Ya hace tiempo que descubrí que hablar de algo de lo que uno no tiene ni puta idea es un salto tan estúpido como innecesario a hacer el ridículo y estamparse de cara contra la propia ignorancia. Por eso desde entonces suelo hacer una pequeña gran distinción cuando empiezo una frase: algunas empiezan con "sé"... y la gran mayoría con "creo".
Opiniones sí. Tonterías las mínimas.