lunes, 18 de mayo de 2009

Como el buen vino

Es curioso. La mayoría de la gente invierte una cantidad considerable de su tiempo preocupada por su imagen, y, especialmente, de cómo la ve deteriorarse a lo largo de los años, pero el caso es que cuando miro fotos viejas casi siempre veo a la gente mucho peor que como está ahora. No sé si será el estilismo, que hace mucho y se desfasa rápidamente, o que tenemos un rango de edad en el que, aunque no acabemos de creerlo, aún debemos madurar nuestros cuerpos un poquito más...

Yo creo que el verdadero secreto está en nosotros mismos. Cuanto mayor te haces, más y mejor te conoces, así que tú mismo te conviertes en tu mejor aliado para verte bien. No sólo porque vas aprendiendo qué te queda mejor o qué prendas son tus enemigas, sino porque vas ganándote a ti mismo. Te acostumbras a ser como eres y cada vez vas estando más seguro de ti. Lo que digan u opinen los demás va perdiendo interés, en detrimento de tu bienestar... y supongo que eso se le debe notar a uno en la cara.

Bueno, es posible que eso sólo pueda aplicarse a unos pocos, o tal vez ni eso, pero no estaría de más que aprendiésemos cuanto antes que la cara no siempre refleja nuestro alma... y, sin embargo, éste puede verse aun cuando estamos a oscuras.