domingo, 28 de junio de 2009

Hijos de puta

Hay gente que se pregunta por qué hay personas que se hacen daño a sí mismas, ya sea drogándose a pesar de conocer sus efectos negativos o cortándose las venas para intentar morir... o sólo llamar la atención.

Realmente no sé qué lleva a cada una de esas personas que hacen ese tipo de cosas a hacerlas, pero puedo imaginar ciertos motivos que, aunque no termine de compartir, puedo entender. Algunos lo hacen porque, por el motivo que sea, no se quieren lo más mínimo y se quieren destruir. Otros porque se sienten mal por alguna razón con algo que piensan o que han hecho y pretenden de ese modo castigarse. Los hay que están tan necesitados de notoriedad que hacen lo que sea por ser el centro... Pero sea como sea, eso les atañe principalmente a ellos.

Lo que no entiendo yo es, sin embargo, por qué hay gente que hace daño a los demás cuando estos no les han hecho nada. Incluso cuando además los otros no se pueden defender, porque son niños o pobres animales. Si fuese por lo mismo que los que se hacen daño a sí mismos está bien, que hagan lo que les dé la gana con sus cuerpos o sus vidas... pero, ¿por qué no dejan en paz al resto?

La gente tiende a pensar que quien hiere a alguien está mal de la cabeza, o que directamente es un psicópata, pero no. Evidentemente ciertos trastornos, entre ellos el de personalidad antisocial -o la psicopatía si se prefiere-, provocan eso en ciertas condiciones y en determinadas personas, pero eso no lo explica todo. También hay personas aparentemente "normales", sin las características que pueda tener un enfermo mental, que por alguna razón parece que disfrutan haciendo daño a los demás.

A veces los libros no terminan de satisfacerle a uno. A mí que me digan que esa gente no tiene empatía me parece una explicación simple y con lagunas, pero cuesta aceptar que haya gente que no tenga déficits emocionales ni patologías que expliquen sus repugnantes actos de violencia. Realmente a la gente le cuesta asumir que existen auténticos hijos de puta, pero existen. Lo que aún no sé es por qué... pero tengo muy claro que ya me he encontrado con más de uno.

La verdad es que no puedo acabar de odiar a una persona que sé que de algún modo está enferma... Aunque haya cosas que nos parezcan injustificables, cuando los engranajes de una persona no funcionan como deberían es muy complicado saber qué puede pasar... Sin embargo, no saber qué impulsa a un hijo de puta, o no conocer ningún motivo que explique aunque sea mínimamente su comportamiento o su forma de ser, me permite odiarlos a todos. Y, la verdad, no creo que eso cambie... Dudo que alguna vez encuentre una razón lo suficientemente poderosa para hacerme pensar de otra forma.