sábado, 26 de diciembre de 2009

Decir tonterías

Muchas veces la gente, como yo misma aquí, dice lo primero que le viene a la cabeza. Tal vez en un rato, en un día, o quizás en unos años, lo piense realmente y con tiempo y se dé cuenta de que sólo dijo tonterías.

Pasa mucho, sí, y supongo que nos pasa a todos alguna vez. Lo malo es que casi siempre hay alguien (y si está por escrito más todavía) dispuesto a echar en cara a los demás cualquier cosa que haya dicho, y si cambió de parecer respecto al tema, también eso. Y lo sé porque más de una vez lo he hecho yo, sí.

Pero lo que pasa es que la forma más directa de conocer a otra persona es a través de lo que dice, y a veces una quiere llegar hasta el fondo de otro agarrándose básicamente a eso. Por tanto, cuando te dicen que te aferraste a algo que el otro dijo sin pensar, o que no había meditado lo suficiente, y que tu descenso en realidad fue errado, te sientes mal, o decepcionada, o frustrada, porque parece que nunca vayas a poder llegar a conocer a nadie, o al menos a quien querías. De ahí nacen los reproches y esos "es que tú dijiste...", y aquellos "bueno, pero ahora es diferente".

En realidad creo que nadie tiene la culpa, ni el que habla distraído ni el que desearía que nadie más lo hiciera. Aunque sí que ayudaría que el primero reflexionase y ayudase a los demás a conocerle, y que el segundo entendiera que él mismo comete esos mismos errores y que, aunque lleve su tiempo repararlos, tienen solución.