No sé si a otra gente le pase, pero a mí sí que me ocurre que, cuando leo un libro que me gusta, o cuando veo una serie que me encanta, una vez los termino, necesito esperar un tiempo hasta poder empezar otros.
No es porque quiera descansar entre medias o porque no tenga tiempo... Nada de eso. Lo que me pasa es que necesito guardar una especie de luto a los personajes que he dejado atrás. Me sigo acordando de ellos bastante durante los días que siguen, y si acaso empiezo otra obra, especialmente si ésta no es tan buena como la anterior, apenas puedo simpatizar con los personajes, que están de algún modo usurpando a aquellos a los que tanto cariño cogí.
A más de uno quizás le parezca demencial, pero nadie mejor que yo sabrá que no lo es. Raro puede ser, pero a mí en cierto modo me gusta. Lo que no me gusta tanto es que me enamoren más personajes ficticios que reales... Es una pena, porque somos capaces de pensar gente que luego rara vez existe, aun cuando estos ni siquiera sean ideales y tengan sus defectos; pero a la vez se torna también una alegría: de otro modo que no fuese el de mentira me temo que no podría conocer a tanta gente que me gusta.