Los humanos parecemos descontentos con nuestra condición. Continuamente creamos ficciones en las que tenemos poderes especiales o somos inmortales. Realmente da la sensación de que muchos de nosotros deseen ser cualquier otra cosa, cualquier otra especie o incluso ser de cualquier otra raza, con tal de ser lo que sea menos lo que son.
En realidad queremos lo que no tenemos. Es posible que si verdaderamente poseyésemos extraordiarias dotes no las utilizásemos tanto o nos pasáramos la vida deseando las que les hubieran sido concedidas a los demás. Tal vez ni de ese modo estuviésemos contentos, porque es imposible tenerlo todo y siempre habría algo que anhelar, y porque tampoco debe ser divertido ser perfecto. ¿Qué retos le quedarían a uno por conseguir? Y más aún, ¿qué mérito tendría nada de lo que uno hiciese?
Para bien o para mal, por mucho que algunos lo sueñen o lo esperen en vano, sólo somos humanos. ¿Sólo? Bueno, en realidad no es poco. Siendo como somos podemos ser de mil maneras diferentes, y aunque otros tengan cualidades que quisiéramos para nosotros, también es seguro que nosotros tenemos algo que siempre habrá alguien que envidie. Quizás tengamos más poder del que pensamos y lo único que nos hace falta a muchos es tan solo darnos cuenta.