viernes, 30 de abril de 2010

Todo tiene un precio...

"No se puede disfrutar de la verdadera felicidad sin haber sufrido antes".

Friedrich Nietzsche

Llegar a la hora

Desde luego que, cuando uno tiene una cita, creo que lo suyo es llegar puntual. Hay quien se preocupa por no llegar demasiado pronto, ya que la otra persona podría presumir una cierta desesperación por el encuentro, y por alguna extraña razón, eso supone un grave problema para muchos.

¿Y qué más da si llegas pronto? ¿El otro pensará que tienes interés? Seguramente si llegas temprano es que lo tienes, así que por qué ocultarlo, si no tiene nada de malo. Es más, cuántas veces he llegado la primera a un sitio y para mí he pensado que me habría gustado ver a alguien ya esperándome al llegar.

Es un juego de apariencias que no entiendo, porque yo doy por hecho que si una persona queda con otra es porque quiere y porque le apetece. Y si no es así, prefiero que nadie quede conmigo.

La primera impresión

¿Que es lo que cuenta? Mentira. Es más, me suelo reír recordando la primera impresión que me dio gente que después conocí mejor. Bien es verdad que a veces esa primera impresión es acertada, pero al menos en lo que a mí respecta es en un ínfimo porcentaje de los casos.

Otra cosa que no me deja de hacer gracia es lo diferente que puede ser la vida de alguien a como tú la puedes imaginar de un primer vistazo. Un detalle estúpido puede darte pistas falsas sobre cómo es el otro, pero por alguna razón casi inconsciente tú las sigues y, cuando al final te das cuenta del engaño, no puedes evitar sonreír ante lo distintas que son las cosas de como tú las habías imaginado.

Procuro no quedarme con la primera impresión, pero aunque no sea "lo que cuenta", para mí algo sí que cuenta. Suele ser un recuerdo anecdótico y curioso que supone los precedentes de toda una relación de sorpresas posterior.

jueves, 29 de abril de 2010

Difíciles son...

"Las tres cosas más difíciles en este mundo son guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo".

Benjamin Franklin

Ilusiones

Dicen que de ilusiones también se vive... pero yo no lo tengo tan claro. O, mejor dicho, no estoy muy segura de cómo de bien se vive de esa manera.

Todo el mundo suele estar harto de hacerse ilusiones con cualquier cosa y que luego se rompan en mil pedazos cuando uno menos se lo espera. Con el tiempo, lo triste es que uno ya sí que se lo espera, y la verdad es que es un poco desagradable dejar que las ilusiones se manchen de un pesimismo casi premonitorio, porque así no se disfrutan igual.

Pero claro, ¿a quién le gusta desilusionarse? Cuando lo más probable es que las ilusiones de uno corran peligro, lo mejor suele parecer no hacérselas y punto. Y sí, en cierto modo eso funciona, pero muchas veces es imposible no ilusionarse. Y da igual que la cabeza te diga que vas directo a un pozo sin fondo... porque más negra se ve la vida sin ilusiones que con un montón de ellas hechas añicos.

La pregunta del millón

¿Pueden un chico y una chica ser amigos? Ésa bien podría ser la pregunta del millón. Yo creo que está claro que sí, pero la cuestión más bien sería si pueden serlo sin que ninguno de los dos sienta algo por el otro. Eso ya no lo tengo tan claro.

Quiero creer que es posible, pero en cierto modo no es algo que se pueda comprobar. Esto es, yo sólo sé cuándo siento o he sentido algo (aunque fuese mera atracción) por algún chico, pero me es imposible saber con certeza si aquellos amigos por los que yo jamás sentí nada en especial (además de la amistad) sintieron algo o no por mí. Y es que tú puedes saber lo que te cuentan, pero por todos es sabido que la gente tiene la manía de no contarlo todo, y de no contar siempre la verdad.

Sea como fuere, y aunque fuese inevitable que siempre alguno de los dos llegase a sentir algo más que amistad, al menos para mí no supondría un problema. Puede atraerte otra persona y ya está. No siempre tiene que pasar nada, y es más, yo no siempre quiero que pase nada. Más de una vez me atrajo alguien, me llegó a encantar, pero no quise tener nada con él. Es algo así como que hay personas que una sólo disfruta observando, pero no quiere llegar a nada más.

