El amor y el odio se construyen a base de detalles. Los que los demás tienen contigo y los que dejan de tener. No importa su tamaño, porque aunque empiecen siendo del tamaño de una nuez, van acumulándose hasta llenarlo todo o dejarlo completamente vacío.
Es increíble el poder que pueden llegar a tener para cambiar las cosas. Para dar la vuelta a las relaciones o a las situaciones. Y lo malo es que a veces nos quedamos eternamente esperando un detalle de alguna persona a la que queremos, o a la que queremos querer, y sin embargo otras los recibimos de quien menos lo esperamos.
Están como en una balanza que no deja nunca de subir y bajar sus brazos, y cuya medida es el resultado de nuestros odios y nuestros amores.