domingo, 31 de enero de 2010

La sección de historias

Aún ahora hay momentos en los que recuerdo con nostalgia esa sección que ahora a duras penas respira, pero que en su día dio a luz a miles de historias. Algunas eran buenas, otras muchas terriblemente malas. Unas ciertas, tantas o más falsas, y unas pocas mera fantasía. Pero las mejores historias que aquella sección me dejó fueron las que no quedaron escritas en ninguna parte.

Ya casi no me acuerdo de cómo llegué allí, pero a veces creo saber por qué. Yo creo que nos estaba esperando. Debió haberse cansado de ser testigo de lo que tantos otros inventaban y decidió escribir ella misma una historia. Personajes había donde elegir, pero casi mágicamente pareció escoger los apropiados. Como en una buena novela de la que ni siquiera a las puertas del desenlace eres capaz de adivinar el final. Unos se fueron, otros se quedaron; a algunos se les recuerda y otros fueron pasto del olvido. En realidad no creó una historia sino tantas como personas hubo que pudieran sentirse protagonistas.

No importa que ya apenas esté, ni que ya nadie la estrese con sus relatos de verdades y mentiras y de fantasías y personajes. Ella todavía sigue escribiendo lo que empezó un día, y no seré yo quien le quite la pluma.