En todo eso influyen miles de cosas, como la forma de ser de ambas personas, la conciencia que se tenga de lo efímera que puede ser la atracción y del potencial de la amistad que se estaría poniendo en juego, la situación de la otra persona (por ejemplo si tiene pareja), y en fin, un montón de factores. Así que sí, creo que un hombre y una mujer pueden ser amigos... No sé si es posible que ninguno sienta en ningún momento nada más por el otro, pero de lo que sí estoy segura es de que, aunque eso ocurra, puede ser pasajero y no hacer sufrir a nadie.

miércoles, 28 de abril de 2010

La forma y el contenido

Mucha gente se centra en el contenido de lo que dice, y aunque no está mal hacerlo, no hay que olvidar tampoco las formas, especialmente en según qué situaciones.

Si, por ejemplo, quieres que alguien te haga caso, no basta con darle una orden. Evidentemente, esto depende del contexto, pero quitando aquellos en los que hay una jerarquía en la que unos tienen que obedecer a otros, decirle a otro lo que tiene que hacer no suele ser efectivo.

Igual que uno mismo es curioso y se pregunta el porqué de las cosas, los demás lo hacen también. Además, ya se sabe que las prohibiciones se antojan más atractivas, con lo cual una prohibición será más efectiva cuanto mejor sea la explicación que la acompañe. Mejor y más convincente, porque se trata de hacer ver a otro que debe confiar en ti y ni siquiera comprobar por sí mismo si tienes o no razón. Parece muy sencillo hacerlo, pero en la práctica lo cierto es que no lo es tanto...

De compras

Cada vez que vas de compras y no llevas dinero encima o no necesitas comprar nada, ves un montón de cosas, y encima muchas de ellas interesantes. Al tiempo, cuando por fin pillas algo de efectivo o te hace falta comprar algo, vas en busca de todo aquello que tanto te gustó la vez anterior, pero... voilà! Ya no está.

Tiene su gracia, porque hasta la cosa más básica se quita del mercado cuando a ti se te antoja comprarla. No importa si es una camiseta interior blanca y lisa: si la buscas desesperadamente te costará Dios y ayuda encontrarla.

Es una cosa absurda pero a la vez increíble, porque me pasa continuamente y, del mismo modo, me cuentan otros que les ocurrió a ellos también. No sé si Murphy, además de su problema aquél con las tostadas y la mantequilla, también tendría éste...

Desde cuándo

Ya no duele
porque al fin ya te encontré...
Hoy te miro
y siento mil cosas a la vez...
Mira si busqué,
mira si busqué...
Tengo tanto que aprender...
Todo lo que tengo es tu mirar...

De mis recuerdos
salen brisas a bordar
las locuras
que tú me quieras regalar...
Y mira si busqué,
mira si busqué...
Tengo tanto para dar...
Reconozco puertas que yo sé
se abren solamente alguna vez...
Así de poco...

Desde cuándo te estaré esperando...
Desde cuándo estoy buscando
tu mirada en el firmamento, estás temblando...
Te he buscado en un millón de auroras
y ninguna me enamora
como tú sabes,
y me he dado cuenta ahora...
Puede parecer atrevimiento,
pero es puro sentimiento...
Dime por favor tu nombre...

Yo te llevo
por las calles a correr...
Vamos lejos,
más allá de lo que crees...
Y si pregunto bien,
si pregunto mal...
Tengo tanto que ofrecer...
Abro puertas que alguien me cerró...
Y no busco más sentido a mi dolor...
Mira, no me vuelvas loco...

Desde cuándo te estaré esperando...
Desde cuándo estoy buscando...
tu mirada en el firmamento, va temblando...
Te he buscando en un millón de auroras
y ninguna me enamora
como tú sabes,
y me he dado cuenta ahora...
Puede parecer atrevimiento,
pero es puro sentimiento...
Dime por favor tu nombre,
no me vuelvas loco...

Desde cuándo te estaré esperando...
Desde cuándo estoy buscando
tu mirada en el firmamento, va temblando...
Te he buscando en un millón de auroras
y ninguna me enamora...
Y al final cuando te encuentro
estabas sola...

Alejandro Sanz, Desde cuándo

Hablar por hablar

En nuestra cultura es muy común hablar por hablar. La gente habla de planes que luego no tiene intención de cumplir, pero eso no se entiende como un engaño, una mentira o una promesa incumplida. Es una especie de norma que todos conocemos, y que permite esas licencias sin que nunca el otro se haga ilusiones.

