Es casi imposible no adivinarle, con esa silueta y esos andares. No importa lo pequeño que empiece siendo, si está lejos o ni siquiera te diste cuenta de que estaba ahí. Da igual si llega tarde o si ni esperas que venga. Al final siempre aparece. Y cuando llega se hace enorme.
Se hace grande a tu lado, por lo que es y por lo que parece. Por como es contigo y por como es con los demás. Por lo que te dice y por lo que se calla.
Últimamente sueño con esa silueta, pero tiene cara y su cara ojos. Me miran fijamente, como intentando decirme algo que despierta no entiendo, pero me despierto y sigo sin saber qué quería decirme. Y cuando me levanto lo veo una y otra vez en mi recuerdo, pero ni en mis sueños ni en mi mente se hace nunca tan grande como cuando lo tengo al lado.