martes, 18 de noviembre de 2008

Miedo

Siempre que me preguntan a qué tengo miedo respondo que a nada. Pocos se lo creen, y muchos dicen que a la muerte. Dicen que es adaptativo temerla, pero yo creo que lo adaptativo es sólo evitarla. El miedo, a veces, sólo es un engaño primitivo para mantenernos alejados de lo que puede acabar con nuestra existencia. Siendo conscientes de qué puede matarnos, deja de ser útil temer, porque vamos a mantenernos distantes igualmente.

Anteayer pensé que podía morir. En realidad no me ocurrió nada grave, o al menos eso creo, pero por mi historial médico y la causa de la muerte de una persona de cada rama de mi familia, pensé que quizás el síntoma que noté podría derivar en algo... digamos horrible. De hecho no he terminado de descartar esa opción, pero el caso es que, mientras pensaba en el posible desenlace de la situación que estaba viviendo, no tuve miedo. Sentí tristeza, porque aún hay muchas cosas que me gustaría poder hacer, cosas que me gustaría arreglar... y también un poco de pena por el fastidio que sería para mi familia. Es un poco incómodo morirse en estas fechas, ya se sabe...

Pero no hubo miedo. Y desde que me acuerdo, cada vez que lo he pensado, no lo he tenido. Claro que me genera un poco de ansiedad imaginarlo, pero acaso la misma que cualquier otra situación que tienes que enfrentar y de la que no conoces nada.

Como eso de no tener miedo es, en teoría, imposible, he pensado que quizás esté yo en un error y esa sensación inofensiva que comenté es realmente el miedo. Pero debo decir que, si es eso el miedo... no me da ningún miedo.