El problema es que, dejando a un lado a los que no están de acuerdo con ese modo de hacer, porque esos al menos lo conocen, hay personas que bien por pertenecer a otra cultura o bien por padecer algún tipo de trastorno, no entienden esa costumbre. A ellos les dices "a ver si vienes en vacaciones" y en vacaciones se plantan allí.

Pero la confusión en sí no tiene importancia. Lo malo es que, por culpa de ella, los demás pueden entender que les hemos engañado. Que les hemos mentido. O que hemos faltado a una promesa, explícia o implícita.

Yo soy de quienes no están de acuerdo con eso de hablar por hablar. No entiendo qué finalidad tiene, y si es la que imagino tampoco me gusta más. Eso sí, los que lo hacen deberían tener en cuenta con quién están hablando antes de empezar la conversación.

martes, 27 de abril de 2010

Reírse

Si es cierto eso de que reír alarga la vida, estos días debo haber conseguido algunos años extra. Ya casi no me acordaba de cómo era ese dolor que te entra en la cara cuando te pasas el día riendo.

Lo único que no me gusta de eso es que es efímero, pero es mejor pensarlo sólo cuando las risas se van... Así que espero no volver a pensarlo hasta dentro de mucho tiempo.

Escuchar es importante

Muchos de los problemas que hay en el mundo se solucionarían, o incluso no exisitirían, si la gente escuchase a los demás.

Estoy harta de ver a la gente discutir repitiéndose las palabras del otro completamente tergiversadas. Y como el otro tampoco escucha, en vez de corregirle, le hace exactamente lo mismo.

En teoría la cosa va de hablar, esperar y escuchar y hablar de nuevo. Muchísima gente el paso intermedio se lo salta. Hablan, hablan y hablan, y de lo que los otros cuentan no tienen ni idea. Pero no sólo eso, es que además se quejan cuando a otro se le escapa algún detalle de su conversación y ponen el grito en el cielo si no se les sigue correctamente. Ellos mismos no prestan nunca atención, pero sí que la exigen.

Es una de las tantas formas del egoísmo... pero para tratar con las personas, y para hacerlo en condiciones, no se puede ser egoísta. Si no te interesa el otro, no hables con él. Pero si lo haces, tenlo en cuenta. Si no, sólo habrá malentendidos entre vosotros, os sentiréis incomprendidos y os acabaréis hartando el uno del otro. Y si lo piensas un poco, y visto así, es hasta normal.

Daño colateral

Los amigos suelen intentar darte lo que necesitas, pero son humanos y muchas veces se equivocan. Una siempre trata de guiarles e indicarles el camino para ayudarte cuando te hace falta, pero por alguna razón, muchas veces piensan que te equivocas. Que lo que necesitas no es lo que tú dices, sino lo que ellos creen. Pero los que se equivocan, en realidad, son ellos.

Y en ese desencanto, resulta que llega un completo desconocido que consigue lo que ellos no lograron, a pesar de su extraña convicción de tener la panacea que tú necesitabas. Pero lo peor no es eso, porque cualquiera entiende que otro falle en alguna ocasión. Lo peor es que les sienta mal si les dices que ese desconocido te ayudó más que ellos.

Sé que es frustrante tratar de ayudar a alguien como mejor sabes y que no te salga, y más que llegue otro y lo haga a la primera, pero es que a veces lo que hace falta es precisamente eso. Que sea una persona que lo ve todo desde fuera la que te dé la solución, porque no tiene implicaciones emocionales contigo y, a veces, es más objetivo.

Al final tienes lo que querías, eso que necesitabas, pero tienes más cerca al desconocido que a tu propio amigo, y ese daño colateral sí que no lo buscaste tú.

lunes, 26 de abril de 2010

La fuerza del viento

"Sólo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar".

Clive Staples Lewis

El camino

A veces, para encontrar el camino, es necesario salirse de él. De pronto llegas a un punto en el que cada árbol te parece igual al anterior. Después, en lugar de uno hay unos cuantos, que poco después se convierten en un bosque que apenas te deja ver por dónde pisas, entre hojas y ramas. Para más inri, se pone a llover, y el viento te empapa mientras te sigues enredando sin ver el camino...

Pero si cierras los ojos todo eso desaparece. Ni árboles, ni lluvia, ni barro... De pronto te ves en otro lugar, completamente diferente. Es otro camino, con otra gente y que va hacia otra parte. Eso sí, mucho más tranquilo que el que dejaste.

