La gente que es feliz debería aferrarse a su felicidad... porque uno nunca sabe cuánto va a durar. Cualquier momento es bueno para que pase algo que la rompa o que se la lleve por delante. Por muy seguros que lleguemos a estar de algo, lo cierto es que no hay nada que se pueda dar por hecho en esta vida...
A veces uno desearía no haber conocido nunca la felicidad, porque no se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido. Luego pasa el tiempo y empiezas a tener miedo de no volverla a ver, y te preguntas si toda la que te salpicó, que apenas tuviste tiempo de disfrutar, era toda la que la vida había preparado para ti.
Tal vez ya no vuelva... Quizás a algunos sólo nos quede recordarla, porque en según qué momentos, da la impresión de que los pilares básicos para que se sustente han desaparecido y nunca van a volver. Eso, o puede que la felicidad no sea una ni se construya siempre de la misma manera. A lo mejor sí que volvemos a encontrarla, pero en otro lugar, con otra cara y con otra voz.