viernes, 21 de agosto de 2009

Matices

Cuando era algo más joven me daba rabia escuchar cómo los demás me contaban la que iba a ser mi vida basándose en sus experiencias y en cómo creían que resultarían las mías. Por poco que me guste, más de uno acertó en alguna cosa que otra, pero no todos ni en todo, y aun así hay matices de aquellas cosas que, para mí, las hacen bastante diferentes de las que ellos me vaticinaron.

Yo misma empecé a pensar que la vida era como una sucesión de situaciones o de encuentros más o menos del mismo estilo y que coincidían para todo el mundo, aunque existiesen los matices aquellos. Aconsejaba a quien me lo pedía pensando en mis propias vivencias, y aún ahora pienso, cuando observo a otros, que van directos a cometer un error que yo ya cometí tiempo atrás. Y los veo cayendo antes de haberse ni siquiera tropezado, como ya hiciesen otros conmigo. Pero todo, incluso esto, tiene matices.

Me pongo en lo peor y también a los demás, pero sigo dejando una puerta abierta al factor sorpresa y un poco de alimento a la esperanza, porque sé cómo de importantes pueden ser los matices que diferencian dos historias que, por mucho que lo pueda parecer, no son iguales. Todos tenemos derecho a equivocarnos o a rectificar... Y a soñar que, de vez en cuando, no podamos predecir lo que va a ocurrir. Que de pronto alguien empiece a improvisar y perdamos el hilo de nuestro guión particular para encontrarnos con otro que nunca nadie más leyó.