A veces la gente piensa que por no defenderte o no argumentar tus posturas no tienes la capacidad para hacerlo... Cómo se equivocan. Lo que pasa es que hay ocasiones en las que, por una u otra razón, a una no le vale la pena.
Para qué voy a discutir o a tratar de hacerme entender con gente que, o bien no puede entenderme, o bien no me quiere entender... Especialmente cuando ya lo he intentado sin ningún resultado una y otra vez.
No es una falta de habilidades ni de recursos... Es saber cuándo llega el momento de ahorrárselos: cuando se sabe que no van a servir de nada.
De todos modos siempre quedarán algunas batallas que me niegue a perder... Aunque de un tiempo a esta parte me esté guardando todas las banderas blancas.