viernes, 20 de febrero de 2009

Cine y vida

Es curioso conocer qué criterios sigue alguien para valorar una película. Yo no sé nada de cine ni de interpretación, pero como todo el mundo, prefiero unas cintas a otras, y aunque a veces hay películas que me gustan por su argumento, o por la ambientación que tienen, o incluso porque los actores me "caen simpáticos", otras necesitan menos que eso para encandilarme.

Hay algunas películas que me llegaron a aburrir en determinados momentos, pero que me supieron compensar de algún otro modo: dándome por ejemplo, en algún momento, un mensaje que me pareció lo suficientemente valioso. Otras son malas malísimas y hasta una ignorante como yo es capaz de darse cuenta, pero ni siquiera eso las hace ir directas a mi lista negra: muchas de esas, hasta por lo cutres que eran, me han llegado a gustar, porque me han hecho reír más que, precisamente, las típicas comedias (que, a decir verdad, creo que son las pelis a las que menos gracia les veo).

Sin embargo hay mucha gente que es bastante más ¿profesional? y únicamente se guía por cuestiones técnicas. Y de gusto un poco, claro, pues supongo que también influye siempre.

Me pregunto si igual que en el cine tendremos unos y otros esa misma tendencia en lo demás... Y viendo el mundo que me rodea la verdad es que creo que sí. Mucha gente se basa sólo en lo que hay, en lo que se ve, en los productos finales de cada cosa o de cada situación. Otros añaden sentimientos, emociones...

Yo lo prefiero así. Creo que sólo de esa forma se llegan a apreciar las pequeñas cosas... Por eso guardo tantas tonterías que para mí significan tanto. No es que tengan sentido, es que yo se lo he ido dando... Y lo mismo que me pasa con el cine, me pasa con la vida: no quiero lo más bonito, ni lo más nuevo, ni lo más reclamado... sólo lo que, de un modo u otro, por una razón o por otra, me llena.