miércoles, 9 de septiembre de 2009

Nadie confía en mí

A veces la gente se forma unas expectativas respecto a ti y tus capacidades, con o sin una base para hacerlo, y te hablan de lo posible que ven que fracases y de lo poco que confían en ti. Unos lo hacen para intentar que reacciones y realmente consigas lo que te propones; otros simplemente porque se creen eso que dicen. Los peores son, sin duda, los que te lo dicen porque tienen miedo de que tengas éxito y te intentan desanimar para que cejes en tu empeño.

Puede ser triste que alguien no confíe en ti, sobretodo dependiendo de lo que te importe esa persona, pero hay una forma de compensar ese malestar que nos provoca la desconfianza: conseguir nuestros objetivos. Si ya de por sí es un placer alcanzar metas, resulta orgásmico cuando además callamos las bocas de quienes se atrevían a decir en voz alta que no las conseguiríamos.

Así que no se hable más... O, mejor dicho, que no hablen más todos esos bocazas: nada es imposible, y en nuestra mano está demostrar que así es.