viernes, 31 de octubre de 2008

Halloween

En mi país hay tres tipos de opinión con respecto a esta tradición americana: están los que la disfrutan, los indiferentes y los que la critican. Lo más gracioso de estos últimos es que, normalmente, esgrimen como único argumento en contra su lugar de procedencia. Pues menuda estupidez. Igual que me opongo a algunas fiestas populares de mi país (como las corridas de toros), puedo aplaudir las de otros sitios y quedármelas si me gustan.

En Halloween no se enseña a los niños a disparar, ni se les ceba a hamburguesas. Simplemente disfrutan disfrazándose, contando historias de terror y recolectando unos cuantos caramelos. Creo que divertirse con algo que es sano, por mucho que venga de un sitio donde pocas cosas lo son, es plausible. Y quien nunca haya ido al McDonald's, que tire la primera piedra.