lunes, 1 de junio de 2009

Sus ojos...

El tiempo no ha pasado por esos ojos de color indefinible que una vez embobaron a tantas y además a la vez. Me pregunto si lo siguen haciendo, aunque la respuesta no me satisface. Todo era distinto entonces, cuando el mundo se acababa en los límites del barrio donde nos criamos... como distinto fue todo aquello. Podría haber sido algo simplemente... normal. Una historia de tantas que puede contar cualquiera, pero no fue así. No sé si por la edad, por la diferencia que separaba las nuestras, porque cada uno pensaba de una manera o porque, precisamente, los dos pensábamos lo mismo... Pero supongo que ya es tarde para preguntarse todo eso. Además, no estoy segura de si a aquello ser algo corriente no lo habría matado.

Sí... Mejor se queda así... O más bien así se queda porque no queda otra. Qué redundancia... Como en su día la de los pequeños montones de recuerdos que guardo de aquella época. Eso sí, aún cuando miro en el fondo de esos ojos algo me dice que no ha acabado del todo. Es difícil sostener un hilo de esperanza después de tanto tiempo, pero... ¿qué son diez años en el total de una vida sino un par de granos de arena en un desierto que parece infinito?

Quizás no haya acabado y por eso tengo esa sensación... O tal vez sólo sea la traducción de lo que, no sé si tú, pero yo sé ya desde aquel entonces: nunca te olvidaré. Y espero que en el fondo tú tampoco te olvides de mí.