jueves, 30 de abril de 2009

In his memory

Fate succumbs
many a species: one alone
jeopardises itself.

W.H. Auden

¿Por qué no llorar?

La cultura muchas veces nos hace hacer o pensar cosas realmente estúpidas. Una de esas tonterías es el afán que tiene tanta gente porque nadie les vea llorar. Y la cosa es que aunque uno piense que es una chorrada, que llorar no tiene nada de malo, que es completamente natural... llegado el momento en que las lágrimas empiezan a escapársele a uno de los ojos, casi por instinto se gira, se va, o se intenta tapar como puede para que nadie se dé cuenta.

Es absurdo, pero es. Ser humano, tener empatía, tener sentimientos... todas esas cosas y muchas más hacen llorar a casi cualquiera. ¿Es que nos da vergüenza ser así? Se supone que todo eso es bueno. Ser una persona no puede ser malo... Y, sin embargo, de alguna manera se nos ha castigado tanto el dejar que los demás vean que lo somos que al final tratamos de ocultarlo.

Y así nos va. Nos quedamos sin decir tantas cosas por no hacerlo con el corazón encogido... que a veces no puedo sino maldecir que la maldita cultura tenga tanto poder sobre nosotros.

Por suerte, uno puede darse cuenta y tratar de ponerle remedio... pero nadar a contracorriente es una difícil tarea que no todos están dispuestos a llevar a cabo. Aplaudo, pues, a ese puñado de valientes nadadores. Nadie sabe si llegarán a la otra orilla, ni siquiera ellos mismos... pero tendrán la satisfacción de haberlo intentado. Y con tanto agua alrededor sus lágrimas serán sólo una gota entre un millón. Algo completamente normal. Como tiene que ser.

Engaños

¿Hay mayor engaño que engañarse a uno mismo? Creo que no, y también que no es posible, al menos para cierto tipo de gente, engañarse durante mucho tiempo. Además... ¿de qué sirve? Se supone que uno quiere ser feliz, y nadie es feliz mintiéndose. No se puede llegar a ser feliz de esa manera, o yo soy incapaz de imaginar que haya cabida para la felicidad en ese contexto.

Para estar bien con uno mismo, hay que estar en consonancia con lo que uno desea. Pero con lo que uno desea de veras. Da igual si es más o menos posible, mientras sepas que está ahí y que es por eso por lo que te mueves. Si no es para ti, antes o después, cambiarán tus necesidades, pero lo primero para que eso ocurra es aceptarlas.

Cuesta. A veces es difícil asumir qué queremos, y más cuando sabemos que es imposible o nos lo parece... pero es que ignorándolo no va a desaparecer. Al contrario, va a crecer más y más en el espacio reducido al que le hemos relegado en nuestra conciencia y nos va a hacer cada vez más daño. Por eso es mejor dejarlo libre. Así, pase lo que pase, si finalmente tiene que irse, lo hará.

miércoles, 29 de abril de 2009

Lloverá

Hay un día del año en que siempre sé que va a llover. Y llueve... Casi siempre llueve. Es raro que no llueva.

Esté año volverá a llover. Lo siento. Lo sé.

Planes

Qué difícil es hacerlos, y más aún cuando no estás acostumbrada. Organizar algo, por estúpido que sea, se puede llegar a hacer un infierno cuando hay implicadas varias personas. O, peor aún, varias personas que no están dispuestas a dar su brazo a torcer ni a soportar nada por nadie.

De todos modos puedo entender que cueste reunir a gente que normalmente no se junta. Lo que entiendo menos es que haya personas que salen juntas con frecuencia y nunca sean capaces de ponerse de acuerdo. Se supone que en las relaciones, cuando uno no piensa sólo en sí mismo, cada vez puede alguien sacrificarse por otro y además debería poder dar por hecho que a la vez siguiente otro más lo hará por él. Sorprendentemente esto muchas veces no ocurre. Hay muchos grupos de "amigos" que en realidad no lo son. Y no sé qué es más triste... cuando tú lo ves y te das cuenta, o que sean ellos los que no se enteran.

lunes, 27 de abril de 2009

Prepotencia y perspectiva

A veces nuestro peor juez somos nosotros mismos. Aunque nadie pretenda ser perfecto, algunas personas están continuamente pendientes de cómo hacen cualquier cosa. Es por eso que conocen sus fallos, sus cualidades, sus puntos débiles... mejor que cualquier otro que simplemente observe desde fuera. Además, esos fallos se ven más grandes cuando al que miras a través del prisma es a ti, y por alguna extraña razón, tus cualidades sufren precisamente lo contrario: se hacen más pequeñas.

