Pero no de la que te hace perder los nervios. Porque yo también quiero... Creo que acabo de empezar a echar de menos algo que no he tenido nunca, y me parece que voy a continuar haciéndolo, porque sólo vive en mi cabeza.
No puede volver, porque nunca se ha ido. Sólo me queda matar esa pequeña envidia avivando a la esperanza y haciéndola más grande, pensando que algún día el mío se hará real, que en cualquier momento puedo verle aparecer, aunque íntimamente sepa que sólo me estoy engañando.
Yo no miento... a los demás. Mientras, yo me acuesto con mis sueños.