domingo, 19 de julio de 2009

La necesidad de dormir

Cuando Maslow construyó su pirámide de las necesidades humanas, puso en la base las que se consideran básicas. Entre ellas incluyó el sueño.

No son pocos, y menos entre la población más joven, los que a menudo dicen que dormir es una pérdida de tiempo. Yo, desde luego, no suelo perder el mío haciéndoles entender qué significa "necesidad", porque las discusiones sobre perogrulladas me ponen de los nervios, pero lo cierto es que a veces da que pensar.

Una vez alguien, cuyo nombre no recuerdo ni tampoco me he molestado en buscar, hizo un experimento sobre cuánto podía aguantar sin dormir. Ciertamente, de eso tampoco tengo idea ahora mismo, pero lo que sí se me grabó a fuego al ver el vídeo en que se comentaba ese experimento era que el principio del final de la falta de sueño eran las alucinaciones, y que se tuvo que parar el documental ése o lo que fuera porque si uno no duerme se acaba muriendo. Supongo que todos necesitamos descansar, por muy fuertes que se sientan algunos jovencitos.

Tener necesidades es normal. No son signo de debilidad, sino de nuestra condición humana que parece ser que muchos no aceptan. Por suerte muchos hacen un placer de su satisfacción, y para muestra la gastronomía o la ya tan conocida siesta... Pero hay personas que tienen problemas para conciliar el sueño, a pesar de que les haga falta.

A otros lo que nos pasa es que, como se suele decir, el sueño se nos cambia. Por malos hábitos, por un mal día, por no poder dormir una noche o hacerlo demasiado una tarde... La cuestión es que hay gente que duerme de día y vive de noche. A ojos de quienes llevan una vida más ordenada, al menos en lo que a sueño se refiere, esas personas son juerguistas o algo por el estilo. Está como mal visto, pero no todos disfrutamos cuando eso nos pasa. ¿La razón? La misma que antes: nos guste más o nos guste menos, somos animales... y necesitamos al sol.

Afortunadamente, no siempre es crónico el insomnio, y el horario puede volverse a cambiar hacia las horas apropiadas con un poco de fuerza de voluntad... Mientras llega esa fuerza, a mí siempre me quedará leer.