Paseas por allí, avanzas un poco, disfrutas... Y de repente un día sientes que estás preparado para volver a donde estabas. Entonces, abres los ojos por fin, y vuelves al camino anterior.

Es el mismo pero no se parece del todo. Estás más adelante, y ya ni llueve ni hace viento. El bosque sigue donde lo dejaste, pero ya no es agresivo. No se te echa encima, sino que te deja respirar aire fresco y puro, y sus árboles te regalan sus frutos a cada poco del camino.

A veces, sólo saliendo consigues entrar.

Sobre algunos chicos... Sólo algunos

Cuando un chico está entre chicas (salvo excepciones, claro está) suele ser excesivamente amable, romántico, detallista... Pero cuando está con otros chicos parece transformarse. Las palabras bonitas se vuelven soeces, las que eran amigas son de pronto posibles ligues y todo lo que antes fue escuchado con atención, pasa a ser divulgado entre burlas.

Evidentemente, es una visión bastante pesimista de las relaciones entre hombres y mujeres, pero no deja de ser real en un porcentaje de casos más alto del que a cualquiera le gustaría.

A veces esto mismo ocurre, pero no de forma tan radical. Un chico se comporta de forma distinta delante de una chica que de otros de su mismo sexo... pero el cambio no es tan descarado, y ahí es cuando me pregunto quién es el de verdad, si el chico sensible o el machote.

Los chicos quieren pensar y hacernos creer que el de verdad es el que ven ellos, pero nosotras preferimos pensar que en realidad son como nosotros los vemos, porque de lo contrario delante de nosotras estarían actuando. Desde luego que es mejor pensar que son como los vemos, pero si así fuera, ni siquiera tendrían el valor para ser ellos en todo momento...

Así pues, ¿qué prefieres? ¿Un capullo o un cobarde? Yo, personalmente, a los que no entran dentro de ese "algunos".

sábado, 24 de abril de 2010

Naturaleza muerta

No ha salido el sol
y Ana y Miguel
ya prenden llama...

Ella sobre él,
hombre y mujer,
deshacen la cama...

Y el mar que está loco por Ana
prefiere no mirar...
Los celos no perdonan
al agua, ni a las algas, ni a la sal...

Al amanecer ya está Miguel
sobre su barca...
Dame un beso, amor,
y espera quieta
junto a la playa...

Y el mar murmura en su lenguaje:
"Maldito pescador...
Despídete de ella,
no quiero compartir su corazón..."

Y llorar,
y llorar,
y llorar por él.

Y esperar,
y esperar,
y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel...

Dicen en la aldea
que esa roca blanca es Ana...
Cubierta de sal
y de coral
espera en la playa...

No esperes más, niña de piedra,
Miguel no va a volver...
El mar le tiene preso
por no querer cederle a una mujer...

Y llorar,
y llorar,
y llorar por él.

Y esperar,
y esperar,
y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel...

Incluso hay gente que asegura
que cuando hay tempestad
las olas las provoca
Miguel luchando a muerte con el mar...

Y llorar,
y llorar,
y llorar por él.

Y llorar,
y llorar,
y llorar por él.


Y llorar,
y llorar,
y llorar sobre el mar...


Mecano, Naturaleza muerta

Reafirmarse conversando

Muchas veces hablas con otra persona para contarle aquello que te ocurre, pero en realidad es como si hablases solo. Y no es porque el otro no te escuche o te preste poca atención, sino porque tú no haces mucho caso a lo que él te dice.

Quieres soltar todo lo que te ha pasado y que alguien más lo sepa, pero sólo te interesa lo que te digan si te es favorable. No quieres una opinión, ni subjetiva ni objetiva, de un observador ajeno a lo que sucedió. Quieres que te confirmen lo que tú piensas, y si no lo hacen ignoras aquello que te digan.

Así es como tantas veces necesitamos a otros aunque sólo sea para repetirnos las cosas ante un público que las comparta con nosotros. De ese modo, sólo conseguimos reafirmar nuestras propias impresiones, apartándolas de una posible muerte a manos de los ojos de otro.

viernes, 23 de abril de 2010

El sabor de los sueños al romperse

Los sueños no son, como el chocolate, dulces y sabrosos cuando se derriten en tu boca. Más bien te dejan un regusto amargo que no se te quita por mucha agua que bebas. Ese mal sabor, además, no se va nunca. Pero se puede transformar.

