Hay ciertas personas con una capacidad extraordinaria de echar balones fuera.
Hacen algo. No, te hacen algo. Algo que ellos mismos y cualquiera al que se lo digas reconoce que es muy feo. Tremendamente feo. Feo pero feo de cojones.
Y tú te enfadas. Digo si te enfadas... Te cabreas bastante. Te cabreas tanto que les das un par de bofetadas argumentales y a veces hasta les dejas de hablar.
Lo normal sería una disculpa. Lo normal sería que ellos se disculpasen, porque para algo son ellos los que te han ofendido. Pero no lo hacen. Y no sólo no lo hacen sino que deciden mosquearse ellos.
¿Ellos? ¡Sí, ellos! Se pasan tres pueblos contigo y tienen los santos cojones de enfadarse ¡ELLOS!
Y claro, te dejan de hablar. No vuelves a saber nada de ellos. Te preguntas de qué manera se ha dado la vuelta la discusión para que te ofendiesen a ti y se enfadasen ellos. Claro está: no obtienes respuesta. O sí: que tienen más cara que espalda y para salvar el culo han echado balones fuera y te han culpado a ti de que ellos te ofendieran. Habráse visto...
Pero eso no es lo peor. No señor, no es lo peor. Lo peor es que a veces les echas tanto de menos que te olvidas de lo que te hicieron y te centras solamente en que no te hablan. Y quieres que te hablen de nuevo, pero sospechas que por ellos mismos no lo van a hacer. Así que les hablas tú.
Pero no es fácil, ¿eh? No te dejan volver a decir un "hola, ¿qué tal?" como si tal cosa y aquí no ha pasado nada. Quieren una disculpa. Quieren que TÚ te disculpes. Y como sólo quieres estar bien con ellos lo haces, te disculpas, y todo vuelve a ser normal. Todo, hasta que se les cruza otro cable y te vuelven a hacer algo feo y vuelta a empezar.
Y eso algún día cambiará. Ya te digo si cambiará... Porque algún día pesará más la ofensa y la cara dura que los días sin ellos. Y el día que eso pase no les volverás tú a hablar. Y como su orgullo no les dejará hacerlo a ellos tampoco, ya no habrá más otra vuelta a empezar.