Me pregunto adónde va todo eso. Supongo que aunque yo no lo sepa, debe tener algún destino, porque además, de lo contrario, sería una lástima. Quizás no sé en qué lugar se encuentra o hacia dónde va porque corre tan deprisa que ni siquiera yo misma soy capaz de seguirlo. Ni mucho menos de alcanzarlo.
Tendré que esperar. Esperar el día en que sea capaz de estirar el brazo y tocarlo. Tocarlo todo, o parte al menos. Y traerlo, de nuevo de vuelta, y poder decidir esta vez para dónde va.
¿Adónde? ¿Todo lo que pienso y sueño y nunca llega a salir de mi cabeza? Tal vez con suerte todavía siga ahí... pero son tantas cosas que quizás no quepan. Imagino que por eso siento que salen corriendo. No sé si huyen de mí, como todos, o si sólo quieren expandirse, en algún lugar donde algo o alguien les deje hacerlo... No como yo, que las dejo encerradas y rara vez les dejo salir fuera.