Por eso todo aquello se confunde con prepotencia, pero hay algo que no saben los demás. Hay algo que se les escapa a los que acusan a los otros de soberbia. Uno no es prepotente sobre la magnitud de sus virtudes ni de sus defectos: lo es sobre cómo de bien los conoce.

De pronto llega alguien, que posiblemente se ha perdido la mayor parte de tu vida, y se cree con derecho a decirte cómo eres. ¿Cómo soy? ¿Acaso lo sabe alguien mejor que yo misma? Eso es lo que me molesta. Eso es lo que me saca de mis casillas. Yo ya sé cómo soy, y no necesito que nadie venga y me lo discuta, porque mientras otro mira desde fuera yo lo hago desde dentro y con perspectiva. Otros opinan observando desde su palco, sin darse cuenta de que, desde su posición, hay millones de ángulos que se les escapan. Pretenden darme todos esos, y en realidad ellos pueden aportarme sólo uno.

¿A que sí?

¿No has pensado alguna vez que algo estaba totalmente perdido? ¿No te has dado por vencido? ¿No has seguido andando en otra dirección porque pensabas que ya no quedaba nada atrás? Yo sí.

¿Y no te han picado en el hombro para que te girases? ¿No has vuelto a tener ganas de luchar una batalla que creías que ya habías perdido? ¿No has recuperado algo justo en el punto en que lo perdiste o, incluso, antes? Sí, yo sí.

Me gustaría pensar que no sólo puede ocurrir con una persona. Me gustaría creer que esa suerte de magia no sólo es posible, sino más frecuente de lo que estoy acostumbrada. Me gustaría... pero lo que no es darme de bruces contra la realidad, así que mejor disfruto de lo que tengo ahora, y dejo de pensar en qué perdí ayer, o en que puedo perder mañana.

domingo, 26 de abril de 2009

Es verdad

"Aquel día lo pasé en la cama, como cuando estás enferma y no puedes levantarte, dejando pasar el tiempo. Sin ganas de pensar en nada. Deseando matar las horas de algún modo, pero sin fuerzas para intentarlo".

Nana Komatsu, Nana

Quiero esa respuesta

"Oye Ren, dime una cosa... Si yo me muriera, ¿tú querrías morir conmigo?" .

Nana Ōsaki, Nana

¿Adónde?

Me pregunto adónde va todo eso. Supongo que aunque yo no lo sepa, debe tener algún destino, porque además, de lo contrario, sería una lástima. Quizás no sé en qué lugar se encuentra o hacia dónde va porque corre tan deprisa que ni siquiera yo misma soy capaz de seguirlo. Ni mucho menos de alcanzarlo.

Tendré que esperar. Esperar el día en que sea capaz de estirar el brazo y tocarlo. Tocarlo todo, o parte al menos. Y traerlo, de nuevo de vuelta, y poder decidir esta vez para dónde va.

¿Adónde? ¿Todo lo que pienso y sueño y nunca llega a salir de mi cabeza? Tal vez con suerte todavía siga ahí... pero son tantas cosas que quizás no quepan. Imagino que por eso siento que salen corriendo. No sé si huyen de mí, como todos, o si sólo quieren expandirse, en algún lugar donde algo o alguien les deje hacerlo... No como yo, que las dejo encerradas y rara vez les dejo salir fuera.

Pasiones

No importa el tiempo que pase. A veces las dejo de lado durante muchísimo tiempo, incluso años... pero cuando vuelvo a ellas, o cuando ellas vuelven a mí, me siguen atrapando del mismo modo.

Es... apasionante, que te apasione algo. No importa qué sea ni cuántos lo compartan. De hecho, normalmente mi egoísmo alcanza su máximo exponente cuando se trata de mis pasiones. Las quiero mías y para mí, aunque después me preocupe más o menos de que otros las disfruten como lo hice yo, si es que pueden o si es que son capaces.

