miércoles, 7 de abril de 2010

Penumbra

Me gustan los días que empiezan y terminan en penumbra. Esos en los que te levantas antes de que salga el sol, y terminas con todo lo que tenías que hacer cuando éste ya se ha ido. Las jornadas de más de doce horas que te agotan, pero te hacen sentir vivo.

Normalmente la gente está loca por acabar con sus tareas para descansar, o para dedicarse al ocio, pero ¿qué valor tiene el tiempo libre cuando es todo nuestro tiempo? Es como cuando te gusta mucho una chocolatina en concreto, pero es cara y sólo puedes comprarla una vez al mes o en ocasiones especiales. Pero de pronto cambian los tiempos y se hace más asequible, y puedes comprarla a granel. Es igual que era, pero a ti ya no te sabe de la misma manera.

Es curiosa la ironía, pero esos días son precisamente los que le sacan a uno de la penumbra.