A veces de tanto degustarlo deja de saber a nada, y al final no se ha ido pero ya no nos molesta. Se queda ahí para siempre pero nos deja vivir igual.

Otras sin embargo se vuelve aún más amargo. De amargo pasa a agrio e incluso nos hace vomitar. Así, acaba uno arrojando sus sueños, una vez rotos, para poder armar unos nuevos.

Lo que tienen, eso sí, es que nunca sabes a qué te van a saber dentro de un tiempo, si es que aún siguen sabiendo a algo. Pero la primera impresión que te dejan la conoces desde el principio, y esa sí que te acompaña para el resto de tu vida, te sepa a lo que te sepa.

martes, 20 de abril de 2010

Finales

Tengo un pequeño dilema, y es que no sé si prefiero los finales felices o los que no lo son. De pequeña, casi todo lo que escribía acababa en tragedia. Creo que lo hacía por dos razones: porque impresionaba más, y especialmente escribiendo eso a esa edad, y también porque me parecía más realista. En la vida no todo acaba bien. De hecho, es casi más frecuente vivir o encontrarse con historias que se truncan al final que con maravillas que duran para toda la vida.

Pero es que justo por eso no sé qué prefiero. ¿Un final bueno, que me haga soñar un rato y olvidarme de que eso en la vida real es prácticamente inalcanzable? ¿O uno malo, que refleje la realidad y no dé falsas esperanzas a nadie?

Supongo que al final me quedo con los dos. Según cómo de emocionantes o cómo de tristes sean, dependiendo de qué cuenten, cómo lo hagan y lo creíbles que sean, ambos pueden estar bien. Quiero finales bonitos que parezcan tan de verdad que me devuelvan la esperanza... y otros tan trágicos que me preparen por si el sueño que me han regalado los bonitos no se llega nunca a realizar.

domingo, 18 de abril de 2010

¿Qué es la vida?

"¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".

Segismundo, La vida es sueño

Problemas y tiempos

Hace poco oí a alguien decir que, cuando tienes problemas, miras hacia atrás, pensando en lo bien que estuviste en el pasado, y hacia el futuro, imaginando cómo se solucionarán las cosas o preguntándote qué vas a hacer, y lo que no estás es en el presente.

Y yo creo que es cierto, y que en realidad los problemas muchas veces tienen su solución ahora. No hace falta dejar pasar el tiempo con la vana esperanza de que se arreglen solos, y torturarse con el pasado tampoco sirve de nada, porque mal que nos pese a muchos, volver atrás es imposible.

Al final puede que el peor de los problemas sea ése: no ser capaz de solucionarlos justo por intentar hacerlo en cualquier parte menos en el presente.

Ética

Me pregunto hasta qué punto puede ser ético investigar la eficacia de ciertos tratamientos. Entiendo que, para comprobar que realmente sirven para lo que se esperaba, es necesario experimentar, pero cuando hay vidas en juego, ¿cómo puedes decidir a quién dar esperanza y a quien dejar morir en el grupo control? El azar empareja a los sujetos, pero es la persona la que les da o no aquello que podría (o no...) ayudarles.

En realidad, de esa forma se ayudará después a más personas, y los participantes dan su consentimiento antes de entrar a formar parte de una investigación... pero se me hace difícil pensar en ser el experimentador. Pensar en saber que estás ayudando a unos pero no a otros. Pensar en ver los resultados y que estos te digan que en el grupo experimental hubo un porcentaje mucho mayor de supervivientes. Pensar en darte cuenta de que podrías haber salvado a mucha más gente de haber proporcionado el tratamiento a todos los participantes.

Aunque tampoco debe ser fácil cuando eso falla o hace más mal que bien. Cuando el grupo al que aplicas el tratamiento es el que registra el mayor porcentaje de fallecidos.

De todos modos, creo que hay preguntas a las que uno no llega a responder. Si eso es o no ético puede que sea una de ellas.

domingo, 11 de abril de 2010

Engaños

Hay quien cree que engañar a la gente es bueno, pero esa gente se equivoca.

Por ejemplo, si vas a que te pinchen en el médico y te dicen que no te va a doler, si luego te duele no sólo te llevas una ingrata sorpresa, sino que te cabreas porque te han mentido en algo que tú mismo podrías comprobar después. Sin embargo, si te avisan de que te dolerá y luego es así o no te llega a doler, te sentirás mejor.

