Los amigos suelen intentar darte lo que necesitas, pero son humanos y muchas veces se equivocan. Una siempre trata de guiarles e indicarles el camino para ayudarte cuando te hace falta, pero por alguna razón, muchas veces piensan que te equivocas. Que lo que necesitas no es lo que tú dices, sino lo que ellos creen. Pero los que se equivocan, en realidad, son ellos.
Y en ese desencanto, resulta que llega un completo desconocido que consigue lo que ellos no lograron, a pesar de su extraña convicción de tener la panacea que tú necesitabas. Pero lo peor no es eso, porque cualquiera entiende que otro falle en alguna ocasión. Lo peor es que les sienta mal si les dices que ese desconocido te ayudó más que ellos.
Sé que es frustrante tratar de ayudar a alguien como mejor sabes y que no te salga, y más que llegue otro y lo haga a la primera, pero es que a veces lo que hace falta es precisamente eso. Que sea una persona que lo ve todo desde fuera la que te dé la solución, porque no tiene implicaciones emocionales contigo y, a veces, es más objetivo.
Al final tienes lo que querías, eso que necesitabas, pero tienes más cerca al desconocido que a tu propio amigo, y ese daño colateral sí que no lo buscaste tú.