La cultura muchas veces nos hace hacer o pensar cosas realmente estúpidas. Una de esas tonterías es el afán que tiene tanta gente porque nadie les vea llorar. Y la cosa es que aunque uno piense que es una chorrada, que llorar no tiene nada de malo, que es completamente natural... llegado el momento en que las lágrimas empiezan a escapársele a uno de los ojos, casi por instinto se gira, se va, o se intenta tapar como puede para que nadie se dé cuenta.
Es absurdo, pero es. Ser humano, tener empatía, tener sentimientos... todas esas cosas y muchas más hacen llorar a casi cualquiera. ¿Es que nos da vergüenza ser así? Se supone que todo eso es bueno. Ser una persona no puede ser malo... Y, sin embargo, de alguna manera se nos ha castigado tanto el dejar que los demás vean que lo somos que al final tratamos de ocultarlo.
Y así nos va. Nos quedamos sin decir tantas cosas por no hacerlo con el corazón encogido... que a veces no puedo sino maldecir que la maldita cultura tenga tanto poder sobre nosotros.
Por suerte, uno puede darse cuenta y tratar de ponerle remedio... pero nadar a contracorriente es una difícil tarea que no todos están dispuestos a llevar a cabo. Aplaudo, pues, a ese puñado de valientes nadadores. Nadie sabe si llegarán a la otra orilla, ni siquiera ellos mismos... pero tendrán la satisfacción de haberlo intentado. Y con tanto agua alrededor sus lágrimas serán sólo una gota entre un millón. Algo completamente normal. Como tiene que ser.