Con las personas pasa más o menos lo mismo. Conozco a muchos capullos, pero no todos lo admiten. Y cuando alguien que va de santo luego te la mete doblada te dan ganas de matarlo. Sin embargo, del que ya te advirtió te lo esperas y apenas te molesta. Además, el primero no te sorprende cuando se porta bien contigo, y el segundo sí y te hace valorarlo más.

Pero no importa, no todo el mundo piensa así, y algunos que lo piensan luego no lo llevan a cabo. Es como si tuviesen una suerte de resorte que les hace soltar mentiras cada vez que abren la boca. Tirarse flores sabiendo que apenas les toquen se marchitarán. Engañan, engañan y engañan, pero, al final, los únicos que se creen sus mentiras son ellos.

jueves, 8 de abril de 2010

La tribu de Dana

Le vent souffle sur les plaines de la Bretagne armoricaine,
je jette un dernier regard sur ma femme, mon fils et mon domaine.
Akim, le fils du forgeron est venu me chercher,
les druides ont décidé de mener le combat dans la vallée.
Là, où tous nos ancêtres, de géants guerriers celtes,
après de grandes batailles, se sont imposés en maîtres,
c'est l'heure maintenant de défendre notre terre
contre une armée de Simeriens prête à croiser le fer.
Toute la tribu s'est réunie autour de grands menhirs,
pour invoquer les dieux afin qu'ils puissent nous bénir.
Après cette prière avec mes frères sans faire état de zèle,
les chefs nous ont donné à tous des gorgées d'hydromel,
pour le courage, pour pas qu'il y ait de faille,
pour rester grands et fiers quand nous serons dans la bataille
car c'est la première fois pour moi que je pars au combat
et j'espère être digne de la tribu de Dana.

Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée j'ai pu entendre les échos.
Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée des chants de guerre près des tombeaux.

Après quelques incantations de druides et de magie,
toute la tribu, le glaive en main courait vers l'ennemi,
la lutte était terrible et je ne voyais que les ombres,
tranchant l'ennemi qui revenait toujours en surnombre.
Mes frères tombaient l'un après l'autre devant mon regard,
sous le poids des armes que possédaient tous ces barbares,
des lances, des haches et des épées dans le jardin d'Eden
qui écoulait du sang sur l'herbe verte de la plaine.
Comme ces jours de peine où l'homme se traîne
à la limite du règne du mal et de la haine,
fallait-il continuer ce combat déjà perdu,
mais telle était la fierté de toute la tribu,
la lutte a continué comme ça jusqu'au soleil couchant,
de férocité extrême en plus d'acharnement,
fallait défendre la terre de nos ancêtres enterrés là
et pour toutes les lois de la tribu de Dana.

Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée j'ai pu entendre les échos.
Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée des chants de guerre près des tombeaux.


Au bout de la vallée on entendait le son d'une corne,
d'un chef ennemi qui rappelait toute sa horde,
avait-il compris qu'on lutterait même en enfer
et qu'à la tribu de Dana appartenaient ces terres.
Les guerriers repartaient, je ne comprenais pas
tout le chemin qu'ils avaient fait pour en arriver là,
quand mon regard se posa tout autour de moi,
j'étais le seul debout de la tribu voilà pourquoi.
Mes doigts se sont écartés tout en lâchant mes armes
et le long de mes joues se sont mises à couler des larmes,
je n'ai jamais compris pourquoi les dieux m'ont épargné
de ce jour noir de notre histoire que j'ai contée.
Le vent souffle toujours sur la Bretagne armoricaine
et j'ai rejoint ma femme, mon fils et mon domaine.
J'ai tout reconstruit de mes mains pour en arriver là,
je suis devenu roi de la tribu de Dana.

Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée j'ai pu entendre les échos.
Dans la vallée de Dana lalilala...
Dans la vallée des chants de guerre près des tombeaux.



Manau, La tribu de Dana

Ahora soy del otro lado

"Sólo hay 10 tipos de personas: las que saben binario y las que no".

Frikada de Internet

miércoles, 7 de abril de 2010

La vida al revés

Hasta las cosas que a veces parecen más evidentes son relativas. Pocos dudarían al decir que lo mejor es ser joven. Tener vitalidad, fuerza, no enfermar casi nunca, verse uno guapo, con la piel tersa, lozano... Pero eso sólo está así de valorado porque la vida es como es.