Ese momento es mío. El placer que me producen, la plenitud que hacen que me invada, la vida que me infunden... Sí, porque a veces parece que esté muerta y sólo rozar una de ellas hace que resucite. Son como un pedazo de mí que se hunde y sale a flote de vez en cuando... Y cuando ven la luz de nuevo me hacen volverla a ver a mí. Me recuerdan quién soy y cómo soy, porque me gusta lo que me gusta y que me guste.

viernes, 24 de abril de 2009

TOC

"Pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión".

En el C2

Se sienta. Parece que apenas pueda sostener las bolsas con esas manos tan delicadas, pero lo hace con toda la fuerza que es capaz de reunir. Es delgada, y su apariencia tan frágil que da la sensación de que su pequeño cuerpo esté soportando incluso el peso de su vestimenta. Su cara, su cuello, sus manos... Todo ha sido invadido por las arrugas, así como sus cabellos son ahora del color de las nubes: un blanco tan radiante que no parece de verdad.

Se levanta. Deja paso a otra señora, de aspecto bastante menos envejecido pero que se mueve torpemente, de una forma que sugiere alguna clase de deterioro. Ahora ambas van sentadas, y el acompañante de la segunda mujer se queda de pie delante de su compañera.

- Ya está, -dice él- si todo tiene solución...
-Todo menos la muerte -añade la anciana de brillantes cabellos.

Es curioso oír esa palabra saliendo de esos finos y arrugados labios. La muerte... Me pregunto qué debe pensar acerca de ella esa señora, que presumiblemente la tiene tan cerca o, por lo menos, es en ella más evidente que en muchos otros. O cómo se debe sentir, teniendo preservadas sus facultades, ante otra mujer más joven que no.

Me intriga. ¿Estará tranquila por cuándo aquello suceda o se la comerá su conciencia por mil cosas que pudo o debió hacer y no hizo? Debe ser muy frustrante que a uno le ocurra lo segundo. Supongo que cada día que pasa es uno que tenemos para tratar de evitarlo.

martes, 21 de abril de 2009

En voz alta

Ella: Ya sé que no te importo.
Él: Sinceramente, no.
Ella: También sé que nunca te he importado...
Él: Pues la verdad es que no.
Ella: Bueno... Está bien. En realidad me parece más triste lo tuyo.
Él: ¿Lo mío?
Ella: Sí. Es que tú a mí sí que me importaste un día... pero poco a poco te has ido ganando dejar de hacerlo. Me parece más triste perder algo que simplemente no haberlo tenido nunca.
Él: ...

lunes, 20 de abril de 2009

Necesidades

Hay cosas sin las que uno puede vivir. Y personas, también hay personas sin las que se puede vivir. La cosa está en darse cuenta de si uno quiere o no renunciar a ellas.

Antes pensaba que cuando decides que no necesitas a alguien es que está todo perdido. Ahora creo que eso no tiene por qué ser así: mientras esa sensación dure, desde luego... pero es que resulta que tal como vino también se puede ir un día.

sábado, 18 de abril de 2009

Líderes

Hay quien defiende alegremente la anarquía, seguramente porque nunca ha vivido en ella. Aunque a veces no estemos de acuerdo con los líderes o sus normas, la mayoría de las veces suelen ser necesarios, porque establecen un orden que hace más fáciles las cosas. Si nos dejásemos llevar por el egoísmo que casi siempre prevalece en los seres humanos todo sería un caos, ya que, si aun con leyes y regulaciones todo el mundo tiende a mirar hacia sí mismo y eso crea problemas, no es difícil imaginar qué sucedería si pudiesen hacerlo siempre.

Claro está que lo ideal es que cualquier líder o cualquier norma sea antes consensuada, a ser posible, pero sucede que a veces no hay tiempo para eso y una determinada situación requiere de una actuación inmediata. Ahí es, normalmente, cuando uno se suele dar cuenta de si hizo bien o no eligiendo el líder que escogió... Aunque antes de juzgarlos, dicho sea de paso, no estaría mal recordar que un líder es, también, una persona.

¿Política? Ah... pues yo no estaba pensando en ella, aunque también se le puede aplicar, o al menos en parte.

jueves, 16 de abril de 2009

No feeling no glory

"Wenn ihr's nitch, ihr werdet's nitch erjagen".

