarse quieto significa acabar en el suelo, y ser demasiado brusco más de lo mismo.

Pero llega un momento en que todo se termina... Uno en que la pelea no es una de tantas, sino la última. Uno en que decidimos -o deciden otros- que ya no vale la pena seguir intentándolo. ¿Cuál es? Porque a veces es tan evidente el motivo que nadie necesita hablar de él, pero otras eso no ocurre, y al menos a mí me pasa que termino preguntándome en qué parte esa gente y yo nos distanciamos tan terriblemente como para dejar de tener razones para volver a reunirnos.

Supongo que lo que pasa es que el malestar acaba pesando más que la satisfacción cuando los subimos a la balanza. Lo que nos unía antes nos parecía grande, pero ahora es bastante pequeño si lo comparamos con lo que nos separa...

Quizás sea eso, o tal vez no... Sólo espero que esta vez se retrase un poco más ese momento, si es que tiene que llegar.