¿A cuánta gente le gusta sentirse especial? ¿Y cuánta lo consigue realmente? Muchos fracasan en su intento, pero es porque su planteamiento inicial no es el adecuado. Otros sí que llegan a sentirse especiales, pero ésos saben dónde está la clave.
Y es que... ¿qué es especial y qué corriente? Es difícil contestar, y que la respuesta que a todo el que lea esa pregunta se le ocurra sea la misma, más aún, porque las respuestas posibles ascienden al número de lectores, e incluso a más, porque un mismo lector en un momento u otro puede contestar cosas distintas.
En un universo de posibilidades infinitas, las de ser especial son escasas, por no decir nulas. Pero sólo las de ser especial, a secas. Para todo el mundo.
Otra forma de ser especial, aunque por algunos menos valorada, es serlo para alguien. No obtendrás reconocimiento ni gloria a nivel mundial, pero cuando eres especial para alguien que también lo es para ti, no hace falta. Ni siquiera es necesario gritarlo; saber que es así ya es suficiente recompensa.
Ya lo dice esa frase: "Puede que para el mundo tú sólo seas una persona, pero para una persona tú eres el mundo". Y creo que tiene más valor ser especial en un mundo en el que vivo y convivo porque quiero y así lo he elegido que en ese otro que comparto por azar con un puñado de desconocidos que, por lo general, me dan lo mismo.
Tú para mí eres especial. Y me da igual si el resto del mundo se da o no cuenta.