Johann Wolfgang Goethe, Fausto

miércoles, 15 de abril de 2009

Nadie nace enseñado

Estudio en un lugar cuyo personal administrativo te trata como si fueses imbécil cuando haces una pregunta relativa al servicio que ofrecen en el centro. Es normal que ellos dominen todo lo que allí se cuece, trabajan allí, y es más, parte de su trabajo consiste en atender a las dudas que los alumnos o futuros alumnos podamos tener. Pero ellos, aún siendo así, te hablan con una prepotencia increíble y hasta te hacen gestos que rozan el desprecio por no saber lo mismo que ellos saben sobre su trabajo.

Otra cosa que me llama la atención es el rencor que alguna gente tiene a los que hemos estudiado. He perdido la cuenta de las veces que alguien me ha dicho "¿tienes una carrera y no sabes tal cosa?". Muchos te lo dicen bromeando y te ríes, pero otros te lo sueltan con un resquemor evidente. Pues sí, tengo una carrera, pero eso no me abre las puertas a todo el conocimiento habido y por haber. Estar licenciada en algo sólo significa que, sobre esa materia que es la que estudiaste, sabes más que la simple sabiduría popular, pero sin embargo muchos pretenden condenarte, sólo por eso, a tener que ser capaz de responder a cualquier cuestión sobre cualquier tema.

También me molesta que a otros les molesten las preguntas. Tengo la manía de preguntar lo que no sé. Eso no me convierte en una persona incapaz de encontrar por sí misma la información ni en un ser inferior que necesita ser iluminado. Claro que puedo buscar prácticamente cualquier dato yo sola, y más ahora con esto de Internet... pero es que, si conozco a una persona que ya sabe lo que yo quiero saber, y además confío en su criterio, veo una pérdida de tiempo ponerme yo a buscar cuando tengo la respuesta al alcance de mi mano sólo preguntando a quien sé que sabe lo que yo quiero saber.

Un galimatías, sí... El mismo que me produce a mí en la cabeza toda esa gente que te trata como si hubiese nacido sabiéndolo todo. O los que te tienen manía porque tienes estudios y ellos (por la razón que sea) no. Yo no me considero mejor que ellos por tener estudios... pero que tampoco me infravaloren a mí después por ignorar algunas cosas y decirlo abiertamente.

domingo, 12 de abril de 2009

Broken strings

Let me hold you
for the last time...
It’s the last chance to feel again.
But you broke me,
now I can’t feel anything...

When I love you,
and so untrue...
I can’t even convince myself.
When I’m speaking
it’s the voice of someone else.

Oh, it tears me up...
I tried to hold but it hurts too much...
I tried to forgive but it’s not enough...
To make it all okay...

You can’t play on broken strings,
you can’t feel anything
that your heart don’t want to feel.
I can’t tell you something that ain’t real...

Oh, the truth hurts,
and lies worse...
How can I give anymore?
When I love you a little less than before...

Oh, what are we doing?
We are turning into dust.
Playing house in the ruins of us.

Running back through the fire
when there’s nothing left to save,
it’s like chasing the very last train
when it’s too late.
Too late...

Oh, it tears me up...
I tried to hold but it hurts too much...
I tried to forgive but it’s not enough...
To make it all okay...

You can’t play on broken strings,
you can’t feel anything
that your heart don’t want to feel.
I can’t tell you something that ain’t real...

Oh, the truth hurts,
and lies worse...
How can I give anymore?
When I love you a little less than before...

Oh, we’re running through the fire
when there’s nothing left to save.
It’s like chasing the very last train
when we both know it’s too late.
Too late...

You can’t play on broken strings,
you can’t feel anything
that your heart don’t want to feel.
I can’t tell you something that ain’t real...

Oh, the truth hurts,
and lies worse...
How can I give anymore?
When I love you a little less than before.
Oh, you know that I love you a little less than before!

Let me hold you for the last time...
It’s the last chance to feel again.

James Morrison & Nelly Furtado, Broken strings

Algo falla aquí

Les echo de menos y quiero que vuelvan. Les echo de menos y quiero que vuelvan. Les echo de menos y quiero que vuelvan. Les echo de menos y quiero que vuelvan. Les echo de menos y quiero que vuelvan... LES ECHO DE MENOS Y QUIERO QUE VUELVAN.