Una persona vieja y arrugada no suele gustar o suele parecer más fea porque está asociada al final de la vida, a la muerte, a algo que a nadie o a poca gente le gusta ni le apetece enfrentar. Pero, ¿qué pasaría si la vida fuese como en aquella película y fuésemos al revés?

Naceríamos viejos y hechos unas pasas, e iríamos haciéndonos jóvenes con la edad. La gente ya no se preocuparía por tener arrugas, sino que lo haría cuando las fuese viendo desaparecer. La putada no sería encontrarse una cana, sino pelos de un color vivo y brillante. A las mujeres ya no nos molestaría tener un pecho flácido o caído; de hecho, nos preocuparíamos cuando empezase a ponerse firme y turgente, y a los hombres no les sentaría mal estar calvos, sino que se alarmarían cuando el pelo les empezase a crecer.

Y siendo así, es muy probable que una persona joven como la concebimos ahora no nos atrajese. Sería un recuerdo andante del futuro que nos espera y que no queremos conocer, como lo son los ancianos en realidad. Es una de las razones por las que la belleza es tan relativa.

Penumbra

Me gustan los días que empiezan y terminan en penumbra. Esos en los que te levantas antes de que salga el sol, y terminas con todo lo que tenías que hacer cuando éste ya se ha ido. Las jornadas de más de doce horas que te agotan, pero te hacen sentir vivo.

Normalmente la gente está loca por acabar con sus tareas para descansar, o para dedicarse al ocio, pero ¿qué valor tiene el tiempo libre cuando es todo nuestro tiempo? Es como cuando te gusta mucho una chocolatina en concreto, pero es cara y sólo puedes comprarla una vez al mes o en ocasiones especiales. Pero de pronto cambian los tiempos y se hace más asequible, y puedes comprarla a granel. Es igual que era, pero a ti ya no te sabe de la misma manera.

Es curiosa la ironía, pero esos días son precisamente los que le sacan a uno de la penumbra.

lunes, 5 de abril de 2010

La inspiración

Envidio a la gente que es capaz de vivir de lo que escribe. No tanto por el sueldo, o porque se ganan la vida con algo que les gusta, porque eso más o menos puede conseguirse por otras vías, sino porque pueden decidir cuándo van a escribir, y encima les sale bien.

Yo no puedo hacer eso. Con la presión del tiempo o unos ojos en la nuca no me sale nada, o lo que me sale es una basura. Es como en ese anuncio que sale ahora por la tele, donde dicen algo así como que la inspiración es caprichosa: viene y se va cuando le da la gana.

Para alguna gente no es así. A mí me visita una o dos veces al año, y eso el año que está de buenas, y supongo que debe ser porque se pasa el resto de días con esos otros de los que parece que no se despega.

Así pues, yo no sirvo para preparar nada... Pero tal vez a la inspiración se la pueda domar. Quizás entrenándola se quede más rato, y más... Y cada vez más hasta que ya no se vaya, o al menos hasta que esté más tiempo conmigo que por ahí.

domingo, 4 de abril de 2010

Ya no volverá...

Antes te buscaba al doblar cada esquina. Vivía pendiente de si te veía, y me ponía muy nerviosa al pasar por tu portal, porque la sola idea de que aparecieses de repente me volvía loca.

Ahora me acuerdo de ti sólo de vez en cuando. Camino tranquila por la calle, porque no espero encontrarte, y si me cruzo contigo ni siquiera te veo. No me doy cuenta, porque ya no eres sólo tú. Y porque soy miope, también.

En realidad era mejor antes. Me gustaba esa sensación de salir a la calle contenta, aunque ni siquiera supiera si te iba a ver, porque un simple paseo o una salida para hacer la compra se volvían algo emocionante. Cuando se me revolvía todo dentro al pasar por donde vives sentía nervios, pero eran algo agradable, porque aunque fuese "aquello" sentía algo.

Ahora no siento nada. Es como si la calle estuviese vacía, o tal vez la que esté vacía sea yo. Quiero volver a ponerme nerviosa, aunque ya no sea por ti. Que me vuelva a ilusionar salir, e ir pendiente de nuevo de encontrarme con alguien que me alegre el día sólo por haberse cruzado en mi camino. Pero algo me dice que eso ya no pasará más. Que se eso se acabó contigo y se murió en aquella edad.