sábado, 5 de junio de 2010

El tiempo las hace más fuertes... o no

Los objetos, y también las personas, son más fuertes cuando son nuevos, cuando tienen pocos años. Luego, con el tiempo, se van debilitando hasta finalmente desaparecer. Con las relaciones suele pasar justamente lo contrario.

Al principio cualquier relación, por buena que pueda parecer, es tremendamente frágil. Y lo es porque carece de lo que hace sólidas a las relaciones: amor, amistad, cariño, confianza... Todo eso falta, y cualquier roce o cualquier malentendido puede hacerlas tambalear fácilmente e incluso romperlas.

Sin embargo, ése que a veces es amigo y otras enemigo, el tiempo, que a nosotros y a las cosas nos estropea, a las relaciones las hace más fuertes. Además es más fácil decir adiós a alguien a quien aún no estás vinculado de ningún modo que a quien lleva ya años formando parte de nuestra vida.

La fortaleza que da el tiempo a las relaciones no está, sin embargo, exenta de desventajas: a veces el mismo tiempo las vuelve correosas y pegajosas, y se estiran infinitamente apoyándose en él, utilizándolo como la excusa perfecta para mantener relaciones que hace siglos que no van a ningún lado.

Así, es por eso que a veces surgen dudas con el tiempo. Hay momentos en los que preguntarse si ayuda o es un lastre... y si es lo segundo hay que tener agallas para soltarlo, con todo lo que ello conlleva.