miércoles, 5 de noviembre de 2008

Por si acaso

Nadie sabe cuánto le queda, y como no sabe si va a tardar mas él en volver a hablarle que el tiempo de su reloj en agotarse, le gustaría dejar constancia en alguna parte de lo que hoy, aquí y ahora, que otro día será en algún momento, piensa, pensó, siente o sintió.

Para alguna gente es difícil elegir un momento para decir "te quiero". Para alguien como ella ya es complicado decirlo alguna vez, como para acertar a escoger una buena ocasión. La última vez que se lo quiso decir pensó que no era el momento oportuno, así que lo fue aplazando varios días hasta que acabaron discutiendo por alguna tontería y se quedó sin decirle nada. No sabía por qué tenía esas ganas de decirle cuánto le importaba. Era como si alguno de los dos se fuese a morir al día siguiente, tenía una necesidad imperiosa de que él supiese cuánto le quería... pero no pudo ser.

Así que, aunque ella al final no se lo volvió a decir una vez más, aquí queda recogido que sí, que hasta el final de sus días -o al menos de sus días juntos- él le importaba. Y le importaba bastante, como sólo un puñado de gente te llega a importar en la vida.

A pesar de todo lo que pasó algún día, seguía creyendo en él... y lo último que él le dijo no es que no se lo quisiera creer para no hacerse daño: es que directamente no se lo creía. Porque lo conocía, sentía que lo conocía tan bien que aquello no podía ser verdad. Ya tuvo antes esa sensación con otra parte de la historia y estuvo en lo cierto.

Aún hoy, cada vez que pasa por cierto lugar, se imagina enseñándoselo a él. Guiándole por una ciudad para él desconocida, llevándole a los sitios que significan algo para ella porque ese simple hecho haría que significasen algo para él. También se sigue soñando allí, con él, rodeada de todo lo que a él le importa, y siendo ella a quien llevan a conocer lo que hasta ese momento sólo había podido imaginar.

Y es triste, porque lo siente tan lejos que no se atreve a decirle que, si se muriese mañana, se moriría echándole de menos, porque lo extraña tanto que, cuando piensa en él, incluso sus lágrimas saltan de sus ojos para ver si ha vuelto ya... pero acaban muriendo como no quisiera hacerlo ella: sin haberle visto al fin.