Sí que hay amores eternos. Sí que es posible que pasen diez años y que no cambie nada cuando lo ves. Sí que se puede sentir el mismo hormigueo cuando oyes su voz de nuevo. Sí que puedes sonreír con cara de idiota cuando te recuerda cómo arrugaba la frente cuando se enfadaba. Sí que puedes descubrir un poco más de él cada vez que le miras a los ojos. Sí que es posible sentirte aún como él se siente sin necesidad de que te diga nada.
Aunque él siga siendo el mismo y tú hayas cambiado, nunca cambiará la forma en que tú lo ves. Da igual si se queda a vivir en tus recuerdos o si os reencontráis cada diez años. No importa si sabe que le observas o él no se da ni cuenta. Qué más da lo que piensen los demás o lo que te digan... Ese amor sí es eterno, y eso sí que existe y sí que es verdadero, y lo único que debería ponerte triste es que él sólo exista en unas viejas cintas en un estante y que no puedas hacerlo real... pero tampoco, porque con haberlo conocido ya te puedes dar por satisfecha. Viva donde viva, está vivo, y contigo nunca morirá. Y ese amor que empezó en la adolescencia tampoco.