Esta vez el tiempo no se ha detenido, ni se ha congelado. Se ha derretido, y con él cada gesto, cada palabra, cada momento... Todo lo que compartimos se ha ido escurriendo poco a poco, y ahora sólo queda el surco por el que pasaron nuestros recuerdos antes de caer al vacío. Ése que no alcanzo cuando estiro la mano intentando encontrar la tuya. El mismo que se ha quedado todo el cariño que nos teníamos. El que nos ha empujado al olvido... porque si nada cambia y todo sigue igual es por eso, porque ya no te recuerdo y ya no me recuerdas.
Cierro los ojos e intento buscarte, pero no estás. Nunca estás, y no sé si quiero que estés... Que vuelvas y te traigas todo lo que se nos ha perdido... o que te quedes donde hayas ido y no vengas nunca más a por mí... Que te olvides de que me conociste e incluso de que ya me has olvidado.
No estoy segura de qué es mejor para ti. Ni para mí. Pero aunque me olvides... y el olvido no venza al vacío, ni éste luche contra el tiempo... yo no me resignaré. Los desafiaré a todos ellos, contemplando la cicatriz que creó el peso de nuestra memoria. Te volveré a traer entero a mis recuerdos, con lo que vivimos... aunque también vengas con las lágrimas que me arrancaste un día. Aunque sepa que ya no te podré sacar de allí.