Uno de los -muchos- comportamientos infantiles que detesto es la provocación. Sí, aunque yo también haya sido niña y tal vez la haya usado aunque no lo recuerde ahora.
Básicamente provocar consiste en quemar al de al lado. En molestarle continuamente hasta que salta, y luego ir corriendo a decirle a la "seño" que mire lo que nos hizo fulanito... Claro, el pequeño detalle de que previamente ese niño que ahora solloza había estado, y a conciencia, no sin querer ni inocentemente, pinchando a su compañero justamente para disfrutar viendo su reacción ante el estrés y la frustración que él mismo le estaba provocando, lo omite delante de la maestra.
Odio ese comportamiento, pero en fin, son sólo niños... Realmente repugnante es verlo en adultos, y por desgracia me toca hacerlo cada dos por tres. Luego todos son unos angelitos para con los "profesores" y a los demás nos intentan pasar por locos... Pero deberían tener cuidado con lo que buscan provocando: puede ser que llegue el día que el resultado sobrepase sus expectativas. Puede llegar el día en que a los provocadores se les quiten las ganas de seguir provocando.