Esto no funciona... Sí, será porque a veces no basta con decir, o decirnos, las cosas... A veces también hace falta actuar.

viernes, 10 de abril de 2009

Puerilidad

Hay personas a las que no les gustan en demasía los niños. Yo soy una de ellas, pero si hay algo que me moleste más que un niño -contra los que, en realidad, tampoco tengo nada grave-, es un adulto comportándose como un niño. Y no me refiero a hacer el ganso y pasárselo bien. En ese sentido muchos niños ganan a algunos adultos, que parecen asustados de hacer el ridículo, o más bien de que otro pueda pensar que lo hacen, cuando deberían saber más que de sobra que no pasa nada por recibir una crítica. O dos. O cien mil. Me refiero a la inmadurez, a las pataletas, a mentir para ocultar las propias pifias, aun cuando es obvio quién las cometió...

Se supone que uno crece y se desarrolla y que aprende por el camino, pero hay gente que parece que no sacó nada en claro. Es una pena, porque todos esos seguro que tuvieron mil y una vivencias y no fueron capaces de aprender nada de ellas. Acabarán viéndose en el final igual que estaban en el principio, y por Dios que espero que no me pase lo mismo. Tener la sensación de que toda una vida no ha servido para nada debe ser muy deprimente, y tropezar durante años con la misma piedra, muy frustrante.

La niñez es muy bonita, mientras no se prolongue indefinidamente y hasta el final de nuestros días.

Fin

"Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible".

¿Charles Maurice de Talleyrand?

Violación

Es difícil convencer a los demás de algo cuando ni uno mismo se cree lo que dice, pero al fin y al cabo la gente tiene como principal referencia sobre lo que sentimos, pensamos o simplemente vivimos lo que nosotros le contamos. Si eso no coincide con la realidad, corremos el riesgo de que el receptor de nuestros mensajes entienda justamente lo que ahí pone, sin entrar a cuestionarse que pudiera ser mentira, pues alguna gente suele dar por hecho que los demás dicen siempre lo que piensan, a pesar de que con el paso de los años uno se va dando cuenta de que eso no es así. De hecho, pocos lo hacen.

Muchas veces. Muchísimas veces hemos entendido algo que preferiríamos no haber captado, y tratamos de darle vueltas para encontrarle el sentido que nos gustaría que tuviese, o si no, por lo menos, el que consideramos que sería lógico que tuviera. Y ponemos todas nuestras esperanzas en haber entendido algo mal. Inventamos una fabulosa historia de por qué alguien nos ha dicho algo que empieza teniendo un poco de sentido y, en unos pocos detalles más, se acaba convirtiendo en una producción que se aleja hasta de las que se proyectan en las salas de cine.

Tantas otras veces esas esperanzas se han ido en menos de la mitad del tiempo que nos llevó crearlas. Por desgracia para nosotros no entendimos nada mal, o al menos no tenemos indicio alguno de que eso sea así, lo que nos lleva irrevocablemente a desechar las fantasías que nos habíamos creado, y también a dejar progresivamente de construir nuevas.

Por eso falla tantas veces todo. Muchos creen algo, dicen lo contrario, y actúan como si todo les fuese indiferente. Y no es verdad, o algo hay que nos lo dice, pero no nos dan indicios. O os cansamos de esos malditos indicios, y de tener que estar interpretando todo lo que nos dicen para acabar equivocándonos de todas formas: creyéndolo o con lo que pensamos que significa, porque seguramente su verdadero sentido difiere considerablemente tanto de una cosa como de la otra.

Todo porque la gente no habla claro. Todo porque se acaba acostumbrando a tener a alguien al otro lado tratando de desencriptar sus mensajes cifrados. Todo porque no entienden o no les da la gana de respetar el principio de calidad y lo violan. Sin él, la comunicación falla. Y cuando falla durante tanto tiempo al final se termina de romper.

jueves, 9 de abril de 2009

Carne

Entiendo que los humanos somos omnívoros y debemos, entre otras cosas, alimentarnos de carne, porque de ella obtenemos proteínas y no sé cuantas cosas más que necesita nuestro cuerpo, así que no puedo estar en contra de matar para comer. Lo que sí detesto es matar por diversión, o hacer sufrir innecesariamente al que te va a nutrir.

