El mundo está lleno de casualidades, y alguna gente es de lo más oportuna para morirse. Tu actor favorito el día en que cumples un cuarto de siglo; tu madre el día también de tu cumpleaños; tu novio en la víspera, cuando se dirigía a verte y llevarte tu regalo; o tus padres y tu mejor amigo muriendo de la misma forma: accidente de tráfico.
Lo mejor, o casi que en este caso lo peor, es que esa clase de muertes no todas ocurren en la ficción. Las más dramáticas e irónicas tienen lugar en la vida real. Hay un número infinito de fechas en la eternidad. 365 -ó 366, según el año- días en el calendario. ¿Cuál escogeremos para morir? ¿Cuál elegirán por nosotros? ¿Cuándo se parará nuestro corazón? Quién sabe, pero a veces me pregunto si no seré yo misma tan oportuna...
En todo caso, que descansen en paz...