lunes, 4 de enero de 2010

Cutreces

No soporto cuando en una serie o en una saga de películas, de pronto cambian a un actor por otro (aunque obviamente lo entiendo cuando es por defunción como en Harry Potter), o le cambian a uno de los personajes la voz (al actor de doblaje, claro está). También detesto que a un mismo actor le cambien la voz de una película a otra, especialmente cuando ya te tenían acostumbrada a una en concreto. Tampoco aguanto que traduzcan los títulos de tal modo que cualquier parecido con el original sea pura coincidencia, ni que "reinventen" los guiones sacándose las traducciones de la manga, como me pasó al final del Final Fantasy X, donde Yuna dice a Tidus "arigato" (gracias) en su japonés original y algún lumbreras hizo que en inglés dijese "I love you" (te quiero), cosa que es un pelín distinta, no es por nada. Ni me gusta que cambien los nombres de los protagonistas para adaptarlos al país de emisión, llamando por ejemplo Laura y Olivia a Miyuki y Natsumi en "Taiho Shichauzo". Y menos aún me gusta cuando a otros les dejan el nombre original y te encuentras a Akane hablando con Federica en Ranma, cosa que, cómo no, suena muy natural, y ya es la hostia cuando encima Federica primero se llamaba de otro modo y después se pasa a llamar de una tercera manera.

Supongo que muchas veces es cuestión de dinero, cuando se trata de contratar a un actor u otro, de salud, motivos personales, o vete a saber qué... Pero muchísimas de esas cutreces no tienen justificación alguna. Y lo siento, pero aun cuando la tienen, me sacan de quicio. No puedo evitarlo...