La gente muchas veces hace caso sólo a lo que quiere, pero no siempre es adrede. Una cosa muy común es que nos cuenten, o que nos veamos contando (ya que yo misma lo he hecho) algo malo que pasó tras tener un mal presentimiento. Pero en realidad, ¿cuántas veces lo tenemos y, sencillamente, no pasa nada?
Pueden pasar dos cosas: una, que al haber tenido esa sensación valoremos como negativo algo que quizás no nos habría parecido tan grave de no haber estado esperando algo horrible, y otra que nos pasen tanto cosas buenas como malas, como suele ocurrir, pero prestemos sólo atención a las que siguen la línea de nuestro mal presentimiento.
En realidad también está la opción de que realmente tengamos algo así como un sexto sentido, pero aunque a veces sea interesante pensarlo e incluso muchos lo consideremos, lo cierto es que son más plausibles aquellas otras dos posibilidades. A veces los misterios no lo son tanto, al fin y al cabo.