martes, 14 de octubre de 2008

Veinticuatro años

Todo eso ha hecho falta para que se obre el milagro. Ayer, por primera vez, lo que utilizaba para que me entrase sueño me lo quitó. Y es una sensación de lo más agradable, pero a la vez lo miro y es más grueso por delante que por detrás... donde apenas quedan unas páginas por leer. Ese tiempo, esas historias, esos personajes, a los que he acabado cogiendo cariño, van a marcharse en breve tras su pequeña visita.

Pero no sólo pasa con un libro... También con juegos o series. Y me pasó primero con lo segundo que con lo demás. Es por eso que sigo pensando que no es tan imprescindible eso de leer: hay muchas más formas de aprender, más maneras de empatizar con un personaje, más historias en otros lugares que nos hagan ver la vida desde otro punto de vista... Así que quizás sean los que presumen de ser grandes lectores los que en realidad pequen de lo que acusan a otros por no leer: de ignorantes, al no extender sus horizontes más allá de las letras.

¿Qué sería de nuestra historia sin la de ellos? Un juego sin final, un libro sin acabar, una serie sin concluir... Cada vez tengo más ganas de ser yo quien construya una de las piezas de la vida de otra persona. Y sé que lo voy a hacer.