La gran fiesta popular de mi país me parece lamentable, y los que la defienden poco más o menos, pero aunque ése sea el colmo, ma(ltra)tar a un animal por "diversión" -aunque yo sigo sin verle la gracia-, también se va enterando una de que cuando sacrifican animales para su consumo les dan muerte de la peor de las maneras y, en ocasiones, por no decir la mayoría de las veces, además de una mala muerte les dan una mala vida.

¿Es necesario? ¿Por qué ese regocijo en el sufrimiento ajeno? Y la excusa de que "son sólo animales" a mí no me sirve, porque aunque a muchos se les olvide, los seres humanos somos más de lo mismo. Nosotros también somos animales. También somos carne. Quienes se aprovechan de ese modo de lo indefenso que está un pobre animal ante la supuesta supremacía de la razón humana sólo demuestran carecer de ella. Tener poder no significa tener que usarlo, y, de hecho, diría que la mayoría de las veces la inteligencia reside no en lo que uno es capaz de hacer, sino en lo que es capaz de dejar de hacer por los demás. Pero sólo de verdad, no por miedo a represalias... porque sí, señores, no es la bondad de la que algunos presumen como si fuese propia y única en su especie lo que hace a tantos ser menos crueles con un humano que con cualquier otro animal, es el miedo el que les frena. El de ver como toda esa mierda que ellos llevan dentro va también dentro de muchos otros y se puede algún día volver en su contra.

miércoles, 8 de abril de 2009

Efecto mariposa

¿Tiene algo que ver con él el destino? Todas nuestras acciones repercuten o pueden repercutir del modo más inesperado en el resto del mundo, pero ¿es así porque tenía que ser así? ¿Estaba programado? No lo sé, pero a veces tengo la sensación de que sí.

Te encuentras con una situación y te pones a mirar detrás de ella. De algún modo, te das cuenta de que del montón de cosas que le preceden, la última es una tontería, o algo que sucedió por mero azar. O al menos eso creías cuando ocurrió. ¿Y si no es suerte? A lo mejor esa estupidez estaba ahí a propósito. Tal vez, que la considerases algo poco importante era otro truco para distraerte de su verdadero potencial. Eso, o quizás sí que otra vida diferente a la que estás llevando ha estado siempre en manos de la fortuna.

Hace poco busqué algo. Lo encontré, pero por el camino vi otra cosa que llamó mi atención, aunque no con demasiada fuerza. Al final, por unos segundos, pues ya apenas me acordaba de que la había visto, me volví hacia ella y me la traje conmigo. Pocos días después, ese gesto aparentemente sin importancia pudo haber incluso salvado una vida. O no, porque el destino, escrito o no, aún no se me revela de ningún modo.

Supongo, o más bien sé, que me moriré con la duda... Pero si eso fuese así, al menos explicaría muchas cosas a mucha gente. Para el escalón de arriba aún no tengo ninguna teoría.

martes, 7 de abril de 2009

Perdón

Por alguna razón que a mí se me escapa, mucha gente piensa que pedir perdón les redime de cualquier culpa y, más aún, que una vez lo han hecho la conciencia que debe ponerse a trabajar es la de la persona que debe decidir si se lo concede o no, si opta por no perdonarles.

Desde luego, la paciencia humana parece no conocer límites. Uno, especialmente cuando es más joven, cree que jamás será capaz de perdonar según qué cosas a nadie y, una vez eso ocurre, se encuentra yendo en contra de sus propios pronósticos y dejando pasar algo que, en un principio, le parecía imperdonable.

Pero esto pasa hasta cierta edad y hasta cierto punto. Llega un momento en que no importan la paciencia ni la persona, o más bien llega una situación. Es mentira. No puede perdonarse todo, y es más, no debe perdonarse todo. ¿Cómo es alguien capaz siquiera de preguntar a unos padres si perdonarán algún día a quien asesinó a sus hijos? Para mí está clara la respuesta. Y más que clara, está justificada.

Hay quien dice que no se puede vivir con rencor... Es mentira. Eso también es mentira. Se puede y además es humano. El problema está en si dejas que te consuma, pero si eso no sucede no pasa nada. Es inevitable sentirlo. Lo que podemos controlar más es no provocarlo, pero eso parece que a muchos no les preocupa lo más mínimo, porque creen que luego podrán arreglar cualquier cosa con un "lo siento".

domingo, 5 de abril de 2009

Decisiones

"Siempre hay que estar en condiciones de escoger entre dos alternativas".

