martes, 12 de mayo de 2009

Me identifiqué...

Una de las protagonistas de ese anime que tanto me ha gustado dice, en uno de los episodios, algo en lo que no me había parado a pensar. Y coincido con ella.

Viene a decir que, aunque la gente suele decir que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde, ella no lo sabe hasta que lo recupera de nuevo. Es verdad. Me pasa lo mismo, y creo que es por "culpa" de un mecanismo que se estudia en psicología: cuando pierdo algo -o a alguien- y además es de manera más o menos voluntaria, me empiezo a convencer a mí misma de que hice lo mejor, y para ello suelo recordar selectivamente, pero sin querer, prácticamente todas las cosas malas que tenía eso que estoy perdiendo y que me hacen no echarlo de menos. Pero... ¿y las buenas? Las hay, normalmente siempre las hay. A veces bastan para compensar la balanza y otras, lamentablemente, se quedan cortas, pero la mayoría ocurre lo primero.

Disonancia cognitiva. Por eso es. Como es desagradable que lo que haces y lo que piensas no vayan en la misma línea, a veces tratas de igualar ambas cosas, aunque sea a empujones. Por suerte, a veces tengo ratos de lucidez, o bien la otra persona, o simplemente al destino se le antoja que me reencuentre con gente a la que perdí. Sucede la magia, y la recupero... Y es ahí cuando dejo de necesitar justificarme por haber sido tan idiota de haberles perdido y vuelvo a ver por qué antes de dejarles ir tuve miedo de que lo hicieran. De pronto recuerdo por qué merecen la pena, y de repente me doy cuenta de todo lo que había perdido...

Me encanta que me hagan pensar, aunque acabe concluyendo que soy una imbécil. Al menos así, al menos soy consciente de ello y no me pilla por sorpresa.