lunes, 13 de julio de 2009

Detalles

Es increíble lo que pueden hablar los detalles de y por una persona. A veces te muestran sonrisas cómplices travestidas de enfados. Otras, preocupación disfrazada de indiferencia. En los casos menos alentadores, descubres gracias a ellos que una amistad no era tan sólida como tú te pensabas...

De cualquier modo, me gustan los detalles. Especialmente, claro está, cuando me dejan ver algo que creía perdido. La pena es que hay tantos detalles como manera de interpretarlos, y por desgracia nadie trae un manual sobre cómo hacerlo, aunque haya varios en el mercado sacados de la manga de vete a saber quién.

Diría que la única manera de aprender en qué sentido se deben entender los detalles de los demás es conocerlos a fondo, pero creo que me estaría equivocando. No sólo porque es complicado saber si se conoce bien a alguien o cuánto, sino porque aun con gente con la que tratas a diario puedes equivocarte en algo como eso. Así que en realidad me parece que la mejor manera de que, una vez hemos captado un detalle, seamos capaces de ver la forma que tiene en lugar de adivinarla o inventarla directamente, es preguntar a su generador. A veces ni él mismo sabrá respondernos, pero lo que nos diga será más fidedigno que lo que nos digamos nosotros... A menos que, por alguna razón, intuamos que está mintiendo u ocultando algo.

Ése es un problema: damos a los detalles, algunas veces, más importancia de la que realmente tienen. Suele pasar cuando nos gustaría tanto que la tuvieran que nos la inventamos sin querer, pero cuando eso sucede una en el fondo lo sabe... Así que antes o después acaba dándose cuenta de que no está siendo del todo objetiva.