Charles Maurice de Talleyrand

¿Qué es peor?

A veces me pregunto qué es más duro: no tener nunca algo que deseas o tenerlo durante un tiempo y después perderlo. Imagino que los que nunca lo han tenido ven claro que es preferible poder al menos disfrutarlo aunque no sea para siempre... pero también entiendo que los que lo han perdido y saben qué es echar de menos algo que una vez tuvieron, envidian a los que están acostumbrados a vivir sin ello.

En realidad supongo que nada es mejor que lo otro. Cada situación tiene sus ventajas y también sus inconvenientes, y estos últimos son el precio que pagamos por aquellas primeras. Lo malo es que uno normalmente se olvida de que siempre hay otro que posiblemente le envidie del mismo modo que él envidia a otra persona, aunque sea sólo envidia de esa que llamamos "sana".

Perdemos tanto tiempo pensando en lo que no tenemos o en lo que hemos perdido que solemos olvidar todo con lo que sí contamos, así que si me preguntan qué es peor, creo que debería decir que lo peor es quejarse demasiado y agradecer demasiado poco.

viernes, 3 de abril de 2009

Disonancias, o no

Se supone que a las personas nos disgusta entrar en lo que la psicología dio en llamar disonancias cognitivas. Es decir, en teoría, si nuestro pensamiento o nuestras ideas van por un lado y nuestra conducta por otro, no nos vamos a sentir bien y trataremos de darle a todo las vueltas que hagan falta hasta conseguir que todo encaje. Por eso mucha gente llega a justificar cosas aparentemente injustificables: porque reconocer que actuaron mal les supone tal malestar que buscan la manera de reducirlo, aunque ésa sea a todas luces absurda.

Yo creo que hay gente que no se molesta tanto cuando lo que piensa y lo que hace no coinciden. Y lo creo porque mucha gente tiene muchos principios de boquilla que luego se evaporan a la hora de transmutarse en actos. Eso o, sencillamente, lo que difiere es lo que a ti te dicen que piensan y lo que piensan de verdad.

Desde luego, vengan las incoherencias de algunas personas de la falta de preocupación o de la mentira deliberada, soy incapaz de entenderlas. En el primero de los casos, porque yo, personalmente, necesito explicarme las cosas y hacerlas en base a algo firme y que -al menos para mí- tenga sentido, y en el segundo porque ninguna razón me suele parecer lo suficientemente poderosa como para mentir, y menos aún sobre lo que uno piensa.

De todos modos, incluso la gente que tiene con frecuencia disonancias cognitivas con respecto a algo también me parece un poco rara: me parece que, si realmente te preocupa ser consecuente con lo que dices, piensas y haces, y no mientes a los demás ni a ti mismo, es complicado que te veas en tal encrucijada.

Curiosos sesgos

Los sesgos son bastante llamativos en general, pero uno que siempre me hizo mucha gracia es aquel que nos hace ver por todas partes algo que guarda relación con nosotros mismos. Por ejemplo, cuando te gusta alguien ves u oyes su nombre en todas partes. En realidad se dice o se escribe lo mismo que cuando a ti esa persona no te interesaba, pero para ti está más disponible.

Otro ejemplo y que es el que motivó estas líneas es el de ver siniestros de avión por todas partes cuando tú tienes que coger uno en breve. O de tren, si es ése el medio que vas a usar, etcétera. A veces ese sesgo no hace sino alertarnos sobre algo que posiblemente tememos, así como los ansiosos están excesivamente atentos a los peligros o potenciales peligros de su alrededor.

Sea como sea, y aun sabiendo que se trata de una pequeña treta de nuestro cerebro, siempre me resultan interesantes los sesgos. De algún modo te hacen sentir especial, como si lo que te pasase tuviese algún tipo de repercusión en el resto del mundo. Eso es interesante, porque aunque sé que al resto del mundo le da igual mi vida, siempre le influirá de uno u otro modo, y yo, sea de verdad o de una forma tan indirecta como la que tiene el mundo de repercutir en mí, lo puedo cambiar a él. O, mejor dicho, mi cabeza me lo puede cambiar a mí.