Se supone que el avión es el medio de transporte más seguro, pero aun así, cada vez que me subo a uno, pienso en la posibilidad de salir de él de cualquier forma menos por mi propio pie, y siempre que a uno se le pasa por la cabeza que puede morir piensa en las razones que le podría dar al ángel de la muerte para que no se lo llevase aún. Yo no soy una excepción.
Hace unos días cogí un avión, y poco antes de aterrizar atravesó no sé cuántas turbulencias e hizo no recuerdo cuántos movimientos más bruscos de los que tengo por costumbre sentir en el aire. Imagino que por la inconsciencia que caracteriza a los que conocemos a la muerte más de vista que otra cosa, no pensé realmente que fuese a morir. Sí que me lo planteé, aunque no acabase de creérmelo, y me dio pena pensar en dejar las cosas como estaban.
Peleas, malentendidos... Cosas por hacer, por decir, otras tantas por demostrar... Pero a la hora de la verdad no hay razones que valgan. O al menos no le valen a ese ángel, porque no tiene compasión ni miramientos y, al contrario que a ti, le da igual quién seas o qué cuentas tengas pendientes.
No pienso esperar a mi lecho de muerte o a un improbable presentimiento que me avise de qué día y a qué hora voy a dejar de respirar para siempre. Quiero hacer las cosas bien, o al menos a mi manera, siempre... pero pocas veces lo hago. No sé si necesito tiempo ni si lo tendré... pero hay cosas que no pueden forzarse, y aunque sea triste pensar en cómo de mal lo dejaría todo muriéndome mañana, siento que no puedo hacer gran cosa para cambiarlo. Y tampoco quiero hacerlo por sentirme mejor cuando posiblemente ni siquiera sienta más... Quiero hacerlo porque quiero, pero lo haré cuando pueda.
La presión para mí no es buena compañera. Hay quien necesita vivir como si se fuese a morir mañana... pero yo, para funcionar, necesito pensar que siempre habrá otro día, aunque en el fondo sepa que alguno será el último. Sólo me queda rezar para que me quede un poco más de tiempo... Sigo sin saber si lo necesito, pero lo que tengo claro es que lo quiero.