miércoles, 2 de septiembre de 2009

Declive

¿Te has dado cuenta? Cada vez que se habla de buen cine, buena literatura, buena música o buena educación en general, la gente hace referencia al pasado. Los buenos libros, las buenas películas, las buenas canciones... Todo lo antiguo parece gozar de un mayor respeto por parte de casi todo el mundo, o al menos por parte de la mayoría de la gente cuya opinión le parece a uno respetable.

Yo soy de las que piensan que la antigüedad no es garantía de buen gusto o buena calidad, pero sí que es cierto que antes había más piezas de todas las ramas del arte capaces de conmover a un grupo amplio de personas, y ahora pocas obras alcanzan el prestigio que alcanzasen las de hace sólo unos años.

También es frecuente escuchar bromas acerca de la educación en nuestro país. Se suele distinguir entre los de antes y despues de la famosa LOGSE, y prácticamente se desprecia a los que nos tocó estudiar con ella. Yo, personalmente, no me quejo de la educación que recibí en los centros en los que estudié, aunque también es cierto que soy de aquella generación que vivió el cambio. Los libros de mi hermana, apenas dos años mayor que yo, dejaron de servirme por el paso de la EGB a la LOGSE, pero si algo conservamos ambas en común fue a los profesores que nos dieron clase. Aunque con un plan renovado, ellos seguían con sus clases tradicionales. Si algo no estaba en el libro siempre podían añadirlo, y desde luego que no sé qué se habrá venido haciendo desde que ya no estoy yo allí, pero me cuesta imaginar a mis viejos profesores rindiéndose ante una enseñanza sin la calidad suficiente.

Sí es cierto que hay más absentismo, menos aprobados... pero también porque hay más estudiantes que están inscritos en un centro educativo por obligación, cosa que antes no sucedía en la misma medida. Aun así no es justo culpar al sistema educativo del fracaso de muchos jóvenes al no tener un mínimo de cultura. El conocimiento no es una lluvia repentina que puede llegar en cualquier momento y te moja o no lo hace aleatoriamente: es un manantial en el que cada uno decide cómo y cuándo se quiere bañar. Que los profesores, la ley o lo que sea exijan menos a los alumnos no necesariamente implica que estos no dispongan de conocimiento a su alcance. Pocos profesores en la facultad no nos daban una hoja con la bibliografía opcional, que no entraba en el examen pero a la que uno podía echar un vistazo. Que uno sea del tipo de persona que decide indagar en según qué temas de su interés o del que prefiere pasar los días sentado frente al televisor no es cosa de la escuela, sino de lo que vive, ve y aprende en su casa, en interacción con el número de neuronas funcionales a su disposición, claro está.

Parece que la sociedad, el arte o el mundo hayan entrado en un declive que puede que difícilmente tenga solución. Si antes todo era demasiado complicado ahora es todo demasiado sencillo. El ciudadano medio puede conseguir casi todo lo que se proponga sin demasiado esfuerzo. A una película no se le exige mucho para salir a la luz, ni a un libro ni a un CD de música. Está bien que el arte sea algo subjetivo, pero no por ello arbitrario. Como todo, tiene sus leyes, más o menos flexibles. No vale todo, no vale cualquier cosa... Pero supongo que a un público con tanto a su alcance no le puedes pedir que sea fiel sólo a lo realmente trabajado.

No sé si será la comodidad, un cambio de aire propio del paso de los años o que yo ya me estoy haciendo vieja... pero me da pena ser una observadora más de ese declive. Me encantaría poder hacer algo para frenarlo pero sólo se me ocurre una cosa: no caerme con el mundo. Si todos decidiésemos (e hiciésemos, que del dicho al hecho ya se sabe) hacer lo mismo, el mundo se levantaría con nosotros. Si nunca pasa, al menos algunos tendremos siempre el recuerdo de una civilización que alguna vez hizo cosas grandiosas.