lunes, 24 de agosto de 2009

¿Paranoia?

Las cosas cambian mucho según del modo en que se miran. A veces demasiado. Por eso pasa que en algunos momentos le entra a uno la paranoia y empieza a pensar que todo lo que veía blanco es en realidad negro. Que sus aliados son sus enemigos, que quienes dicen ayudarle sólo intentan hundirle, que quienes creía sinceros no dicen más que mentiras. Es como si en un segundo el mundo se diese la vuelta y se pusiera todo patas arriba.

Pero como decían en aquella película, no es paranoia si de verdad te persiguen. No siempre esa sensación es fruto de nuestra imaginación. Hay quien necesita tiempo para abrir los ojos y, una vez lo hace, ve todo ese desbarajuste ante sí, tan real como que sin aire no tardaría en morir.

El problema es que en ocasiones uno puede dudar. ¿Es una paranoia pasajera que desaparecerá si me tomo un tiempo y reflexiono o una traición real que me hace más vulnerable cada minuto que la sigo creyendo a mi favor? En esos momentos supongo que lo más sensato es no hacer nada en ningún sentido. No correr hacia delante ni hacia atrás, hasta estar seguro incluso de si uno debe moverse, para no tomar decisiones precipitadas que puedan poner en peligro algo que nos importa. Algo que nos importa tanto que rozamos la locura por su culpa.